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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 11/02/2025 04:40
Norberto Verea, conocido popularmente como el Ruso, es un exfutbolista, periodista deportivo, entrenador y conductor radial argentino. Se desempeñó como arquero en varios clubes, entre ellos Chacarita, Argentinos Juniors, Independiente y Talleres de Remedios de Escalada, donde logró el ascenso a la Primera B en 1978. Tras su retiro del fútbol, tuvo una breve experiencia como director técnico en Deportivo Español antes de consolidarse en los medios de comunicación. Su incursión en la radio comenzó en los años ‘80 como proveedor de discos para Rock & Pop. Luego se convirtió en conductor de Heavy Rock & Pop, un programa icónico en el que entrevistó a figuras del metal, como Bruce Dickinson y Lemmy Kilmister, entre otras estrellas. En los años siguientes, se enfocó en el periodismo deportivo con un estilo frontal y claro. Participó como comentarista en transmisiones del Nacional B y en diversos programas radiales y televisivos, como Rompecabezas con Jorge Lanata, Fútbol prohibido con Diego Bonadeo y Hablemos de fútbol en ESPN. Además de su carrera en el periodismo y la música, Verea ha tenido apariciones en cine y televisión, incluyendo películas como Pájaros volando y El Hijo de Dios, así como participaciones en series y programas. Durante 2024, se sumó al mundo del streaming como panelista en el canal Blender y condujo Contrabando de amor en Nacional Rock. Ruso Verea: “Mi primer sueldo en el fútbol lo cobré en chapas para la casa de mis viejos”. (Candela Teicheira) Leo: — ¿Qué te da más felicidad hoy: ver un buen partido de fútbol o escuchar a Iron Maiden? Ruso: — Yo soy un ex futbolista no soy un ex músico. No debe haber cosa más increíble y hermosa que crear música y desde lo que hayas creado provocar algo. Veo a Roger Waters andando en el subte de Nueva York, a Paul McCartney en el tren en Inglaterra y digo: “¿Imaginarán estos tipos lo que han provocado? ¿Cómo conviven con eso?”. Esta es mi parte de fascinación desde abajo porque nunca podría igualmente al músico. Si bien he presentado música, he estado arriba de escenarios, me ha tocado la gloria divina de entrevistar a tipos que solo hubiera imaginado desde las revistas y los tuve al lado mío, la realidad es que el fútbol es otra cosa. Hoy doy la mitad de mi piel por salir a una cancha y volver a enfrentarme a alguien, por ser competitivo desde el fútbol, volver a jugar. ¿Por qué? Y porque soy un futbolista... Leo: — Por eso analizas el fútbol de manera respetuosa porque sos alguien que sabe lo difícil que es estar adentro de una cancha, compartir y no sos un tribunero que va a criticar a cualquier jugador. Ruso: — Es que la complejidad te lleva al respeto y esto también te lo da la competencia. Hay días que entraste a una cancha y dijiste: “Hoy no puedo perder” y te ganaron. Volviste a tu casa preguntándote: “¿Por qué?” y llegaste no a conclusión sino a entender que por ahí ese día te superaron. Pero hubo otros días en los cuáles no te superaron y perdiste igual y decís: “¿Cómo es?”. Fuimos mejores, manejamos el partido y pasaron cosas que no nos podían pasar porque hay imponderables. Cuando juega en el fútbol el imponderable, aparecen otro tipo de situaciones y tratas de explicarlo, pero la idea fija es que: si ganas existís y si perdés no existís. Leo: — El segundo no existe. Ruso: — Es verdad que a veces no das la talla, que hay situaciones en las cuales te sentís superado. Pero ¿a quién no le pasa eso? Se vendió la idea del futbolista como una máquina imposible de equivocarse y es una mentira. Contra eso he peleado siempre, como la idea de que todo está previsto, que está pensando. Por supuesto que se piensa y se prevé, pero el fútbol es de lo más imprevisible e impredecible que pueda existir como juego de conjunto porque se juega con los pies. Díganme, ¿qué acciones hacemos con los pies? (risas). Leo: — Es el juego que menos explicación puede tener. Ruso: — Te dicen: “La eficacia, este equipo fue eficaz”. Y no. Tuvo un cul* bárbaro (risas). “Se vendió la idea del futbolista como una máquina perfecta y es mentira”, advirtió el Ruso. (Candela Teicheira) Leo: — Jugaste el ascenso en los ‘70. Ruso: — Sí, en los ‘70 y ‘80. Leo: — El que juega hoy en el Ascenso. ¿Gana dinero? Ruso: — Hoy algunos en el Ascenso hacen dinero. No en comparación a Primera, pero hacen dinero y muy lejano están a los que en mi tiempo podían hacer dinero... Leo: — ¿Vos viviste del fútbol en su momento? Ruso: — Viví de fútbol porque siempre tuve una vida escueta. Yo no fui sacerdote, pero hice un culto a la pobreza (risas). Mi primera plata grande en el fútbol fue en el ‘78, un arreglo en Talleres. Peleamos plata y cuando me preguntaron: “¿Cómo te la pagamos?”, yo les dije: “Me la pagan en chapas para la casa de mi viejo”. Me llevaron a una fábrica de chapas en Lanús, las elegimos, le expliqué lo que había pasado con mi viejo, que se había quemado un brazo poniendo brea y demás. Ahí definimos el metraje y apareció un día el camión en la casa con las chapas y mis viejos lloraban. Esa fue la primer plata que agarré. Después fui agarrando más, pero nunca fue tan importante como ese día. Leo: — Fue un hermoso gesto como hijo. Vos pensaste en la casa de tus papás. No importaba cuánta plata era, la tradujiste directo a esa necesidad... Ruso: — Tampoco quiero jugar con esto de lo conmovedor porque me rompe un poco a veces. Pero si a vos un día te silban y es tu viejo que está en techo, subís la escalera, con 12 o 13 años y viene tu viejo con el tacho en una mano y el otro brazo todo lleno de brea negra, quemado, te queda grabado. Yo iba a gritar y me dice: “Abrís la boca y te mato. Ayudame a bajar la escalera, busca el kerosene y trae un trapo limpio”. Cuando se limpió todo el brazo, me dijo: “Ahora sí, andá a buscar a la vieja para que me lleven al instituto del quemado”. Entonces, cuando llegó la situación de que yo podía agarrar un manguito les dije: “Basta del cartón y brea”. Leo: — Te acordaste de eso y dijiste: “Vamos a cambiar esta situación” Ruso: — Sí, hoy el planteo tiene que ver con otra cosa porque se desarrolla en otro marco. Hoy un pibe tiene representantes a los 13, 14 y 15 años, que lo va encaminando desde otro lugar a un pensamiento completamente distinto. Es más, hay una ruptura hasta con el manejo paterno, lo cual es complicado. Esto te hablo desde hace 15 o 20 años atrás. Yo me recibí de entrenador, viajé, me reuní con manager del fútbol inglés y cuando llegué acá todo estaba derrumbado. Supuestamente sos manager y te terminas encontrando con el jefe de la seccional policial, hablando sobre qué hacemos con la barra, entonces te volvés a tu casa y decís: “Dejame de joder. No quiero saber nada”. Hay un manejo que va más allá de si el pibe juega bien o no. Los representantes y los manager hoy tienen una influencia mucho mayor que el entrenador y la propia familia del futbolista. Leo: — A veces la familia igual los entregan para que triunfen y tengan un futuro. Ruso: — Es que la familia ve en el pibe la posibilidad de lo que no pueden llegar a conseguir. No solo de lo que no le pueden dar sino de lo que ya no pueden llegar a conseguir, lo cual es mucho más dramático todavía. Leo: — ¿Todo esto le hace mal al fútbol? Ruso: — Sí, es perversión. Le hace mal al deportista, al futbolista y al fútbol. "Daría la mitad de mi piel por volver a jugar al fútbol", confesó el ex deportista. (Candela Teicheira) Leo: — El Ruso que dice que hizo un culto de la pobreza, ¿encontró en el rock un poco de alegría y estabilidad económica? Ruso: — Me pasaron un montón de cosas que no hubiera imaginado. Yo solo había cruzado los charquitos con mis viejos, que son laburantes, yendo a ver a Independiente. Cuando digo los charquitos es cruzar a Chile, Paraguay, Uruguay y Brasil. De golpe me encontré con que cruzaba el Atlántico y dije: “¿Qué pasó acá?” Leo: — Y entrevistando a los monstruos de la música. Ruso: — Iron Maiden, Nicko McBrain y yo diciendo: “¿Qué onda con esto?”. Todas cosas que nunca me hubiera imaginado y con artistas que veía en las revistas. Todo eso me pasó con Heavy Rock and Pop. Leo: — ¿Cuál fue tu mejor entrevista que hiciste? ¿Lemmy Kilmister de Motörhead? Ruso: — Lo de Motörhead es diferente porque yo me enfrentaba al tipo que amaba. Yo tenía miedo también porque cuando vos idealizas, a veces no lo querés encontrar porque por ahí no es como lo idealizaste. Ahora, cuando vos te lo encontrás y ves que el tipo supera lo que idealizaste y no porque tu amor sea enceguecedor sino porque es groso de verdad, es increíble. Leo: — Para finalizar la entrevista y volviendo al fútbol, ¿cuál es tu Top 3 de arqueros? Ruso: — No me pongas en ese lugar. Te digo esto: todavía no lo vi, no lo conozco, no sé cómo será cómo persona, pero sé que si lo llego a tener enfrente lo voy a agarrar de la cara y le voy a decir: “¿Tenés idea que ese piecito cambió?”. Cambió el paradigma, cambió la manera en la que los ídolos se manejan, la manera en la cual una derrota es una derrota y no un drama de vida, y la gente vuelve a ver a la Selección por el placer de verla y no por ver si gana o pierde. “¿Entendés Dibu lo que pasó con ese piecito?”, le diría.
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