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  • El cielo con las manos: el logro que abrió 40 años de altibajos

    » Elterritorio

    Fecha: 23/02/2025 11:39

    En diciembre de 1984, Independiente superó al Liverpool y se alzó con la Copa Intercontinental. Dos meses después, con sus figuras, visitó Villa Sarita por el torneo Nacional y cayó ante Guaraní. Se trata, probablemente, del mayor éxito del fútbol misionero, dada la relevancia del rival y el impacto que tuvo en el país. Y es un partido que aún recuerdan los protagonistas, que cuentan cómo lo prepararon, destacan la sabiduría del DT Pancho Sá y se animan a examinar las cuatro décadas posteriores. domingo 23 de febrero de 2025 | 1:30hs. Labaroni y Moulia, vitales en aquella victoria con el gol de Palito Arce. Misioneros por adopción, llaman a que los clubes potencien el trabajo en inferiores para que a futuro puedan pelear a nivel nacional. //Foto: Marcelo Rodríguez. "La fiesta fue total en Posadas, en el estadio de Villa Sarita, donde el local Guaraní Antonio Franco conquistó un triunfo resonante que quedará registrado como tal en la historia deportiva de Misiones", publicó El Territorio el 25 de febrero de 1985, un día después de la gran hazaña franjeada. Mañana se cumplirán 40 años de esa hazaña. De esa tarde en el Clemente Argentino Fernández de Oliveira en la que la Franja escribió, quizás, la página más gloriosa de su historia. Una tarde en la que el equipo de una provincia alejada de la vorágine de la Ciudad de la Furia le demostró al mundo por qué el fútbol es uno de los deportes más lindos del mundo. Una tarde en la que un partido de fútbol se transformó en mucho más que solamente un partido de fútbol. Una tarde que se convirtió en un hito, que es difícil de olvidar y que, seguramente, nunca se olvide. El 1-0 de Guaraní sobre Independiente por el torneo Nacional significó, quizás, el momento más importante del fútbol misionero. Que se entienda y no es por desmerecer a todos los equipos que antes habían jugado un torneo Nacional. No podemos olvidarnos del Guaraní del 71, el primer equipo de Misiones en jugar en Primera División. No podemos pasar por alto a Mitre, que llegó en 1972 y 1975 a la elite del fútbol argentino. Tampoco a la Franja en sus ediciones 1981 y 1982, con el súper River de Mario Alberto Kempes y Daniel Passarella enfrente. Pero ese 1985 y ese partido tuvo un condimento especial. Independiente llegaba con todas sus figuras a excepción de Ricardo Bochini. Venía de ganarle en Tokio, Japón, a Liverpool por 1-0 con gol de José Percudani. Ese mismo equipo llegó a Misiones para un partido más de un torneo Nacional. No fue un partido más, ni para unos ni para otros. "Esto ese día era un infierno, una caldera. No había un lugar, la gente estaba arriba de la techada", recordó Darío Labaroni, capitán de ese equipo. Un hombre que llegó para jugar en la Franja y se quedó a vivir en la tierra colorada. Lo mismo le pasó a Eduardo Moulia, defensor emblema durante muchos años del club de Villa Sarita. "Se hizo como una familia de guerreros. Éramos guerreros. Salimos a la cancha a ganar. Hasta kamikazes se puede decir que éramos", contó el ex defensor. Julio 'Palito' Arce llegó desde Corrientes para jugar en Guaraní y tuvo uno de los mano a mano más importantes del fútbol misionero. Amagó ante el uruguayo Carlos Goyén y la mandó al fondo de la red. Sin saberlo se metió en la historia del mundo Guaraní. "La gente se acuerda. A veces me reconocen en la cancha y me agradecen", comentó el correntino y hasta confesó que hasta su trabajo llegaron hinchas a saludarlo y agradecerle por ese gol. "Una vez me llamaron porque alguien había preguntado por mí. Pensé que había un problema con el trabajo, pero era un hincha que me dijo 'me enteré de que trabajabas acá y quise pasar a saludarte'. Soy un agradecido por todo eso", se emocionó Palito. Esa tarde hubo un actor fundamental, fuera de la cancha. Francisco Sá, Pancho. El entrenador convenció a sus jugadores, les hizo creer que podían, que enfrente había hombres, no nombres. Que más allá del escudo, en el fútbol son 11 contra 11. Supo cómo jugarle a ese Independiente y fue clave para la hazaña en el Clemente Argentino Fernández de Oliveira. Dicen, los protagonistas, que Pancho Sá estaba en todos los detalles. Que le hizo cambiar la camiseta al campeón del mundo porque al Rojo le molestaba jugar contra "la de River". Esa tarde dejó, también, un relato histórico de la voz de Ramón Fonticiella, un uruguayo que se fue exiliado de su país y vivió varios años en Misiones. Ese relator pudo volver a su país natal luego de la dictadura y llegó a ser parte del Senado. Pero qué le pasó al fútbol misionero después de esa tarde. Cuatro décadas después de ese hito es difícil pensar en un equipo de la tierra colorada en la Primera División del fútbol argentino. Es cierto que hace un par de semanas Mitre festejó el ascenso al torneo Federal A, que jugará por primera vez en su historia, pero en 40 años solamente un equipo pudo llegar a lo más alto: Crucero. Pasaron ya 10 años desde que el Colectivero jugó en la elite. En el medio, más amarguras que festejos. Crucero metió cuatro ascensos en una década, pero luego bajó rápidamente. Guaraní tuvo, entre 2012 y 2015, un renacer, pero desde 2018 deambula con mejores y perores actuaciones por el siempre complicado torneo Regional. Durante los 90 hubo finales, hubo ilusión. Guaraní no pudo volver a la B Nacional, Rosamonte estuvo a las puertas de la segunda categoría y Tigre sorprendió desde Santo Pipó. A principios del nuevo siglo fue Candelaria el que irrumpió en la escena, pero su buen andar fue efímero. Misiones no pudo mantenerse y crecer. Le cuesta y parecen ser lapsos cortos. Por eso, las tardes como la del 24 de febrero de 1985 son tan recordadas y añoradas. Están en la memoria, pero también está la ilusión de que regresen y de que la tierra colorada pueda escribir nuevas páginas gloriosas. Compartí esta nota:

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