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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 13/02/2025 04:31
El matrimonio llevaba una vida de lujos y compartían una casa maravillosa en uno de los mejores barrios de Los Ángeles Eran las 16.46 de la tarde del lunes 23 de enero de 2017 cuando al CEO de la compañía Wella/Coty, Salvatore Mauceriel, quien estaba reunido en una sala con varios de sus empleados, le sonó el celular. Era una llamada desconocida desde un teléfono fijo. Nunca atendía números desconocidos, menos si estaba ocupado. Un rato después, finalizada la charla laboral, volvió a mirar su teléfono. Estallaba con todo tipo de mensajes, incluso los tenía por las redes. El primero que escuchó fue de alguien que le anunció a secas: “Fabio está muerto”. Pensó que era un mal chiste. Fabio Sementilli (49, reconocido peluquero y vicepresidente de Educación para los Estados Unidos de la empresa de cosmética Coty) era uno de los importantes ejecutivos de la empresa. El domingo le había avisado que ese lunes no iría de manera presencial. En estado de shock siguió revisando su teléfono y escuchó el mensaje que le habían dejado grabado hacía un rato desde ese número desconocido. Era la voz de Fabio. Minutos antes de morir la víctima lo había llamado desde su mansión en Woodlands Hills. Salvatore entregaría más tarde ese mensaje a la policía y este serviría como indicio de que a esa hora precisa Fabio todavía estaba vivito y coleando. Luego de esa llamada la muerte lo había sorprendido en su adorado jardín trasero cubierto con pileta y donde siempre miraba televisión y fumaba sus cigarros. Segundos después esa comunicación que fracasó, recibió siete puñaladas. Tres abrieron sus arterias. Ríos de sangre. Murió en segundos. La llamada de emergencia de la hija de la víctima, Isabella Sementilli Adiós al futuro Un minuto después entró en la casa Isabella Sementilli, la hija de 16 años de la pareja. Siguieron llamados frenéticos al 911 donde se escuchan los aullidos angustiantes de la adolescente. No tenía la fuerza necesaria para dar vuelta el cuerpo de su padre. En minutos la escena era un loquero. Muy al comienzo de los hechos, todos pensaron que era un maldito robo que había salido pésimo. Pero cuando entraron en escena los detectives de homicidios algo de lo que vieron no les cerró. ¿Cómo podía ser que unos ladrones entraran a una mansión en un exclusivo barrio como ese, quitaran las cámaras de video, mataran al dueño y se fueran sin tomar de la muñeca de su víctima un Rolex valuado en más de ocho mil dólares? No era un botín para despreciar. Extraño. La víctima, Fabio Sementilli (49, originario de Toronto, Canadá, donde había trabajado como Director Creativo de Wella) era toda una celebridad en la industria de la belleza y ocupaba un puesto ejecutivo en Wella/Coty, empresas que en 2020 se escindieron. Fabio tenía un hijo varón, Luigi, de su anterior pareja. Con Mónica llevaba casado dos décadas en las que habían tenido dos hijas: Isabella (la que descubrió el cuerpo y hoy con 23 años sigue sus pasos en el mundo de la cosmética) y la menor Gessica. El matrimonio llevaba una vida de lujos y compartían una casa maravillosa en uno de los mejores barrios de Los Ángeles. El 2017 sería un año de festejos: en breve la pareja celebraría los veinte años de matrimonio, cumplía treinta de haberse recibido como estilista y, el 13 de julio, alcanzaría los 50 años de vida. Pero ese lunes de enero su futuro de éxitos quedó cancelado. El 20 de enero de 2017, tres días antes de morir, Fabio había escrito en Facebook un largo agradecimiento: “Hace treinta años un día como hoy recibía mi certificación de estilista y empezaba con optimismo mi carrera. De una familia inmigrante, ética y trabajadora sin pedigree en peluquería, pero con una convicción llena de esperanzas y sueños. Debo dar un millón de gracias a mis mentores, mis amigos y mi familia, empezando por mi madre que siempre creyó en mí y me transmitió la fortaleza para levantarme siempre y seguir adelante. Le debo tanto a mi primer mentor profesional, mi hermana Mirella (...) He sido verdaderamente bendecido e inspirado por los mejores creadores y talentos, tanto en el salón como en el backstage en los escenarios del mundo. Estoy lejos de la perfección, pero en el camino he servido a miles de clientes con integridad y haciendo amigos para toda la vida (...) Nunca fui un tipo de ver el vaso medio vacío, soy un optimista. No acepto el hábito de la negatividad a mi alrededor (...) Mi cita favorita de Dr King: Si no puedes ser un árbol, sé un arbusto. Si no puedes ser una autopista, solo sé un sendero. Si no puedes ser el sol, sé la estrella. No es por el tamaño que ganas o pierdes. Sean los mejores en lo que sea”. Y en su perfil de esta red la frase que lo presentaba era: “Agradecido por mi amada familia, amigos de toda la vida y a la industria que amo. ¡Vive, Ama y Ríe!”. Sabiendo lo que ocurrió 72 horas después de este posteo, todo se tiñe con el color de la ironía. Una dramática ironía. Fabio Sementilli tenía 49 años y era un reconocido peluquero, directivo de una empresa de cosméticos de Estados Unidos, cuando el 23 de enero de 2017, dos personas lo apuñalaron en su mansión de Los Ángeles y escaparon en el Porsche Carrera de la víctima Siete minutos para matar A los detectives, Mónica Sementilli les dijo que a la hora del crimen estaba en un local de la cadena Target. De hecho, las cámaras de la calle la ven irse de su casa con esa dirección, en su camioneta negra Ford F-150, a las 15.26. Cuando le pidieron que especificara si les habían robado algo de casa, ella confirmó que sí. Había encontrado el gabinete de su master suite abierto donde faltaban unos 11 mil dólares en distintas monedas y unas alhajas de poco valor. Descubrieron que los intrusos también se habían llevado del garaje las grabaciones de las seis cámaras de seguridad que tenían instaladas los Sementilli. La policía tuvo que recurrir a los registros de las cámaras callejeras y de otros vecinos. Y a las antenas para rastrear todos los teléfonos celulares involucrados. Con todo eso y los testimonios recogidos pudieron establecer la hora exacta en que los salvajes perpetradores habían cometido el homicidio. Habían tenido solamente 420 segundos. Suficientes para apuñalarlo hasta morir antes de fugarse en el auto de la víctima, un Porsche Carrera modelo 2008 al que abandonaron a ocho kilómetros de la residencia. Pero en las imágenes era imposible ver sus caras, iban convenientemente encapuchados. El día del funeral, luego de la ceremonia, en el jardín de la casa, un amigo de Fabio observó a la viuda conversando con alguien. Ese tipo se llamaba Robert Baker, era un entrenador del gimnasio al que ella iba. Algo no le gustó, no pudo precisar bien qué fue, así que disimuladamente sacó una foto con su celular y se la envió a la policía. Su intuición fue certera. Los amigos estaban tristes, shockeados y sorprendidos. Pero vieron que Mónica no estaba deshecha en ningún mar de lágrimas por haber perdido a Fabio. De hecho, enseguida retomó su vida y comenzó a salir a bares y teatros. Hasta viajó dos veces a Las Vegas y una a Myrtle Beach con ese mismo amigo de la foto del funeral. En febrero de 2017, cuando le preguntaron a Mónica por el nombre de su entrenador en el gimnasio, ella adujo no recordar el apellido. Ya habían comenzado las sospechas. Los detectives no les perdían los pasos. Poco después estaría claro que eran amantes. A los detectives, Mónica Sementilli les dijo que a la hora del crimen estaba en un local de la cadena Target. De hecho, las cámaras de la calle la ven irse de su casa con esa dirección, en su camioneta negra Ford F-150, a las 15.26 Un hombre misterioso y sangre ajena El 14 de junio de 2017, seis meses después del crimen, Mónica y Robert Baker fueron detenidos en un semáforo por la policía de Los Ángeles con la excusa de que el auto que conducían parecía tener una denuncia por robo. Al volante del nuevo vehículo de Mónica, un Ford Mustang GT negro, iba Baker. Los oficiales iban preparados para grabarlos sin que ellos lo supieran. Los esposaron y los sentaron en el asiento trasero del patrullero. Las cámaras policiales los grabaron susurrando entre ellos. Se escucha a Mónica decirle a Baker: “Alguien debe haber hablado. Alguien quiere hacernos esto”; “Negá todo y no hables”. Fueron enviados a distintas celdas e interrogados sobre el asesinato de Fabio. ¿Qué tenían los investigadores para poder llevarlos a prisión? Tenían en la mano los resultados del ADN de las muestras tomadas en la escena y en el Porsche de la víctima. Coincidía con el de Robert Baker. Cuando le dijeron a Mónica que habían encontrado sangre de Baker en el auto de su marido ella no se despegó del tema ni cuestionó a Baker sino que intentó una estrategia para defenderlo: sostuvo que Baker se había lastimado un dedo jugando al racquetball con ella y había sangrado y que por eso ella le prestado una toalla personal que luego se había llevado en el Porsche. Pero había más. Habían descubierto que ella era una de las beneficiarias de las pólizas de vida de su esposo muerto, aunque no la única. Y había demostrado sumo interés en el asunto. No solo eso: el celular de Baker lo habían podido situar en el lugar y a la hora del crimen porque su IP se había conectado automáticamente al wifi de los Sementilli. Tenían mucho. El 31 de agosto de 2017 ambos se declararon no culpables por el crimen. La policía no podía encontrar al segundo hombre encapuchado que se veía en las imágenes. El juicio contra Mónica Sementilli se aceleró judicialmente cuando, en octubre de 2024, detuvieron a aquel cómplice no identificado: Christopher Austin (39) Mientras pasaba el tiempo y los investigadores intentaban encontrar a ese sujeto desconocido, en julio de 2023, Baker cambió de idea y aceptó su culpabilidad en el homicidio de Fabio. Fue condenado a perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Eso cambió las condiciones y permitió que Mónica pudiera ser juzgada por separado. Curioso, pero era justo lo que ella y su abogado querían. En febrero de 2024 Baker le aseguró al programa 48 Hours que Mónica no tenía nada que ver con la muerte de Fabio ni había participado en el siniestro plan para matarlo. También sostuvo que desde hacía tiempo no tenía contacto con ella. El juicio contra Mónica Sementilli se aceleró judicialmente cuando, en octubre de 2024, detuvieron a aquel cómplice no identificado: Christopher Austin (39). Era el sujeto misterioso que se veía en las cámaras con Robert Baker y quien había participado del asesinato del estilista en Woodland Hills. Austin lo había apuñalado en el cuello al mismo tiempo que Baker lo hacía. Pero fue Baker quien en el fragor de la pelea se cortó el índice de su mano izquierda y regó su sangre comprometedora en la galería, primero, y en el auto de su víctima, después. Austin fue arrestado en el estado de Washington y extraditado a California. Le impusieron una fianza, para esperar el juicio en libertad, imposible de pagar: dos millones de dólares. Ahora están los tres tras las rejas. ¿La mente criminal? Austin les dijo a los investigadores que Baker lo había contratado porque la mujer de la víctima quería cobrar el seguro de vida de su esposo. Para su participación Baker pagó el pasaje de avión de Austin de Anchorage a Los Ángeles y también, claro, abonó su colaboración mortal. El convicto Baker insiste en negar la participación de Mónica aunque todas las pistas parecen indicar que estuvo fuertemente involucrada en el devenir de los hechos. En una entrevista con CBS News Baker volvió a decir: “Mónica no lo sabía. No sabía una mierda. Si se hubiera enterado, yo habría estado aquí (en la cárcel) mucho antes”. No le creyeron. La policía de Los Ángeles cree tener demasiada evidencia de la conexión de ella con el crimen de su marido. Para los detectives, Fabio y Mónica se reunieron brevemente antes del crimen, en el estacionamiento del local Target ubicado a tres kilómetros de la casa de los Sementilli. Fue para terminar de acordar algún detalle y el intento de ella de fabricar una coartada visible. En las cámaras del local se la ve comprando. Pero las del estacionamiento delatan el breve encuentro que tuvo con Baker. La prensa en la puerta de la casa de la pareja para cubrir los detalles del caso (AP) Están convencidos de que la idea de matar fue de Mónica, que ella es la verdadera mente detrás del delito. ¿El motivo? Ser libre y cobrar la parte que le tocaba del millón seiscientos mil dólares del seguro de Fabio. De hecho, seis meses antes del homicidio, Mónica había hecho un upgrade de sus sistemas de seguridad para poder tener acceso remoto a las cámaras de vigilancia y le había enviado, inmediatamente, a Baker las claves para que accediera él también. Más claro imposible. Los agentes supieron que, con Austin capturado, podrían obtener una declaración clave que llevara a la condena de Mónica. Austin acordó con la fiscalía que si testificaba todo lo que sabía tendría una imputación de menor gravedad: asesinato en segundo grado y enfrentaría una pena de entre 16 años a cadena perpetua. Se convirtió en el testigo fiel contra ella, la esposa infiel y codiciosa. La sentencia de Austin se conocerá el próximo 30 de abril de este año. Mónica Sementilli atraviesa hoy el juicio en su contra. El juicio versus Mónica La fiscalía acusa: ella y su amante Robert Baker se complotaron para asesinar a Fabio y así poder vivir su romance con tranquilidad y cobrar el cash del seguro de vida del muerto. Los abogados de Mónica sostienen, contra viento y marea, que ella no formó parte de ningún plan y que no era la única beneficiaria de la bendita póliza. Un breve repaso repaso por los días transcurridos en el juicio y de lo que va emergiendo. -Día 1 del juicio: viernes 24 de enero de 2025. La fiscal Beth Silverman le dijo al jurado algo clave: que Robert Baker estaba tan cerca del sitio a la hora del crimen que su celular se conectó a la red de WIFI de los Sementillis. Señaló también que la acusada proviene de una familia italiana, por lo que el divorcio no era una opción para ella. Nadie en la familia le perdonaría tener un amante. Pero aseguró que hubo algo más: Mónica es una mujer a la que el dinero le importa y mucho. La describió como una adicta a las compras, a los buenos zapatos y a los viajes. Si ella se divorciaba, perdería su nivel de vida. Por eso, concluyó en su alegato Silverman, la mejor opción que vio la acusada fue el asesinato: “Ella lo quería fuera de su camino porque quería estar con Robert Baker. Era infeliz en su matrimonio, a pesar de que actuaba como si fuera una adorable y querible esposa”. -Día 2 y día 3: martes 28 y miércoles 29 de enero 2025. Silverman sostuvo ante los jurados que Mónica es una persona con dos caras. Una, la que muestra a familiares y amigos; otra, la mujer “desleal, manipuladora y mentirosa que realmente es”. La defensa, encabezada por Blair Berk, rebatió a la acusación: “Este no es el caso en el que Mónica Sementilli fue a buscar a Robert Baker… Es el caso donde Robert Baker fue a buscar a Mónica Sementilli”. Apuntan contra el amante ya preso como la mente criminal. Sostienen que el dinero no podría haber sido el móvil porque Mónica no era la única beneficiaria de los seguros de su marido sino que también lo eran sus hijos. La acusación llamó al testigo Daryl Yoshihashi, paramédico del departamento de bomberos de Los Ángeles, quien fue el primero en llegar a la escena respondiendo al llamado de Isabella. Cuando pasaron la grabación de los gritos, casi inentendibles de la adolescente en absoluto estado de histeria, se vio a Mónica estremecerse incómoda y secarse algunas lágrimas. En el audio la adolescente llora, dice la edad de su padre, grita, revela que hay sangre, le habla a su padre… El operador intenta mantenerla en la mayor calma posible hasta que llegue la ayuda. La casera de los Sementilli, Delia Riviera Pacheco, declaró que el día del crimen cuando dejó la casa a las dos de la tarde, el lugar estaba tranquilo, ordenado y limpio Un caro reloj olvidado -Día 4: jueves 30 de enero 2025. El equipo de fiscales presentó fotos de la escena del crimen y la evidencia que llevó a los arrestos. El detective Ryan Verna contó, por ejemplo, que Robert Baker empezó a ser considerado sospechoso a partir del 14 de febrero de 2017 cuando los resultados de los ADN tomados en la escena lo ubicaron allí: “Yo no estaba investigando un romance”. Pero el ADN apareció y lo cambió todo. Por otro lado, el oficial Gabriel Rebolledo, otro de los primeros en llegar, contó que Isabella le había dicho que se sentía “culpable porque le habían robado su nuevo auto” y que pensaba que eso podría haber atraído a mala gente a robar a su casa. La casera de los Sementilli, Delia Riviera Pacheco, declaró que el día del crimen cuando dejó la casa a las dos de la tarde, el lugar estaba tranquilo, ordenado y limpio. -Día 5: viernes 31 de enero 2025. Se siguieron escuchando testimonios y grabaciones. Incluida la primera declaración de Mónica a la policía y varios audios más de ella, de los días siguientes, donde le pregunta al detective Gene Parshall si hay novedades en el caso, si sabe qué dieron las pruebas de ADN y hasta le pide una fecha estimada de cuándo “el dinero de la póliza podría ser liberado”. La acusada no había podido disimular lo interesada que estaba en el tema. La fiscal aprovechó el momento y señaló lo extraño que era que, en un robo de esa envergadura, los perpetradores dejaran en la muñeca de la víctima el Rolex. Se mostraron también, en este quinto día, los videos de las cámaras callejeras del barrio donde el detective Verna reconoció a dos individuos, a las 16.18, fuera de la casa con buzos de manga larga y caras tapadas con pasamontañas. Y otro donde se vio a Mónica comprando en la tienda Target a las 16.32. Son las idas y venidas de esa tarde en la casa de los Sementilli para poder rearmar lo sucedido. A las 16.53 el Porsche negro de Fabio sale de la reja de la casa. Los criminales se han ido. Un minuto después, a las 16.54, el Fiat colorado de Isabella dobla en la esquina y entra a la casa. Va a encontrarse con la terrible escena que le cambiará su vida. Pocos minutos después llega Mónica con sus compras de Target. DECLARACIÓN DE LUIGI SEMENTILLI EN EL JUICIO A SU MADRASTRA POR EL CRIMEN DE SU PADRE Mucho apuro por cobrar y cremación -Día 6: lunes 3 de febrero 2025. Siguieron los audios que atentamente debieron escuchar los jurados. Se cuestionó al detective Bryan Verna por no haber arrestado a Robert Baker apenas se obtuvo el ADN positivo, pero se defendió diciendo que hasta ese momento Mónica no era sospechosa y no se sabía del romance. Explicó que a los perpetradores les llevó siete minutos entrar, atacar a Fabio y escapar. Porque estaba la llamada de él a su jefe de Coty a las 16.46 no respondida por lo que dejó un mensaje de voz. Ahí todavía estaba bien. Cuando los homicidas escapan en el Porsche la cámara señala las 16.53. Siete minutos exactos. Matt Nurse, otro personal trainer de Mónica, declaró que ella le había dicho que “no era feliz” y que creía que su marido la engañaba. Cuando Matt le preguntó con naturalidad por qué no se divorciaba, ella había respondido “¿por qué tiraría a la basura veinte años?”. -Día 7: martes 4 de febrero 2025. Luigi Sementilli, el hijo mayor de la víctima, reveló que su hermana menor, Gessica, lo llamó enloquecida esa tarde para decirle “alguien mató a papá”. También contó que a dos horas del crimen su hermana terminó pasándole el teléfono con su madrastra Mónica y que de lo único que le habló fue de dinero: “No te preocupes, mucho dinero de una fuerte póliza de vida está en camino para vos”. Quedaba clarísimo lo enfocada que estaba Mónica en lo económico. Cuando Luigi viajó a Los Ángeles, al día siguiente, Mónica lo hizo subir al vestidor de su padre, le dio el Rolex y le dijo que se llevara lo que quisiera de la ropa. Luego lo llevó al piso superior donde estaba el área de computadoras e imprimió la famosa póliza donde indicaba qué porcentaje le tocaba a cada uno. Su testimonio parece golpear la estrategia de la defensa de Mónica que sostiene que la mujer no sabía nada de las pólizas de vida. -Día 8: miércoles 5 de febrero de 2025. Se habló nuevamente de las pólizas de seguro y cómo, después del arresto como sospechosa del crimen de su esposo, ese dinero fue para sus hijos. También se pasaron los audios de Mónica con el Director de Recursos Humanos de Coty, Henry Meyer, a quien acusó de ser sumamente lento para los pagos de las mismas y de pretender ignorarla. La compañera de trabajo de Fabio, Sally Shoen, contó en el estrado su perturbadora experiencia cuando fue a la casa de la víctima a dar el pésame. Mónica y las chicas insistieron en mostrarle el lugar donde había ocurrido el crimen. Agregó que nunca vio llorar a la acusada durante el funeral. -Día 9: jueves 6 de febrero de 2025. Uno de los directivos de Coty relató cómo fue que Mónica le pidió ayuda para cobrar con rapidez el seguro de vida de Fabio. El experto forense en tecnología digital, Jake Gibson, explicó la evidencia que conecta a Mónica con Robert Baker y al crimen de su esposo. Detalló un mail donde ella le había enviado a su amante instrucciones sobre cómo acceder al sistema de seguridad de su propia casa. También contó que halló fotos de ella desnuda y otros videos del estilo en una tarjeta de memoria que fue borrada. En el historial de búsquedas por Internet de la acusada halló una interesante pregunta: “¿Tiene la policía derecho de grabar mis conversaciones por celular?”. Su supo que ella y Baker utilizaban aplicaciones encriptadas de WhatsApp y Viber para comunicarse entre ellos. La fiscalía señala que Mónica le había explicado a Baker cómo quitar el sistema de grabaciones de la casa y que ayudó a que Baker y Austin tuvieran el camino despejado para entrar en la mansión y asesinar a Fabio. Fueron más lejos: indicaron estar convencidos de que ella, alevosamente, permitió que su hija de 16 años llegara a la casa antes que ella para descubrir la escena. De ser así, perversidad en estado puro. -Día 10: viernes 7 de febrero 2025. Declaró la hermana de Fabio, Mirella Sementilli y reveló lo mal que se habían sentido, ella y el resto de los familiares, cuando se enteraron de que Fabio había sido cremado. Nadie en su familia había sido cremado jamás y aseguró que Fabio no lo hubiera deseado. Además se supo que Mónica no compró un lugar para depositar las cenizas de su marido: luego del asesinato se le ofreció tener seguridad en su casa para ella y sus hijas y se negó tajantemente y que aseguró que no quería más visitas en su domicilio. -Día 11: lunes 10 de febrero 2025. Un perito contable testificó que Fabio no había hecho testamento y que su mujer obtendría unos dos millones de dólares por los bienes de su pareja. Fabio Sementilli trabaja en el pelo de una modelo Desenfreno sexual y codicia Lo que ya se sabe hoy promediando el juicio es que, al momento del asesinato, Baker y Mónica llevaban 18 meses de romance continuado. Se habían conocido, en 2015, en el gimnasio al que ella acudía cercano a su casa: LA Fitness. Él terminó siendo su instructor en el deporte de moda: racquetball. Baker tenía en ese momento 51 años, era musculoso, atractivo y carismático aunque portaba un pasado oscuro como actor porno de Hollywood y había enfrentado una condena, en 1993, por mantener relaciones sexuales con una menor de edad. Por este hecho había sido obligado a registrarse en la base estatal de delincuentes sexuales. A pesar de su prontuario, sedujo de inmediato a Mónica. Ella era una mujer de 43 años que se sentía aburrida con su vida. Llevaba muchos años casada y tenía dos hijas adolescentes con el conocido estilista Fabio Sementilli, un ejecutivo top del mundo de la belleza. Vivía en una mansión en Woodland Hills y tenía sus necesidades económicas más que satisfechas. Nada le alcanzó porque no dudó en comenzar una intensa doble vida. De hecho, trascendió que, en el tiempo que duró el affaire en vida de Fabio, una vez una de las hijas del matrimonio encontró a Baker tirado en la cama de su padre. También se supo que Mónica le enviaba a su amante decenas de fotos y videos desnuda y que incluso, con Baker, habrían hecho tríos. El día del crimen Mónica y Baker intercambiaron nada menos que 69 mensajes encriptados en el lapso de dos horas y media. Después del escandaloso homicidio la relación entre ellos siguió adelante. Felices y campantes iban a comer, presenciaban espectáculos y viajaban con el dinero del muerto. Hoy ambos llevan siete años y medio viviendo en la cárcel y, por estos días, se dirime la culpabilidad de Mónica. Sus abogados están confiados porque aseguran que no hay nada que la incrimine directamente. Ya veremos qué piensa el jurado y qué sentencia el juez. Hay detalles difíciles de pasar por alto. Si bien Baker asegura que la relación con Mónica terminó cuando fueron presos y ella se enteró de que él había asesinado a Fabio, la justicia dice que no es así. Los fiscales tienen cartas de amor de Mónica, fechadas en 2017, que fueron enviadas por ella a la prisión de Baker. En ellas estampó su perturbadora firma: “Tu esposa… Mónica Baker hasta la muerte”. A una de esas cartas la acompañó con una foto diabólica de un espejo donde se pueden leer dos palabras escritas en labial rojo: “Mrs. Baker”. La codicia es una perversa compañía y un pecado de los llamados capitales. Parecería que Mónica (quien hoy ya tiene 53 años) enceguecida por sus deseos sexuales y el brillo del dinero de su trabajador esposo, tomó el peor de los atajos. El que conduce a esa pared atravesada por barrotes donde se enfrenta a la muerte futura sin distracciones mundanas. Mónica Sementilli podría obtener la residencia permanente en este depósito de almas oscuras en el que los esqueletos se secan sin eufemismos.
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