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  • Política / Opinión | Marcelo Bermolén: “La votación en el recinto exhibió bloques divididos y fragmentados, es la mejor metáfora de porqué son necesarias las PASO”

    » Voxpopuli

    Fecha: 08/02/2025 18:30

    Marcelo Bermolén, director del Observatorio de Calidad Institucional (OCI) de la Universidad Austral, profesor de su Escuela de Gobierno, y experto en Acceso a la Información Pública y Transparencia Electoral, opina sobre la suspensión de las Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias (PASO). A continuación, su artículo. La votación en el recinto de la Cámara de Diputados, por la que se dio media sanción al proyecto de suspensión, exhibió bloques divididos y fragmentados, sin una orientación común ni una referencia estratégica de esos espacios, constituyéndose -paradójicamente y por sí misma- en la mejor metáfora de porqué son necesarias las PASO. La suspensión decidida, abre un fuerte interrogante acerca de quiénes se benefician y en qué medida: ¿gana la democracia? ¿gana la sociedad? o ¿gana la política? PASO: un repaso de su implementación Tras el colapso político institucional del 2001 y el clamor del “que se vayan todos”, rigió brevemente un sistema de primarias abiertas y simultáneas para las elecciones nacionales -instituido en 2002- a través de la Ley 25.611, y cuya aplicación fue suspendida por el entonces presidente Duhalde para los comicios presidenciales de 2003. Sólo se aplicó de manera acotada en las legislativas de 2005 (exclusivamente a los partidos que tuvieran más de una lista) y, finalmente, fue derogada en 2006. En 2009, se reeditó la idea de primarias bajo la forma actual de PASO mediante la sanción de la Ley 26571 -bajo el mandato de Cristina Fernández de Kirchner- para la selección de candidatos a cargos electivos de nivel nacional. Su aplicación fue diferida para las elecciones nacionales de 2011, en las que se empleó por primera vez. Desde entonces, su utilización ha sido resistida por algunos sectores, especialmente ligados a los oficialismos de turno. A punto que circularon pedidos y proyectos de ley para derogarlas -o suspender su aplicación- para los comicios nacionales de 2019 y 2023, durante los gobiernos de Mauricio Macri y de Alberto Fernández, intentos que no lograron efectivizarse. Las PASO fueron aplicadas en 7 (siete) comicios nacionales generales a saber: en 3 (tres) elecciones de medio término (2013, 2017, 2021) y en 4 (cuatro) elecciones presidenciales (2011, 2015, 2019, 2023). Será la primera vez, desde su implementación, que su aplicación resulta interrumpida, no aplicándose para el 2025. La suspensión pretendida es una reforma electoral, no una reforma política. Si bien las PASO desarrolladas en años de elecciones presidenciales muestran una mayor concurrencia (75.09% en promedio) que una primaria similar realizada en elecciones de medio término (71.7% en promedio), es destacable que la concurrencia a estas últimas ha sido alta y nada desdeñable, mostrando que su instrumentación y realización están incorporadas a la cultura argentina. Incluso en la última elección legislativa de 2021 que sucedió en medio de la finalización de la pandemia (con los riesgos que implicaba) la concurrencia rondó el 66% del padrón electoral. Más allá de la formalidad de que la media sanción de la suspensión sucede en la extensión de sesiones ordinarias 2024 (extraordinarias), y se vislumbra un avance similar en el Senado (con la ayuda de varios gobernadores); lo cierto es que la definición acontece en febrero de 2025 a escasos meses del inicio del cronograma electoral de primarias 2025. Rompiendo de este modo con la sana consigna de no introducir cambios electorales en años electorales. La Nación se suma a la tendencia -cuestionable para algunos observadores- de reformas electorales realizadas en inmediaciones de los comicios y efectivizadas por muchas provincias del país en 2023, que al desdoblamiento de su calendario electoral sumaron la derogación o suspensión de la aplicación de sus PASO locales, reestableciendo, incluso, en varios casos la cuestionada ley de lemas (Ej. San Juan, San Luis, Salta, y otras). Vale resaltar que las PASO son una rareza argentina, en tanto casi en ningún otro país se obliga a partidos y electores a concurrir a la selección de candidatos. Más allá de sus defensores (otorga previsibilidad, ordena la oferta electoral, fortalece a los partidos políticos y fomenta la participación ciudadana) o de sus detractores (vulnera la autonomía de los partidos, fragmenta internamente, y genera hastío en los votantes). Antes del 2011, la propuesta de realizar elecciones primarias era sostenida desde muchos sectores políticos utilizando el ejemplo de Uruguay, en donde se adoptó su simultaneidad y obligatoriedad. El concepto fue respaldado en la idea de que se corría el riesgo de que otros partidos buscaran influir en elecciones ajenas. La mayor inversión en materia de recursos económicos durante la campaña, la ventaja que suele dar el ser “oficialismo”, y el uso y abuso de las redes sociales -incluso dentro de la denominada “veda electoral”- tendrán una mayor incidencia en los comicios generales de octubre 2025 sin la realización previa de las PASO. El debate de si los recursos aplicados en una elección primaria, como instancia democrática y de participación ciudadana, deben ser considerados una “inversión” o un “gasto” (por ende, susceptible de alteración) se encuentra abierto. Las dos veces que las elecciones PASO fueron utilizadas a pleno por la oposición, en elecciones presidenciales, su incidencia permitió la renovación en el ejercicio del poder y la irrupción de nuevos actores (en 2015 Mauricio Macri, en 2023 Javier Milei). Por ello, algunos cuestionan al actual mandatario que propiciaba -lisa y llanamente la derogación de las PASO-, la velada intención de evitar que la oposición se reorganice y cuente con los instrumentos que él mismo utilizó para acceder al poder.

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