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» Diario Cordoba
Fecha: 12/02/2025 07:33
Cuando Nubya Garcia (Londres, 1991) se conecta por videoconferencia desde su casa de Londres, la cámara permanece apagada. Son las 17h y en la conversación se escucharán varias veces lo que parecen sorbos a una bebida: está bien respetar cierta intimidad en la hora del té. La artista ataja rápido la curiosidad del periodista por su apellido español. "Son los vestigios de la época colonial. Mi tatarabuelo paterno era de Venezuela y se mudó a Trinidad". Una de las personalidades fundamentales del jazz de nuevo cuño, la saxofonista actúa este martes 11 en Madrid (Teatro Lara) y el miércoles 12 en Barcelona (La (2) de Apolo). Su madre, guyanesa, también procede de esa zona del planeta que rodea al Caribe, pero ella nació y se crio en la capital británica, en ese rincón multicultural, dentro de una metrópolis de por sà multicultural, que es Candem Town. "Desafortunadamente, en mi casa no se hablaba nada de español", casi se disculpa cuando se le pregunta si ha tenido algún contacto con el idioma. La herencia geográfica y cultural de Garcia tienen su importancia en esta historia. Desde hace aproximadamente una década, la nueva escena jazz de Londres se ha convertido en uno de los principales focos de atención de los aficionados a esta música de todo el mundo. Y en la riqueza y la originalidad de esa escena han tenido un papel clave los orÃgenes caribeños y africanos de muchos de sus músicos: el jazz se ha encontrado con el afrobeat nigeriano, con el dub jamaicano o con el calypso de las Antillas, entre otros. En los discos de Nubya se puede escuchar incluso cumbia. A esa ecuación habrá que sumar después "toda la energÃa de la música de baile, que es gigante en este paÃs", apunta ella refiriéndose a sonidos electrónicos que le encantan como el jungle, el grime o el UK garage. Nubya Garcia / Danika Lawrence Sobre esa escena londinense han corrido rÃos de tinta en los últimos años. La ciudad tiene buena parte de culpa de que el jazz vuelva a ser tendencia. De que, después de mucho tiempo, sea de nuevo una música que escuchan los jóvenes y se cuele en los grandes festivales de música indie o de electrónica a los que van esas nuevas generaciones, en lugar de quedarse reducida al circuito de los de jazz de toda la vida, donde una gran parte del público frisa la edad de jubilación. Nubya GarcÃa, en solitario y al frente del colectivo Nerija, es uno de los nombres más importantes de todo ese entramado de músicos entre los veintipico y los cuarentaytantos años, la mayorÃa de piel oscura, que se están inventando un nuevo jazz con infinitas ramificaciones y contaminaciones. Artistas como Shabaka Hutchings con sus diferentes proyectos, Nala Sinephro, Emma-Jean Thackray, Kamaal Williams o Moses Boyd, y bandas como Ezra Collective, Kokoroko o Portico Quartet. Además de tocar puntualmente los unos en los discos y los conciertos de los otros, la mayorÃa son amigos: se encuentran en festivales, cenan juntos cuando no están de gira, hacen barbacoas y son padrinos de los hijos respectivos. Funcionan como una verdadera comunidad. "Es importante tener a gente a la que puedes llamar cuando la necesitas y preguntarles: '¿tocaste al final en ese sitio, qué tal fue?', o 'este contrato, ¿qué significa?'. Nos permite ayudarnos, estar todos más seguros y protegidos". Cóctel sonoro Ella encarna bien la amplitud de miras que caracteriza a todos esos músicos: si en su primer álbum, Source, habÃa retazos de reggae, acid jazz, dubstep y sonidos latinos, entre otros, en el segundo, Odyssey (Concord Jazz) todo ese cóctel multicultural y polirÃtmico se reviste con unos sorprendentes arreglos orquestales que dan a su nueva música un aire más sofisticado y muy cinematográfico. Una poderosa combinación de clasicismo y modernidad, de improvisación y complejas estructuras melódicas, envasada en un disco conceptual que tiene mucho de viaje emocional, de la odisea que indica su tÃtulo. Aunque es consciente de ese mestizaje sonoro que hay en su obra, que atribuye a "la plétora infinita de sonidos a los que podemos recurrir en un espacio tan diverso y multicultural como Londres", en ningún momento duda de que lo suyo es jazz. Es el término que la representa como artista, y celebra que ese género musical esté viviendo "un gran momento". No cree, además, que se trate de una tendencia pasajera. Pero hace mucho énfasis en que ese tejido de nuevos aficionados que se está creando hay que cultivarlo bien. "Necesitamos que la comunidad del jazz crezca lentamente, que haya fans de verdad, y que haya locales de conciertos para mantener lo más importante, que es la conexión inmediata, más que las pantallas y los auriculares. La música en directo no puede ser reemplazada", defiende. Nubya Garcia. / Mariana Pires En el jazz desde niña Nubya GarcÃa nació en una casa muy musical. Todos sus hermanos tocaban instrumentos y sus padres "tenÃan miles de vinilos y CDs. En cada habitación estaba siempre sonando la música que le gustaba a cada uno", recuerda. Siendo todavÃa una niña ya estaba "super metida en el jazz, en el reggae, en la música cubana, el soul y el funk". Lo primero que aprendió a tocar fue el violÃn, enseguida el piano y más tarde el clarinete, el saxofón y la viola. Si llega a seguir con el violÃn, asegura, habrÃa dejado la música, pero con el saxo sintió que era lo que ella llama "tu instrumento espiritual: ese con el que sientes que puedes hablar a través de él". Lo de dedicarse a este oficio lo tuvo claro con 15 o 16 años, cuando tocaba ir eligiendo futuro y ella se dio cuenta de que no le gustaba nada que no fuera tocar, que además era lo que mejor se le daba. Por entonces ya formaba parte de la Camden Jazz Band y asistÃa a cursos en Tomorrow's Warriors, una institución que forma y promueve a jóvenes músicos de jazz con el foco puesto en la inclusión de minorÃas. Después pasará por instituciones tan prestigiosas como la Royal Academy of Music en Londres o la escuela Berklee en Boston, entre otras. Y tocará en todo tipo de formaciones: orquestas, big bands, cuartetos, proyectos en solitario... Su primer EP lo publicará en 2017, pero s erá el DJ, promotor y locutor de la BBC Gilles Peterson, uno de los grandes gurús del jazz y sus músicas limÃtrofes, el que le dará el empujón definitivo al incluir un tema suyo en We Out Here (2018), un disco recopilatorio donde ya asomaban otros de los nombres de la escena londinense antes mencionados. Hace no muchos años, ser una mujer instrumentista en el jazz era ser una rara avis. En los últimos tiempos la cosa ha mejorado y ya "hay muchas mujeres de mi generación haciendo esta música", dice Nubya Garcia, pero admite que siguen siendo una minorÃa. "Y yo además soy una mujer negra, asà que doblemente minorÃa", bromea. En este disco, quizá por esa razón, está otro de los rostros femeninos más conocidos del jazz, la contrabajista y cantante estadounidense Esperanza Spalding. Canta en su primer tema, Dawn ('Amanecer'), que tiene mucho de obertura y en el que la voz de Esperanza y el saxo de Nubya dibujan la melodÃa perfectamente acoplados a dúo. Además de Spalding hay otras dos vocalistas invitadas, Georgia Anne Muldrow y Richie. Y están también los tres hombres que forman la banda que acompaña a GarcÃa en directo, y que tocan teclado, piano y bajo. Pero lo que más llama la atención de Odyssey es el espectacular uso de la orquesta que ha desplegado una artista a la que hasta ahora habÃamos escuchado en formatos de cuarteto o quintento (septeto en el caso de Nerija). Los arreglos para esas orquestaciones los ha hecho ella misma, y la interpretación la pone la Chineke Orchestra, una formación clásica con base en Londres formada por músicos de orÃgenes étnicos diversos. De la producción se ha encargado, como en su primer álbum, Kwes., un tipo que ha trabajado con gente como Damon Albarn, Bobby Womack o Solange Knowles. Cuenta Garcia que en los últimos tiempos ha estado escuchando mucha música de cine, discos que a veces también pincha en el programa que hace cada cierto tiempo para la cadena de radio NTS. Y por eso este disco es en buena medida fruto de la escucha intensiva de bandas sonoras de compositores como Joe Hisashi (autor de cabecera en las pelÃculas japonesas de animación de Studio Ghibli), Ludwig Göransson (Oppenheimer), Hildur Guðnadóttir (Joker o Tar) y el recientemente desaparecido Quincy Jones, que firmó maravillas en los 60 y 70. "QuerÃa acercar ese tipo de música para cine bigger than life a lo que yo hago normalmente -explica-, amalgamar las dos cosas en una especie de aventura épica. De ahà el tÃtulo del disco". A sus conciertos en España no podrá traerse a la Chineke Orchestra, asà que tendremos que conformarnos con verla en formato cuarteto, el mismo que despliega en cortes como Solstice o The Seer, en los que su saxo echa humo y ofrece una apabullante lección de virtuosismo. Según ella, no nos perderemos tanto. "Yo sabÃa que el disco iba a funcionar bien sin todos esos instrumentos de cuerda, porque lo primero que grabamos fue solo la banda. Y en ese formato cuarteto, la música sigue sonando genial. Las cuerdas añaden una energÃa diferente, pero no tenerlas no hace que la música pierda su fuerza". Entendemos, entonces, que tampoco va a haber ningún acompañamiento pregrabado. "¡No, lo odio! Eso no es para mÃ. Hay gente que lo hace, pero yo soy una música de directo. Disparar pistas grabadas afectarÃa a la energÃa del concierto". Se justifica diciendo que, en este aspecto, la suya es una mente "de jazz tradicional". Para todo lo demás, de tradicional tiene poco.
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