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  • Montero y Sánchez: tú a Sevilla y yo a Kiev

    » Diario Cordoba

    Fecha: 23/02/2025 11:34

    A las 11.20 horas se puso en marcha el aplausómetro en el Palacio de Ferias de Armilla. Desde el estrado del congreso, José Entrena, que acaba etapa como secretario provincial de Granada, comenzó a saludar a invitados ilustres: Grande Marlaska, Luis Planas, Magdalena Álvarez, Gaspar Zarrías, Santos Cerdán, Pilar Alegría, etc., etc. Y cada uno iba levantándose y saludando al tendido. Lleno a rebosar y con cientos de personas en las puertas sin poder acceder. La militancia aplaudía, vitoreaba, muchísimo a Sánchez, claro, también a Montero. De momento, Montero se levanta, alza la mano y electriza al PSOE andaluz. Llegará un día, tal vez hoy, cuando se consolide quienes entran y quiénes no en la dirección regional, y quienes dirigen de verdad las provincias, que comenzará a tener cadáveres en el camino. Ahora son cadaveritos todavía, sin importancia. Conserva el poder de electrizar. Pedro Sánchez, aclamado por los socialistas andaluces en Armilla. / A. J. González Aplausómetro También para Óscar López, secretario general del Partido Socialista de Madrid, que a lo mejor viene a comparar como son las federaciones socialistas en crisis y ayunas de poder institucional autonómico. Ovación para María Márquez, miembro de la nueva ejecutiva regional, valor más que emergente, llamada a grandes misiones; para Rafael Escuredo, investido en Armilla como presidente de honor del partido. Pero aplausos claro, para María Jesús Montero. Ella mismo lo dijo nada más subirse al estrado: “qué subidón”. El socialismo andaluz ha cruzado estos días un puente que deja atrás el territorio de la resignación para adentrarse en el de las expectativas. No lo tienen fácil pero el combustible del entusiasmo, no el único necesario para llegar a la meta, comienza a entrar en sus depósitos. Hacía uno estas reflexiones palpando el ambiente general cuando María Jesús Montero afirmó que Pedro Sánchez “está en el lado correcto de la historia, convertido en referente socialdemócrata de Europa”. El lado correcto, dijo Montero, “estando del lado de palestina y de Ucrania, de los débiles y de los desfavorecidos”. También en Armilla estaba en el lado correcto: o sea, en primera fila, sonriendo, con la camisa azul casi vaquera de los mítines. Después de estas loas a Sánchez, muy celebradas, se esperaban, claro, las invectivas a Juanma Moreno, al que Montero acusó de dar paso a la ultraderecha “en un pacto vergonzante” que desalojó del poder a Susana Díaz, que había ganado las elecciones. Díaz, más a gusto en primera fila que en el programa de Risto, sonrió beatífica. No faltó el andalucismo El andalucismo es un invitado ya bienvenido en los actos de todos los partidos andaluces. Salvo Vox. Antes no. Antaño la blanquiverde tenía que competir con la rojigualda si es que no esconderse o no asistir. Pero Montero no estaría en forma si no golpeara en la pupita del PP andaluz: la sanidad. Que la quiere universal, eficaz y gratuita. Y con éxito e investigación vanguardista. No ahorró cifras sobre las lacerantes listas de espera en Andalucía. Montero habló mucho y habló en andaluz, apelando precisamente al orgullo del acento, exponiendo su idea de lo andaluz, citando a Lorca. Iba del tópico al hallazgo, de la reivindicación al venablo, de Juanma Moreno a Sánchez, de las presuntas corruptelas del PP de Sevilla al recuerdo de las infraestructuras que realizaron en Andalucía los gobiernos socialistas. Un discurso mitinero sin papeles es siempre un reto y un reflejo del cerebro del orador, de cómo va y viene a los asuntos, de como combina lo efectista con lo pedagógico, lo euforizante con lo serio, lo banal y el chascarrillo con los eslóganes. Montero habla, mitinea, mucho mejor que antes, pero pronto puede comenzar a repetirse. Pedro Sánchez y María Jesús Montero clausuran el 15º Congreso del PSOE Andalucía / Quien tiene casi siempre estribillos nuevos es Sánchez, testigo e impulsor de la puesta a punto del PSOE-A, que comenzó su intervención, además de con unas frases de complicidad con Juan Espadas, que, decíamos ayer, está aquí como quien va a la boda de su ex, hablando sin demasiados preámbulos de los oligarcas tecnológicos. Sánchez gobierna, pero en el mundo ejerce de oposición. A Elon Musk, por ejemplo. Pero no tardó en bajar a lo terrenal. Piropos a María Jesús Montero, piropos políticos desmedidos, haríamos bien en decir. Lo decimos. Sánchez iba de lo nacional a lo andaluz en esta gira en la que va por toda España clausurando congresos regionales de federaciones del PSOE a su medida, dirigidas en buena parte por ministros suyos. Sánchez necesita un PSOE en forma para seguir en Moncloa, cosa que se complica a tenor de los sondeos. “El futuro siempre da la razón al progreso”, vociferaba el presidente del Gobierno defendiendo la creación de una empresa estatal de la vivienda “para fomentar el acceso de los jóvenes”. Novedades. Sánchez, que al abandonar el estrado marcharía desde el aeropuerto de Granada para Kiev, reiteró su apoyo a Ucrania, país agredido.En unas horas estará con Zelenski. Así es la agenda de un presidente. Desayuno con la alcaldesa de Armilla y encuentro a la tarde con dirigentes ucranianos. Un día en Castilla y León, al otro a Barcelona. Y si hoy es domingo esto es Granada. O Kiev. Hay que valer para vivir así. No hay descanso.

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