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» Rafaela Noticias
Fecha: 08/02/2025 21:46
Tomajugo y el Ratón Tomi, presos: la droga, siempre la droga detrás de todo Un ataque deliberado a los ocupantes de una vivienda vecina con el fin de apoderarse del inmueble para utilizarlo como kiosco para venta de drogas. Un asalto a punta de pistola a una mujer con dos hijos pequeños, a medianoche, para robo y hostigamiento, dado que la víctima tiene a su pareja preso también por una causa de drogas. Protagonistas: dos pibes que apenas entraron en la mayoría de edad, pero que conviven desde hace tiempo con un rótulo contundente: soldaditos del narco, gatilleros del omnipresente Yiyo Ramallo, el capo parece mandar todo desde su celda de preso de alto perfil. La droga, la maldita droga, detrás de muchos de lo hechos que conmueven a una Rafaela que perdió definitivamente su condición de tranquilidad. "No se bate la cana" Los protagonistas de esta historia son Cristopher Tomás Giménez y Tomás Lazcano. Ninguno de los dos quiso reconocer sus apodos: el Ratón Tomi y Tomajugo, respectivamente. Saben que más de un testigo no puede mencionar más que esos apodos en sus declaraciones. A los dos el juez Javier Bottero les dictó prisión preventiva sin plazos. Fueron acusados por el fiscal Juan Manuel Puig de haber ingresado en la medianoche del lunes al martes a la casa de D. G., una mujer que vive en Alvear al 1900, armados y encapuchados, mientras la víctima estaba con sus hijos de corta edad, en una entradera que fue revelada por RAFAELA NOTICIAS. } A Giménez el fiscal le endilgó otro hecho aún más grave. Apuntó que en la madrugada del 2 de febrero irrumpió en la casa de un tío de su novia, en Progreso al 200. El estilo del ataque fue impactante: el Ratón Tomi, según el fiscal, estaba armado con una lanza (un largo palo con dos cuchillos atados en una de sus puntas) y un arma de fuego. Increpó a los dos ocupantes de la casa y les exigió que la desalojaran de inmediato: la necesitaba para utilizarla como kiosco de venta de drogas. El Ratón Tomi no anduvo con vueltas: al primer amago de resistencia, le disparó cuatro tiros a uno de los dueños de casa. El hombre terminó herido en una pierna, pero sus primeras declaraciones a la policía fueron poco convincentes: dijo que le habían disparado desde una moto dos sujetos enmascarados a los que no pudo reconocer. "En el barrio no se baten la cana", ilustró el fiscal, con el léxico tumbero que explica mejor que nada el escaso espíritu colaborativo que existe con las investigaciones del MPA. Mi droga, tu casa La víctima volvió a la casa a la noche, después de recibir un alta voluntaria del Hospital. Con muletas, volvió a Progreso al 200. Giménez lo estaba esperando: ya se había instalado en la casa y no lo dejó entrar. A la víctima no le quedó otra que reconocer lo que había pasado: no eran motociclistas enmascarados los que lo habían atacado, sino que era el Ratón Tomi, que vive enfrente de su casa, que ahora no lo dejaba entrar. El hombre contó, en su nuevo testimonio, que las amenazas se completaban con extorsión: Giménez quería la casa porque la misma había sido utilizada por el propio hombre que recibió los disparos para vender drogas. El Ratón Tomi quería la "marca de comercio" de la casa, ya ampliamente conocida en el mundillo de los consumidores como un lugar donde se podía conseguir "merca". Para completar el combo, el atacante apeló al hombre del capo preso: dijo actuar para Yiyo Ramallo. De las andanzas de Tomajugo Lazcano ya se habló mucho. Fue declarado culpable de cometer un asesinato por encargo de Evelio Ramallo en Morteros, según lo resuelto por un jurado popular cordobés. Y está acusado de varias tentativas de homicidio en Rafaela. Pero todos esos antecedentes son por su condición de menor. Como mayor, lo acusaron de intentar matar a una chica con seis disparos, por una deuda de drogas con Yiyo Ramallo. El fiscal de ese caso también fue el Dr. Puig: a principios de este año, Tomajugo recuperó la libertad tras varios meses en prisión preventiva porque no hubo avances en la investigación y los testigos de cargo se borraron: "en el barrio nadie bate la cana". Y menos si la sombra del omnipresente Yiyo sobrevuela los asuntos que se dirimen a tiros. Tajos a la Pelopincho La entradera a la casa de calle Alvear tiene otras connotaciones. Aunque hubo un robo como "emergente", se conoció otra cuestión en la audiencia. La víctima es una mujer cuyo marido está preso por causas relacionadas con el consumo y comercialización de estupefacientes. Por supuesto, tenía "diferencias" con los imputados: la visita de Tomajugo y el Ratón Tomi a la casa de la mujer y el hecho de que hayan sido identificados rápidamente puede tener varias lecturas, pero por las dudas los allegados a ambos sujetos le dejaron un recordatorio a la mujer sobre la inconveniencia de romper el código de silencio del barrio: le tajearon la Pelopincho con un cuchillo.
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