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» Diario Cordoba
Fecha: 20/02/2025 17:36
Antaño era un patio, uno de esos tantos patios que llenan de color las antiguas casas de Córdoba. Sin embargo, el tiempo quiso que sus rincones impregnaran a todo el que pasara por allí de una magia como en pocos lugares de la capital cordobesa se irradia. Ahora es una plaza en la que desemboca una de las callejas de Córdoba que mayor encanto desprende. A este rincón puede llegarse desde dos calles. Por una de ellas se accede rápido a la placita. Por la otra, los ojos se detienen irremediablemente en la arquitectura andalusí que gobierna la vista desde que uno se asoma por la esquina. Aires del califato Al atardecer, el sol deja destellos anaranjados sobre la luna creciente y la estrella de ocho puntas que coronan un yamur de cinco esferas decrecientes, en lo más alto del alminar. Se respiran aires del califato. De noche, los faroles dibujan un aura de misterio milenario. La torre de la mezquita alza su porte imponente. No es excesivamente alta, pero, entre aquellos sinuosos callejones, su figura domina las miradas. Una buganvilla tiende, como si fuera una melena, sus flores sobre una de las fachadas. Alminar en la calle de la Hoguera, en Córdoba. / Ramón Azañón A estas alturas, el cordobés intuirá que dicha postal se encuentra entre las calles Deanes y Céspedes, en la conocida calleja de la Hoguera que une ambas vías tras pasar por la plaza Miguel del Moral Gómez, pintor cordobés y uno de los fundadores del Grupo Cántico. Vista de la calle de la Hoguera, en Córdoba. / Ramón Azañón Quien haya paseado por allí coincidirá en que se trata de uno de los rincones más mágicos de Córdoba. Y en que las prisas pueden hacer que pase por alto. Se encuentra escondido, pero es que antes era inaccesible. La plaza fue en su día un patio. Una casa se interponía entre los dos callejones. O, como a los árabes les gustaba llamarlos, entre los dos zucaques. La historia de la calleja No había salida ni a un lado ni a otro hasta el siglo XX. Durante la alcaldía de Antonio Cruz Conde, que gobernó Córdoba entre 1951 y 1962, aquel pasadizo volvió a abrirse, quedando la calleja actual. Era conocida como 'de Quero', por el apellido de un director del coro de la Catedral que vivía allí, aunque antes también se había llamado 'de la Hoguera', como recoge Teodomiro Ramírez de Arellano en Paseos por Córdoba. Desde Céspedes, la primera imagen es del alminar de la Mezquita de los Musulmanes. Menos de 200 metros separan este templo musulmán de la Mezquita aljama. Junto a ella estaba la Universidad Islámica Internacional Averroes, que mantuvo actividad formativa entre 1994 y 2001. Queda una placa informativa. El oratorio, de época andalusí, sigue acogiendo el rezo de los fieles. Su construcción se remonta al siglo XI, cuando Córdoba era una de las taifas en que quedó desintegrado el califato. La qibla, al igual que sucede en la Mezquita mayor, mira al sur en vez de a La Meca. Uno de los accesos a la calleja de la Hoguera, en Córdoba. / Ramón Azañón Es uno de los tesoros de este mágico rincón. Que, continuando en dirección a la otra entrada, pasa por una tetería y gira a la izquierda para dar a la plaza. Un restaurante ocupa parte del espacio. Más abajo, cercana al otro acceso, se conserva una columna de la casa de Luis de Góngora que el pintor Miguel del Moral recuperó. En su fueste labró las palabras: "Soy de Don Luis de Góngora. Año 1627". El recorrido por la calleja acaba -o empieza, claro- en Deanes.
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