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Concordia » Despertar Entrerriano
Fecha: 11/02/2025 01:49
En esta edición N° 106 de “Entrevistados” de Despertar Entrerriano, con motivo del Día del Guardavidas, conversamos con Tomás Antonio Valin, guardavidas con años de experiencia y también abogado, quien nos brindó una visión profunda sobre su labor. Nos contó cómo inició en esta profesión, la importancia de la prevención, los desafíos diarios y el compromiso que implica ser responsable de la seguridad de cientos de personas en el agua. Entrevista: ¿Cuándo y por qué decidiste ser guardavidas? “Mi camino hacia esta profesión empezó hace muchos años. Siempre fui nadador y tuve una fuerte conexión con el agua. En un momento, junto a un grupo de amigos con los que nadábamos, nos surgió la curiosidad de hacer el curso de guardavidas, simplemente por interés. Algo nos llamaba la atención y queríamos saber de qué se trataba. Con el tiempo, ese interés se convirtió en vocación. Hoy, además de ser guardavidas, también soy abogado, pero siempre sentí que mi trabajo en el agua era algo especial. Ser guardavidas no es solo estar en la playa, es asumir una responsabilidad enorme: la seguridad de las personas.” Contanos sobre una jornada típica en tu trabajo “Cada día en la playa es distinto, pero la rutina siempre empieza con una revisión completa del área de trabajo. Antes de que lleguen los bañistas, hacemos una inspección de la playa, observamos la profundidad del agua, detectamos posibles riesgos como corrientes peligrosas y planificamos nuestra estrategia de prevención. Cuando la gente empieza a llegar, estamos en constante alerta. Muchas personas no son conscientes de los riesgos que puede haber en el agua, así que parte de nuestro trabajo es informar y prevenir situaciones peligrosas. Estar atentos a los bañistas, advertir sobre zonas no seguras y, en caso de emergencia, actuar de inmediato.” ¿Cómo es la preparación de un guardavidas? “La preparación es intensa y no termina nunca. Para obtener el título, se debe hacer un curso de un año que incluye natación, rescate, primeros auxilios y técnicas de salvamento. Pero más allá del curso inicial, la formación es constante. Un guardavidas debe mantener un estado físico óptimo, porque en un rescate cada segundo cuenta. Todos los años debemos hacer una reválida, una prueba obligatoria que garantiza que seguimos aptos para el trabajo.” Desde tu experiencia, ¿qué es lo más difícil de esta profesión? “Sin dudas, la falta de conciencia de algunas personas. Muchas veces, la gente no respeta las indicaciones y minimiza los riesgos. En Concordia, hay personas que piensan que, porque saben nadar, pueden meterse en cualquier parte del río sin problemas. Pero el agua no es un lugar predecible, hay corrientes y situaciones inesperadas que pueden poner en peligro a cualquiera. Nos ha pasado que advertimos a alguien que no cruce una línea de seguridad y nos responde con un ‘yo sé nadar’. Sin embargo, cuando ocurre un problema, somos nosotros quienes tenemos que ir a rescatarlos. Es frustrante porque nuestro objetivo principal no es rescatar, sino prevenir.” El rol más importante del guardavidas… “La prevención. Un buen guardavidas no es el que más rescates hace, sino el que evita que las personas lleguen a situaciones peligrosas. Cuando ocurre un ahogamiento, significa que en algún punto la prevención falló. No se trata solo de estar atento al agua, sino de educar a la gente, explicar los peligros y actuar antes de que pase algo grave. Hay que entender que el agua puede ser muy traicionera. Un calambre, un golpe, un cambio de corriente pueden convertir un momento de disfrute en una situación de vida o muerte.” ¿Cómo ves el comportamiento de la gente respecto a la seguridad en las playas y ríos de Concordia? “Es variada. Hay personas que respetan las normas y entienden los riesgos, pero también hay muchas que no toman en serio las advertencias. En Concordia tenemos playas con corrientes muy fuertes y es común que los bañistas no las perciban. A diferencia del mar, donde la gente suele tener más precaución, aquí se confían demasiado. También hay un problema con la actividad física: muchas personas llevan un estilo de vida sedentario y creen que pueden nadar largas distancias sin problemas. Pero la natación en aguas abiertas es muy diferente a nadar en una pileta. Un calambre, un paro cardiorrespiratorio o el simple cansancio pueden ser fatales en el agua.” Para el que quiera convertirse en guardavidas, ¿qué consejo le darías? “Primero, que lo haga por vocación. Ser guardavidas no es solo un trabajo de verano, es una responsabilidad de vida. Tenés que estar preparado para proteger a otras personas y, en algunos casos, tomar decisiones en segundos que pueden salvar una vida. Segundo, que se prepare bien físicamente. La fuerza y resistencia son fundamentales. El entrenamiento no es solo para aprobar un examen, sino para estar listo cuando realmente se necesite actuar. Y tercero, que nunca deje de aprender. Siempre hay algo nuevo que mejorar, técnicas que perfeccionar y experiencias que suman a la formación. Es una profesión hermosa, pero también muy exigente. Si alguien siente el llamado, que lo siga, porque no hay nada más gratificante que saber que tu trabajo puede marcar la diferencia en la vida de alguien.” ¿Volverías a elegir esta profesión? “Sin ninguna duda. Es un trabajo que me cambió la forma de ver el agua y la vida en general. Cuando voy de vacaciones, no puedo evitar analizar la seguridad de cada playa, ver cómo trabajan los colegas en distintos lugares. Ser guardavidas te cambia la manera en la que mirás el mundo. Es una profesión que disfruto muchísimo y que, aunque a veces es dura, siempre la haría de nuevo. No hay mejor sensación que saber que tu presencia en la playa puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte.” Te invitamos a ver lo más destacado de la entrevista a través de los reels en redes sociales, buscanos como: Despertar Entrerriano.
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