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  • "La vivienda es un lujo inalcanzable cuando el dinero no alcanza y la pobreza se instala"

    Concordia » Diario el Sol

    Fecha: 06/02/2025 22:12

    VIVIENDAS Cada vez más difícil acceder a la propia. Nota de Opinión de Eduardo Awad En un país donde la inflación parece no tener techo y los salarios no logran seguirle el ritmo, la vivienda se ha convertido en un bien cada vez más inaccesible. Los aumentos en los servicios básicos —agua, luz, gas—, sumados al alza desmedida de los alquileres y las expensas, están configurando un escenario desolador para millones de personas. La pregunta que resuena es: ¿cómo sobrevivir cuando el costo de tener un techo supera cualquier posibilidad real de pago? Para quienes buscan vivir en un departamento, la ecuación es sencillamente desalentadora. Disponer de al menos un millón de pesos se ha vuelto un requisito mínimo para acceder a una vivienda digna, y eso es solo el comienzo. A este monto inicial hay que sumarle los gastos recurrentes: servicios, expensas, impuestos y, en muchos casos, la prepaga, los colegios y otros consumos básicos. El resultado es una espiral de endeudamiento que deja a las familias al borde del colapso. Pero el problema no se limita a quienes alquilan. Los propietarios también enfrentan desafíos: el aumento de los costos de mantenimiento y los impuestos los obliga a trasladar estos gastos a los inquilinos, generando un círculo vicioso donde nadie gana. Mientras tanto, la pobreza avanza, y cada vez más personas se ven obligadas a elegir entre pagar un techo o comer. El futuro que nos espera Si la tendencia continúa, las calles se llenarán no solo de desesperación, sino también de personas que ya no pueden costear un lugar donde vivir. La vivienda, un derecho básico, se está convirtiendo en un privilegio exclusivo para unos pocos. Y esto no es solo un problema individual; es un problema social que nos afecta a todos. Es urgente que los gobiernos, las empresas y la sociedad en su conjunto encuentren soluciones reales. No se trata solo de controlar los precios, sino de generar políticas que permitan un acceso equitativo a la vivienda y servicios básicos. Mientras tanto, los dueños de departamentos y los inquilinos siguen atrapados en una batalla diaria por sobrevivir en un sistema que parece diseñado para expulsarlos. En un país donde la pobreza se ha adueñado de todo, la pregunta que queda flotando en el aire es: ¿cuánto más podremos resistir antes de que el colapso sea inevitable? (*) Abogado. Especialista en derecho de la Propiedad Horizontal. Consultor. Columnista de Sábado Tempranísimo en Radio Mitre.

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