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  • El oscuro mundo de los alumnos de la UBA procesados por acosar a una compañera que vendía contenido en OnlyFans

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 22/02/2025 08:30

    La Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, donde ocurrieron los acosos Esta es una historia de los hombres que odian a las mujeres, de la cultura incel. Célibes involuntarios, significa el término: varones tóxicos que se esconden en el anonimato de internet para ventilar su resentimiento. En ocasiones, convierten a las mujeres que odian en un blanco y publican su información personal. Luego, pueden ir más lejos. La historia transcurrió en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires entre mediados de 2022 y mediados de 2024. La protagonizaron dos alumnos de la carrera de Ciencias de la Computación: Federico J. y Gaspar O. D., de 26 y 24 años. El supuesto blanco de Federico y Gaspar fue una compañera en particular, de su misma edad. Por el acoso, la joven dejó de asistir a clases. Al fin y al cabo, el anonimato -si es que son culpables- no les sirvió de nada. Federico y Gaspar fueron acusados en la Justicia, con una extensa y meticulosa causa en su contra a cargo de la jueza Alejandra Provitola, titular del Juzgado N°38 junto a la Fiscalía N°18. Hay un chat en el expediente que ilustra el punto, la dimensión del acoso y la denigración. Ocurrió en Telegram en noviembre de 2023, entre la primera alumna y un joven que, sospechaba ella, era su compañero, uno de los acusados, posiblemente Federico J. La cuenta que le escribía se identificaba con el alias “I NATE HIGGERS”, una versión invertida de “YO ODIO A LOS NEGROS”, expresión racista en todo sentido. -Cómo me vas a hacer esto. No tenés códigos. -El que estudia computación sos vos. -Muy bueno. Haceme mierda. Escrachame. Rompeme con la cinturonga. La joven vendía contenido erótico en Only Fans. Fotos de ella semidesnuda, más que nada Lo hacía bajo un alias, tomado de un animé japonés. No se lo decía a sus compañeros de facultad. Sin embargo, sus acosadores lo supieron. Le enviaron los links de su perfil, así como una oferta de mil dólares para tener sexo, entre mensajes soeces. “No soy Gaspar”, aclaró el hombre del otro lado del teléfono en una de esas comunicaciones. Hoy, Tribunales comienza a sellar las suertes de Federico y Gaspar. Luego de que la Sala V de la Cámara Criminal y Correccional, integrada por los jueces Ricardo Pinto y Hernán López, confirmara los procesamientos de ambos en octubre y diciembre de 2024 por los delitos de coacción y hostigamiento digital, la jueza Provitola cerró parcialmente la instrucción de la causa luego del pedido de elevación a juicio de la fiscalía. Así, envió a Gaspar -que permanece bajo prisión domiciliaria en un departamento de Flores- a proceso oral. Con respeto a Federico, pidió que se profundice la investigación en su contra. En términos de imputación, el cuadro es peor para Gaspar que para Federico. Al estudiante de 24 años -que fue empleado en blanco por varias empresas del rubro- se lo acusa del delito de intimidación pública, cuando en agosto de 2024 en “Grunt Posting”, un canal de Telegram que, cree el Juzgado N°38, controlaba, posteó su deseo de atacar con una escopeta a los “kukas” de su facultad que se reunirían en una fiesta del Pabellón 2 de exactas. La amenaza, detectada por estudiantes de la facultad, fue denunciada en cuestión de horas. Gaspar fue allanado en su departamento de Caballito por la División Unidad Investigación Antiterrorista de la PFA; se entregó a la Federal luego de que Provitola emitiera un pedido de captura internacional en su contra. Terminó encerrado en el penal de Ezeiza. Luego, salió. La compañera que posteaba en OnlyFans reportó a sus acosadores en la universidad, lo que llevó a que Federico J. y Gaspar O. sean echados de diversos espacios ligados al estudio. El acoso fue negado por Federico J. a otra compañera luego de que los estudiantes se volvieron en su contra: “Yo no la acosé, me contacté con ella a través de OnlyFans o Telegram, para poder tener relaciones. No quiso y listo, le dejé de hablar”, aseveró. Federico J. también está acusado de mensajear a su compañera dentro de OnlyFans, con el alias “Leíto”. La jueza Provitola envió un oficio a la plataforma para obtener respuestas. Las obtuvo. La información enviada por el gigante global del contenido erótico reveló que Federico era un usuario de OnlyFans: la dirección IP reportada por la plataforma coincide con el domicilio de sus padres. La dirección de email de Federico reportada a la jueza por OnlyFans también fue informada a la Justicia por la Universidad de Buenos Aires. A la alumna ya la habían vuelto un blanco mucho antes. En 2022, un usuario identificado con la letra “G” publicó en el canal “Grunt Posting” de Telegram: “¿Siempre te calentó la ‘milipili’ de la facultad que va con camisa y tacos a cursar? ¿La que viaja en el subte leyendo algunos días y los demás está poniéndose al día con la música de moda? ¿La que nunca te animaste a encarar en un bar por miedo? ¿La vecina del barrio que te cruzas siempre en las cuadras céntricas y de comercios? ¿Y no te encantaría divertirte con ella? ¡Contenido, videollamadas y más!” Luego, “G” publicó allí un link de Telegram de su compañera. Minutos más tarde, aclaró: “Es de la facu”. La trama de los grupos de Telegram en Ciudad Universitaria, un submundo en la facultad misma, llega a tonos más grotescos. Según la imputación detallada en el procesamiento, Gaspar había “integrado o promovido” el grupo “Incels DC UBA” donde se habla peyorativamente de mujeres de la facultad, cuyos integrantes las califican por su aspecto”. El grupo fue reportado por dos alumnas, que señalaron a Gaspar como su administrador. En su indagatoria, el estudiante lo negó y señaló como responsable de “Incels DC” a un compañero. Otra alumna, también testigo en la causa, habló sobre el vínculo entre ambos imputados: “A Federico Juan lo habíamos agarrado porque se copió en un examen y después publicó en uno de los grupos de alumnos defendiendo copiarse y Gaspar lo defendía, así que amigos eran, y tengo amigos que cursaban con ellos y los veían juntos siempre”, declaró en el Juzgado N°38. La víctima, en su declaración, habló de la extensión del daño. Afirmó que a esos grupos de Telegram “no solo lo integraban los alumnos, sino también docentes, que pudieron haber visto cosas mías”. Los acusados, según declaró, “sabían muy bien lo que estaban haciendo, sabían que estaban humillando”.

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