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» Diario Cordoba
Fecha: 07/02/2025 06:47
Aitor Esteban y Andoni Ortuzar, en una imagen de archivo. / EFE Se aproxima un cambio relevante en el PNV. Y todo lo que afecta al PNV, desde hace muchísimos años, afecta de una manera u otra a la gobernabilidad o estabilidad de España. El actual portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, se va a convertir salvo sorpresa en el próximo presidente de su organización, en sustitución del hasta ahora todopoderoso Andoni Ortuzar: un periodista que ha ejercido y al que le encanta charlar con periodistas por vocación; un político de larga profesión y un nacionalista vasco por devoción y por herencia familiar. "Es un amigo con el que he compartido muchas jornadas de trabajo, decepciones y alegrías", ha dicho Esteban de Ortuzar en las últimas horas, al hacerse público que este último se retiraba de la carrera para continuar en el cargo, pese a haber sugerido hace meses que se iría para afianzar la renovación generacional en su casa política. El mensaje de "yo también me iré en el medio plazo" de Ortuzar quedó en el aire cuando se forzó al exlehendakari Iñaki Urkullu, en la primavera de 2024, a dar un paso atrás para que el peneuvista Imanol Pradales le sustituyeracomo candidato autonómico en un momento en el que Bildu amenazaba con arrebatarles el poder. La operación rejuvenecimiento en el PNV, sumado tras pasar por las urnas al apoyo del PSE-EE para cuadrar el círculo de la mayoría, garantizó a los nacionalistas conservar el poder. Y durante una temporada, a Ortuzar también. En ese tiempo el dirigente debió repensar los planes y donde dijo digo, dijo… y terminó por presentarse a la reelección. Él asegura que porque le terminaron convenciendo otros. Andoni Ortuzar, en un Alderdi Eguna. / EP Sea por lo que fuera, Ortuzar venció en la primera ronda de sus primarias y ahora había de enfrentarse a un Aitor Esteban que dio el paso contando con que el escenario interno sería otro. El lío estaba servido y las posibilidades de fractura en el partido del orden, justo cuando Bildu les pisa los talones, era una posibilidad más que cierta. Así que tras docenas de conversaciones, intervenciones, reflexiones, análisis, discusiones y advertencias sobre el precio de cruzar hacia al abismo fratricida en el seno del PNV, el actual presidente del partido vuelve a la idea original de la retirada. No para un traspaso generacional, eso es cierto –ambos son de la misma quinta-, pero sí para un cambio de rostros, voces y estilos. Ya veremos si de estrategias. El que se va, como el que previsiblemente se queda en la presidencia peneuvista, valen tanto por lo que dicen como por lo que saben y callan. Han vivido parte de la historia política de España y atesoran secretos de Estado en sus bolsillos vitales. Ortuzar y Esteban, desde el partido y desde el Congreso, respectivamente, vivieron intensamente y con información privilegiada o falta sangrante de ella —depende del episodio del que hablemos— los prolegómenos del 1-0 en Cataluña o la moción de censura que terminó con la presidencia de Mariano Rajoy. Ortuzar y sobre todo el lehendakari Urkullu trataron de construir un puente con el entonces president, Carles Puigdemont, y su partido para evitar el colapso al que finalmente se llegó. Los contactos en aquellas jornadas dan para escribir no un libro, sino una enciclopedia. De hecho, en EL PERIÓDICO se publicaron en el 2020 en exclusiva parte de los papeles del lehendakari, esto es, un diario de Urkullu que recogía vivencias, mensajes y conversaciones inéditas entre él, y algunos de sus colaboradores como Ortuzar, con Puigdemont y los suyos. Esteban fue una de las pocas personas en España que conocieron hasta el más pequeño detalle de cómo iba a aplicarse el 155 en Cataluña. Eso, admitido por él y por sus interlocutores monclovitas de entonces, evidencia el grado de cercanía que llegó a tener este partido con el PP de Mariano Rajoy en el Gobierno. Las relaciones entre los líderes de ambas organizaciones eran muy estrechas. Y las de Esteban con los ministros populares y especialmente con la que fuera vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, también. Aitor Esteban atiende a los medios en el Congreso. / Gabriel Luengas Fue precisamente a Santamaría a la que le tocó telefonear a Esteban para comentarle, justo la mañana después de haber aprobado en el Congreso los últimos presupuestos de Rajoy con ayuda del PNV, que estaba a punto de salir la sentencia de la Gürtel… la que señalaba directamente al PP como responsable. Los peneuvistas se sintieron traicionados y la intensa relación entre ambos partidos enfermó, aunque no había muerto todavía. Hubo una oportunidad desaprovechada por los conservadores: hasta el día de la votación de la moción de censura, el 1 de junio de 2018, Ortuzar esperó alguna visita sorpresa en Euskadi para plantear alguna solución de urgencia que salvara la alianza con los populares. Esteban, lo mismo en Madrid. Pero la oferta de otro líder (o lideresa) del PP que no fuera Rajoy para ocupar la presidencia nunca llegó. En el mientrastanto, los socialistas capitaneados entonces por José Luis Ábalos, negociaban contra el reloj los apoyos para convertir a Pedro Sánchez en presidente. El PNV entró en ese momento en una partida de la que aún no ha salido y que tiene efecto espejo en Vitoria y otros territorios, donde los nacionalistas gobiernan gracias al PSE. Pasan los años y el PNV empieza en breve nueva etapa con cambio en los liderazgos, aversión a VOX y su cercanía al PP tras algunos acuerdos estratégicos y ‘poca piel’ con respecto a Alberto Núñez Feijóo. Por el momento, el pacto con el gobierno progresista le sigue saliendo a cuenta a los peneuvistas y sus responsables, esos que valen tanto por lo que dicen y votan en el Parlamento como por lo que callan. Los nacionalistas vascos seguirán siendo imprescindibles, hay pocas dudas, en la presente y futura gobernabilidad de España. Eso no cambiará, aunque su presidente sea Aitor Esteban en vez de Ortuzar.
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