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» Comercio y Justicia
Fecha: 11/02/2025 11:50
Por Luis Esterlizi (*) “He expuesto nuestro Modelo Argentino en términos de la comunidad nacional, deseando profundamente que sirva a nuestra patria como nación autónoma y plena. Pero Argentina opera dentro de la sociedad mundial y esto no es incompatible con su independencia esencial. Veo con claridad que la sociedad mundial se orienta hacia un universalismo que -en un futuro relativamente cercano- nos puede conducir hacia formas integradas tanto en el orden político como en el económico y social. Estamos en la aurora de un nuevo renacimiento, pero seríamos ingenuos si confiamos en que tal renacimiento resultará un producto espontáneo de la historia del mundo. Como partimos de una etapa en la cual las determinaciones políticas básicas se dan en el nivel de los pueblos -organizados en Estados- la unión que conduzca al universalismo sólo puede provenir de los pueblos mismos antes que de decisiones arbitrarias. La experiencia histórica así lo demuestra. Los grandes problemas mundiales que se vislumbran, en función de un panorama histórico general, pueden agruparse de la siguiente manera: la sobrepoblación en relación con las disponibilidades de recursos dominantes, especialmente alimentos; el agotamiento de recursos naturales no reproducibles; la preservación del ámbito ecológico. Tales problemas pueden tener solución adecuada, si se comprende que el universalismo no puede reducirse al ámbito de la concepción teórica sino que debe hacerse efectivo a través de un proceso integral que comprometa a toda la Humanidad. Creo que esta línea de pensamiento se instala en la carta pastoral Gaudium et Spes cuando afirma: ‘El género humano puede y debe no sólo perfeccionar su dominio sobre las cosas creadas sino que le corresponde además establecer un órden político, económico y social que esté más al servicio del hombre y le permita a cada uno y al grupo afirmar y cultivar su propia dignidad’. El itinerario está trazado, debemos proponernos recorrerlo”. El proyecto nacional, Juan Domingo Perón – El Cid Editor – Impreso en Talleres Gráficos Orestes en agosto de 1986. La decisión de Milei El Gobierno nacional decidió retirar el país de la Organización Mundial de la Salud (OMS), según confirmó el portavoz de la Presidencia, Manuel Adorni, durante una conferencia de prensa. Adorni destacó que fue un pedido del Presidente de Argentina al canciller argentino Gerardo Werthein. Dijo que las razones son “las profundas diferencias” con la OMS y que Argentina “no va a permitir que un organismo internacional intervenga en su soberanía, mucho menos en la salud”. Agregó que el país no recibe financiamiento de la OMS por lo cual la decisión “no afecta la calidad de los servicios”. El anuncio llega unas semanas después de que Trump dijo que EEUU se retiraba de la OMS. En lo internacional, su negacionismo lo lleva a retirarse de ONU y de la OIT, así como a rechazar el Acuerdo de París en cuanto a las políticas que mitiguen el calentamiento global combatiendo las emisiones de gases de efecto invernadero En Argentina, las decisiones de Milei ponen de relieve que las demás instituciones que integran los poderes del Estado, ya sea el Legislativo o el Judicial, permanecen ausentes y -como el que calla otorga- de alguna manera terminan aceptando tales políticas que -sin lugar a dudas- se condicen con una mentalidad cipaya, ya que cuando Milei habla de soberanía y la entrega a la trilogía imperialista integrada por EEUU, Inglaterra e Israel, también permanecen calladas. Sin lugar a dudas, el clamor en contrario de tales decisiones proviene del pueblo que -día a día- asume un rol cada vez más preponderante ante un sistema partidocrático obsoleto, poniendo en relieve que las instituciones libres del pueblo son las que se movilizan y exponen sus críticas, demostrando tomar verdadera conciencia de la permanente amenaza que significan tales decisiones arbitrarias en contra de la soberanía de Argentina como de sus recursos estratégicos, al mismo tiempo que cercena el poder de nuestra comunidad organizada. Este autoritarismo deja bien en claro que el modelo de gobernanza presidencial no sólo ignora la existencia y validez de los demás poderes del Estado sino la de la sociedad misma en su conjunto. Por eso sólo intenta aprovechar la decadencia de los partidos que abandonaron el papel fundamental de representar los intereses de los argentinos para proteger sus objetivos personales, callando ante el plan siniestro que encierra el mandato de un anarco libertario, sin demostrar sorpresas por tal circunstancia. Sólo el pueblo argentino es el que sufre y enfrenta dichas arbitrariedades. Milei consiguió 30% de votantes cuando salió segundo y -negociando con las autoridades del PRO- luego superó 50% para convertirse en Presidente. Me pregunto: ¿los que lo apoyaron, tanto en la primera vuelta como en el balotaje, siguen aceptando todas estas desvergonzadas arbitrariedades de quién moviéndose como “patrón de estancia”, hace de la Argentina y los argentinos lo que que su ideología cavernaria le impone? Impertérrito no oculta que su objetivo esencial es impedir, socavar o exterminar el sentido organizativo de los pueblos y Estados, para avanzar en el mundo con el poder unipolar conformado por corporaciones capitalistas, financieras y xenofóbicas, esencialmente concentradas en EEUU, Inglaterra e Israel, con el propósito de establecer normativas que avancen en la apropiación, manejo y control de los recursos no renovables -estén donde estén-, haciendo caso omiso de lo que puedan ocasionar a la Humanidad en su conjunto, ya que su materialismo enfermo les borró los pocos vestigios humanitarios que poseían. Por lo tanto, a escala mundial buscarán avanzar con la destrucción de organismos que pudieran responder a un poder mundial multipolar, integrado por países y comunidades libres, independientes y soberanas, donde los pueblos hayan asumido el control de sus destinos. En cuanto a Argentina, no necesitamos tantas explicaciones para confirmar que Milei no sólo adscribe a dicha ideología extremista, sino que intenta destacarse como un líder mundial, tomando como referencia “sus éxitos” realizados en un año, con la sociedad argentina y el país, dividiendo, anarquizando y degradando socialmente bajo el interés de eliminar cualquier atisbo de poder en contrario, que pudiera enfrentar su proyecto. Resistencia y propuesta Sin embargo, es evidente lo que sucede en Argentina con la resistencia del pueblo a tales imposiciones que aunque in crescendo no logra frenar sus consecuencias. Mientras tanto Milei encuentra en la partidocracia y en parte de “la casta”, la garantía que le asegura la continuidad de su régimen y la profundización de sus intentos. No se vislumbra desde el campo nacional una propuesta de superación de esta encrucijada, que mucho se asemeja a un cambio de época, ya que lo viejo y obsceno de este régimen resiste, persiste y avanza mientras el cambio no aparece claramente, sabiendo que el mismo no es volver a los sucesos de los últimos 50 años, porque el proceso debe ser revolucionario, otorgándole al pueblo organizado el protagonismo en la toma de decisiones y su participación en las implementaciones. Para ello debemos fortalecer el sentido organizativo del pueblo, como la perennidad del movimiento nacional, ya que entre ambos existe una simbiosis ante la necesidad ineludible de encarar un proceso de cambio real. Para ese objetivo es insoslayable encontrar una nueva actitud de la dirigencia en funciones como de los nuevos cuadros que aparecen en esta tremenda crisis política, económica y social, reconociendo que la realidad supera a la verdad y que lo que ella nos indica no lo solucionarán las elecciones de segundo término y no porque éstas no sean una parte de la responsabilidad social de los argentinos, aunque en estos momentos ponemos en duda su fervor electoral ante esta tremenda crisis social. El camino a emprender constituye un largo proceso ya que terminar con la degradación social, la pobreza y miseria, la desocupación, la crisis sanitaria y educativa etcétera a nivel de las exigencias actuales, sólo asomará cuando emerja tal preocupación en la dirigencia del país, instalando Un ámbito de coincidencias esenciales, ante una dirigencia partidaria que solo les interesa conservar el statu quo y conservar sus privilegios, mientras el Poder Judicial se olvidó de la justicia social y todas las provincias se dedicaron a reeditar un caudillismo caduco. Sólo nos quedan las organizaciones intermedias sociales, sectoriales, educativas, etcétera., que conforman una comunidad organizada que integrando y consensuando un proyecto nacional y un plan de acción común, pueda conducirnos a un auténtico crecimiento económico con su consecuente desarrollo social. (*) Ex ministro de Obras Públicas de la Provincia de Córdoba
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