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  • Investigan robo armado en oficinas de Cooperativa Cainguás en Aristóbulo

    » LaVozdeMisiones

    Fecha: 18/02/2025 00:16

    El Ruso Lohrmann no entiende de otra vida. Es un delincuente nato. Así se definió y así lo demuestra. En los cinco meses que llevaba prófugo en Europa, ya estaba inserto en un esquema criminal: dedicándose a los atracos, siendo mano de obra para un grupo de narcotraficantes y moviéndose por Alicante (España) en una imponente camioneta Porsche, con dos armas y 50.000 euros en la guantera. En una carta enviada al periodista Nahuel Gallotta (Clarín) en 2019, el mítico criminal argentino admitió que a los 15 años se calzó una pistola en la cintura y nunca más se la sacó. “Yo pienso que era mi destino. Que estaba marcado, como el de tantos delincuentes”, confesó. Rodolfo José “Ruso” Lohrmann Krenz cumplió 60 años un día antes de ser recaptura. Nació el 5 de febrero de 1965 en Concordia, Entre Ríos, y es hijo de agricultores con antepasados alemanes y holandeses. De adolescente empezó a robar camiones de ganado y de ahí en más no paró hasta transformarse en el delincuente más buscado y temible de la Argentina, dejando su huella criminal en al menos 50 países. Excepto en Canadá y en Estados Unidos, cometió fechorías en tierras europeas, asiáticas y también africanas. “En Europa también viví y asalté en Lituania, Grecia, Serbia y Montenegro, Moldavia y Eslovaquia, entre otros. Estuve hasta en Asia y en África. Robé en todos lados”, detalló sobre su mapamundi delictivo en ese mismo escrito de puño y letra enviado en 2019. De atracos y secuestros Su carrera delictiva comenzó en la adolescencia, cuando ya vivía en el partido bonaerense de Zárate. Primero manejó un camión robado, pero después se encargó de protagonizar los golpes. Cayó preso por primera vez en 1985 y más tarde volvería a caer, pasando un tiempo recluido en el penal de Sierra Chica, donde terminó de formarse como hampón. Hasta allí se dedicaba al robo de vehículos, a la piratería del asfalto y a “meter caño” en hospitales, municipalidades y fábricas para hacerse de los sobres con el sueldo de los trabajadores. Para fines de los 90 ya había recorrido todo el Litoral, incluido Misiones, donde se cree que estuvo detrás del asalto al desaparecido Banco Bisel, perpetrado en pleno microcentro posadeño en septiembre de 1999. Después de ello, optó salir del país y comenzó a jugar en las grandes ligas. “Con una banda de zona norte robamos bancos y blindados en Bolivia, Paraguay, Perú y Ecuador. Eso fue entre fines de los 90 y comienzos del 2000”, recordó en esa carta enviada a Gallotta, reconocido y experimentado periodista de temas policiales. Su sombra criminal se acrecentó en esa época. Como en Argentina el dinero escaseaba en las calles por la crisis y el corralito, Lohrmann tuvo que reinventarse y así fue como empezó a cometer secuestros extorsivos a integrantes de familias adineradas. El joven correntino Cristian Schaerer es el caso más emblemático, a tal punto que se transformó en el secuestro extorsivo más largo de la historia del país, dado que fue raptado el 21 de septiembre de 2003 y hasta hoy nada se sabe de su paradero, a pesar de los 277.300 dólares pagados por su rescate. Por ese caso hubo varios detenidos y condenados, pero solo Lohrmann parece saber qué sucedió con Cristian y encontrar esa respuesta se convirtió en una pelea contra el tiempo. Después del secuestro, el Ruso se esfumó. Fue literalmente un fantasma. Se convirtió en el prófugo más buscado del país y nunca más hubo novedades sobre él, a pesar de que con identidades falsas reingresó varias veces a la Argentina para visitar familiares. Captura y recaptura Todo cambió en noviembre de 2016, cuando cayó robando bancos y joyerías en Aveiro (Portugal), aunque recién tres meses después se pudo comprobar su verdadera identidad mediante el cotejo de huellas dactilares. Antes de eso estuvo cuatro años detenido en Bulgaria, pero nadie acreditó su verdadero nombre. Al salir continuó robando hasta caer en Portugal, donde finalmente fue condenado a 17 años de prisión. Esa pena la cumplía en la cárcel de máxima seguridad de Vale de Judeus, a 70 kilómetros de Lisboa, pero en septiembre pasado escapó junto a otros cuatro criminales extranjeros. Tras la fuga, las autoridades alertaron sobre el perfil de “peligrosidad” de Lohrmann y emitieron un pedido de captura que se irradió por todo Europa, continente que el argentino conocía a la perfección, además de que tenía experiencia para manejarse entre las sombras. Todo fue confirmado cinco meses después, el pasado 6 de febrero, cuando la Policía española recapturó al entrerriano durante un operativo ejecutado en una Alicante. Lohrmann estaba junto al británico Marck Roscaleer, otro de los fugados de Vale de Judeus. La pista del Ruso en España ya había surgido en octubre. Primero se pensó que se ocultaba en Málaga, pero en realidad se movía por Murcia y allí se asentó una comitiva de investigadores encubiertos dedicados a realizar vigilancia sobre los criminales. Como primer paso identificaron que se movilizaban en una camioneta Porsche, pero no encontraban el momento exacto para concretar la captura. Lo que apuntaló todo fue una denuncia radicada el 28 de enero, a partir de la cual los investigadores supieron que ambos fugitivos habían amenazado de muerte a una persona, dado que se encontraban trabajando para un grupo de narcotraficantes, cometiendo extorsiones y ajustes de cuentas. Una semana después el operativo final ya estaba articulado. Solo había que esperar el momento oportuno y eso ocurrió el jueves 6 de febrero. Lohrmann y Roscaleer fueron interceptados en una estación de servicios de Alicante, donde se resistieron, pero no pudieron doblegar a los agentes tácticos convocados para la misión. Dentro de la camioneta encontraron dos armas de fuego, además de 50.000 dólares y también confirmaron que, fiel a su estilo, el argentino camuflaba su verdadera identidad utilizando un pasaporte esloveno. Tras su detención, Ruso Lohrmann fue trasladado a Madrid, donde la Justicia le dictó prisión preventiva sin fianza y allí aguardará los trámites de extradición para regresar a Portugal a terminar de purgar su pena. En Argentina también lo esperan para responder por el caso Schaerer.

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