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» Diario Cordoba
Fecha: 20/02/2025 17:35
Luis Rubiales sale de la Audiencia Nacional. / José Luis Roca La ganadora del juicio a Luis Rubiales no es Jenni Hermoso sino Olga Tubau, la abogada del energúmeno que nunca debió presidir un ente federativo y por eso mismo encaja a la perfección en el árbol genealógico de sus predecesores. El condenado pasa a ser un "agresor sexual" en público con todas las consecuencias, pero "de menor intensidad". El día en que besó a la campeona del mundo, el entonces presidente de la RFEF hubiera tachado de descabellada la mera propuesta de que debía pagar una multa. Sin embargo, hubiera firmado la sanción económica sin cárcel al iniciarse el juicio oral. Se regresa así a Tubau, con un informe final a favor de su cliente que ingresará en los momentos históricos de la España contemporánea. Durante una hora y media, barajó con habilidad sus escasas bazas y efectuó una llave de judo con la exageraciones de las acusaciones, del estilo de comparar lo ocurrido a La Manada. La letrada aterciopeló su furia de barrenadora, presumiendo exageradamente de que no sabe ni lo que es un gol. Atrajo hacia sí la furia del feminismo de casino para proteger a un defendido que da la impresión de que le cae mal. Recogerá la minuta y lo hará desaparecer de su vista y de su vida. La opinión de un juez no cambia la historia, pero la define a partir de hoy. Los no juristas conocen los hechos en su integridad, además de saber más de fútbol que los jueces y abogados de Derecho. Este grado de conocimiento les permite un veredicto que en ningún caso traspasa la esfera penal. Los más retorcidos estaban dispuestos a relativizar el beso, pero a reforzar la acusación de coacciones, finalmente descartada por el juez. Sin entrar en los códigos, el proceso ha corroborado el funcionamiento de la RFEF como una entidad coactiva, con la connivencia del Gobierno. La frase más insultante a los españoles fue pronunciada por un testigo, el seleccionador De la Fuente, al proclamar imperial que "yo no he venido a hablar de esto". Debería expulsarlo del cargo, pero también sirve para resumir una sentencia imposible.
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