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» El litoral Corrientes
Fecha: 08/02/2025 20:25
Los imponderables que de pronto toman razón de ser. El camino menos pensado, es el desandado por Trump como de Milei. No se sabe quién copió a quién. Claro, el nuestro lo ensayó primero, y no conforme lo agudizó, perdiéndonos en el campo de las suposiciones que siempre son más de lo esperado por la saña estratégica de sorprender y constantemente “bombardear” la lógica de un país que viene de la desesperanza, cansado de probar y probar. Como en la guerra, la técnica de no cesar en la transgresión de lo impensado, va de sorpresa en sorpresa, pero estamos nuevamente frente a un país con gran caudal de improvisación. A pesar que no cesará en sus arrebatos, ni soluciones tomadas a fondo mucho más de lo trazado, lo que hace un ajuste sanguinario caiga quien caiga, sin contemplaciones nimias que morigeren humanamente, y no que la situación de calle se agudice, sino por el contrario mejore. Siempre felicito la capacidad de subsistencia y paciencia debida, que no obstante y pese a todas las desconsideraciones, responden con actitud de mártires, mordiéndose la bronca, tal vez el arrepentimiento que su voto lo erigió en Presidente. Hemos aprendido a la fuerza, arremangarnos, desvalidos, avanzar, avanzar a los tumbos sin ningún paso atrás. Adónde nos llevará este camino no exento de accidentes, peleas furtivas, despidos en un arranque de bronca de las tantas que ha ensayado como forma correctiva de torcer actitudes. Cada gestión que le toca gobernar, ensaya inaugurando un nuevo abecedario de palabras, frases, consignas, creando un idioma de experiencias nuevas, que enriquece el que tenemos, poniendo como firma el pensamiento que se abre y se prodiga en una prédica que cuesta acostumbrarnos, condenándolo a palabras que se destiñen perdiendo su excelencia, como decía Julio Cortázar cuando el descreimiento desdibujan su verdadero sentido. Será que la pelea por costumbre disuade, y que las palabras cargadas de bronca aceleran y enardecen temperamentos hasta ahora no probados. Se gana o se pierde. Se construye o se destruye. Uno echa mano a la memoria, toma el ejemplo de quienes lograron disuadir a tantas explosiones, apelando al sentido común, a la prudencia, a la experiencia de la calma que de ninguna forma se trata de mirar para otro lado. Por el contrario, se desea influir, disentir, sin perder la marcha ni perder el empeño de construir. Por estos días, ya adentrado el año caliente y sofocante, de parte de la Bullrich a Kiciloff: “Delincuente o Gobernador. El derecho a la vida está a la deriva en la Provincia.” Paolo Rocca: “El Gobierno sobrecumplió sus promesas, pero hay que nivelar la cancha.” El Dr. Eugenio Semino, conocedor, luchador cercano de los jubilados: “Pami, es una caja política del Gobierno de turno.” Recuerdo, cuando se estaba yendo Maqueda, ex integrante de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, murmuró: “Temo por los poderes judiciales y legislativos, temo por la institucionalidad.” “Sobre los políticos que se creen profetas y ponen en riesgo la democracia.” Muchas cosas han pasado y pasan. Desacelerar los precios que inexplicablemente se han volado. Los ajustes que ahorcan. Las peleas estériles cuando el objetivo es salvaguardar la familia en salud, seguridad, justicia, educación y trabajo. Potenciar la realidad feliz y segura de una esperanza respondida. O, cuando la Vice se pronunció diciendo: “Llegó la hora de sacar la mugre del Senado.” El Papa Francisco mismo, pidió a los argentinos que “se defiendan de las ideologías.” “Levantar la voz contra las injusticias a los pobres.” Siempre recurro a ella, porque no callaba ante autoritarios “dueños del mundo”; la periodista italiana Oriana Fallaci, porque los buenos ejemplos deben cundir, pasarnos como “machetes escolares”, haciendo correr verdades calladas, ocultas en nosotros mismos. Es como la disuasión: estar preparados, advertidos, saber del carácter y empeño del yo ciudadano. Sus dichos eran verdaderos manifiestos que alertaban, advertían, persuadían, envalentonaban ante injusticias pandémicas. Ella, permanentemente repetía escribiendo en los más importantes medios mundiales, sin olvidar al hombre y la mujer que llevan adelante un proyecto de país. Un proyecto de vida que dada la cobardía de los gobernantes no llega a destino. No logra descollar porque algo se pasó por alto. O bien, cayó en buena simiente y promete cosechas increíbles, que el trabajo, la voluntad y la elección han hecho posible para que nos plantemos felices, triunfantes en el empeño de la decisión tomada. Las palabras de Oriana Fallaci, resuenan hoy como ayer, firmes, claras y ejemplares, no dejan dudas: “El mundo no es un concepto abstracto: el mundo soy yo, eres tú, es él. Y si yo no cambio, si tú no cambias y si él no cambia, sepan e individualmente, por propia iniciativa, no cambia nada y seguimos siendo esclavos.” El cambio tiene estos reveses, dejan huellas, traen nuevas frases como la imprevisión que semejante barullo bate, porque la libertad absoluta es imprescindible, el libertinaje no. La disuasión debe ser la razón, el sentido común no fuego artificiales. Eso es solamente fuego de colores. Proyectar con la gente adentro, la meta definitiva. Sin ella, nada tiene objeto alguno.
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