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  • Asesinatos en cayucos a Canarias: la ley del machete y el ‘guiri-guiri’

    » Diario Cordoba

    Fecha: 23/02/2025 17:14

    Dos cayucos de madera de gran tamaño, catorce detenidos y doce personas asesinadas, entre ellas un bebé de 14 meses. A la madre de ese menor, a quien le arrebataron de sus manos a su hijo para tirarlo al mar, también le mataron a su hermano en los días de la amarga travesía. El Servicio de Información de la Guardia Civil de la Zona de Canarias ha logrado mostrar a la sociedad, en apenas dos meses, la otra cara de la inmigración irregular por vía marítima desde África hacia el Archipiélago: La existencia de patrones en los barcos que no sólo son contratados por las mafias para llevar el timón y repartir la comida y la bebida, sino también para poner orden con la máxima violencia si fuera necesario. Machetes y látigos Para imponer esa Ley no escrita por la que nadie debe poner en peligro la estabilidad de la embarcación en todos los sentidos, esos guardianes utilizan machetes, cables en forma de látigos o el guiri-guiri, que es una especie de cinturón de piel animal. Este último objeto se moja en el mar antes de ser usado con el objetivo de que haga más daño al golpear a las víctimas. Antes de llegar a la costa o de ser rescatados, todos esos efectos son tirados al mar para eliminar pruebas, al igual que los GPS. Ley del silencio Después está la otra Ley, la del silencio y la del miedo. Todos los inmigrantes llegan atemorizados a tierra, con mucho miedo a hablar de las experiencias que han vivido y, sobre todo, de identificar a quienes, en el mejor de los casos, los han intimidado, y de sus aberrantes prácticas. El teniente jefe del Servicio de Información de la Guardia Civil en el Archipiélago, que prefiere mantener su anonimato, recalca que, por ahora, "son casos aislados" y que no en todas las embarcaciones con migrantes ocurren asesinatos. Las heridas El germen de sus dos operaciones para esclarecer esa realidad silenciada de los cayucos han sido las lesiones que presentaban algunos de los supervivientes. Las heridas no eran compatibles con simples golpes por la dura navegación ni cortes fortuitos. En la embarcación que arribó al puerto de La Restinga, en El Hierro, el pasado 28 de diciembre, un hombre presentaba una herida en la cabeza que fue realizada con un machete. Y otro mostraba otra lesión en la frente, que supuestamente se realizó con un cable utilizado como látigo. El personal sanitario de un centro hospitalario fue quien detectó signos de una violencia inmensa y, como es su obligación, esos datos se los comunicó a los guardias civiles. Así comenzaron ambas operaciones. Desde Senegal El denominador común de los cayucos en que hubo asesinatos es que partieron de Senegal y transportaron a un número muy elevado de personas, más de 200. En todos los casos, los detenidos por las lesiones y muertes violentas son de nacionalidad senegalesa, mientras que las víctimas proceden de Guinea Conakri o de Gambia. Los agentes tuvieron que afrontar una labor investigadora ardua para esclarecer los doce asesinatos. Uno de los aspectos fundamentales está en la toma de declaración a los testigos; una tarea para la que los profesionales del Instituto Armado tienen que tener una especial sensibilidad y una empatía considerable con el fin de lograr su objetivo. El mando de los investigadores apunta que, cuando él ha estado presente, en ninguna de las primeras entrevistas los supervivientes quisieron hablar. Es un ejemplo de que no resulta sencillo saber qué pasó desde que la embarcación partió de la isla senegalesa de Bassar el 20 de diciembre. Los familiares Muchos de quienes llegan a las costas canarias proceden de entornos humildes y temen que los familiares que quedaron en sus lugares de origen sufran la violencia de las organizaciones criminales que promueven los viajes hacia Europa en cayuco. "Pero una vez que logramos que se sientan seguros y confían en la Guardia Civil, en la Justicia y en las instituciones, empiezan a hablar poco a poco", señala el teniente. La joven madre El mando explica que la declaración que más costó recabar fue la de la mujer de alrededor de 30 años a la que le mataron a su bebé y a un hermano. Según otras fuentes, dicha víctima se encuentra ya fuera de Tenerife. También resultó difícil conseguir el testimonio en sede policial y judicial de la pareja del migrante de 50 años que fue asesinado junto a su hijo, de 18 años. El detonante de los episodios de extrema violencia surgen, a veces, por situaciones de pánico que viven uno o varios de los subsaharianos tras varios días de navegación, con escasez de víveres. En esta ocasión, todo indica que un problema en un motor desencadenó el miedo insuperable de una o varias víctimas. Y los ahora acusados presuntamente no estaban dispuestos a que esa inestabilidad emocional pusiera en riesgo el viaje hacia Canarias. Al igual que en el cayuco llegado a finales de noviembre a El Hierro donde fueron asesinados otros cuatro varones, los patrones esta vez volvieron a atribuir su presunto comportamiento brutal a que algunas personas podían traer mala suerte. Pero los investigadores no se lo terminan de creer. Además, les resulta llamativo que todas las víctimas fueran oriundas de otros países. Después de conseguir identificar a los patrones implicados en los hechos, otro trabajo complejo de los guardias civiles fue poder localizarlos a todos tanto en Tenerife como en Madrid, León y Almería. El Servicio de Información de Canarias tuvo que reclamar colaboración a sus compañeros de diversas provincias para tratar de encontrar a los mencionados individuos, pues algunos ya no estaban en centros, lo que elevó la complejidad de su localización. Con nombres, fotos y señas físicas, los agentes debieron realizar labor de campo. El mando resalta el trabajo desarrollado por el fiscal delegado de Trata de Personas y Extranjería de Santa Cruz de Tenerife. Tras la presentación ante el Juzgado de Instrucción número 1 de La Laguna con los indicios recabados, el titular de dicho órgano, César Romero Pamparacuatro, acordó el ingreso de prisión de tres de ellos en Tenerife. Y lo mismo ocurrió con los apresados en Madrid, León y Almería. Según refiere el teniente, "es bonito ver que a estas víctimas se las puede encauzar para que tengan una vida digna a partir de ahora".

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