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» Diario Cordoba
Fecha: 04/02/2025 07:05
Los líderes europeos se reunieron este lunes en Bruselas para reflexionar sobre qué puede hacer la Unión Europea (UE) para reforzar su política de defensa, ante las amenazas de Vladímir Putin y la presión de Donald Trump, pero fue la amenaza de una posible guerra comercial con Estados Unidos lo que acabó marcando una cumbre en la que los Veintisiete elevaron el tono y avisaron de que si hay aranceles, habrá consecuencias. "Cuando seamos el blanco, de manera injusta o arbitraria, la Unión Europea responderá con firmeza", dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. La alemana explicó que el mensaje de los líderes fue que esté preparada, "y solo puedo decir que lo estamos", que negocie desde el primer momento y sea pragmática. Pero también, que la UE tiene sus propios deberes y el foco tiene que estar en mejorar la competitividad en casa. La guerra comercial que el mundo temía tras la llegada de Trump a la Casa Blanca ha comenzado. El presidente de Estados Unidos impuso el pasado sábado aranceles del 10% a China, y del 25% a Canadá y México, aunque ha suspendido temporalmente la medida a su vecino del sur. Sobre Europa, de momento, pesa la amenaza pero no una decisión. El republicano lleva semanas asegurando que Europa trata a Estados Unidos "muy muy mal" y llegando a decir que la UE es "una atrocidad", y advirtiendo que impondrá aranceles a los productos europeos. El pasado viernes, en rueda de prensa, Trump anunció que esos aranceles llegarán "muy muy pronto". El mensaje desde Bruselas en las últimas semanas ha sido siempre el mismo. Las economías europea y estadounidense están profundamente vinculadas. Millones de empleos están el juego. Las guerras comerciales no son buenas para nadie y amenazan el crecimiento económico. Pero la UE está lista para cualquier escenario. Ahora, el bloque eleva el tono y advierte que si hay aranceles, habrá respuestas. China, la beneficiaria "Si nos atacan en cuestiones comerciales, Europa tendrá que responder y hacerse respetar", dijo el presidente francés, Emmanuel Macron, a su llegada a la cumbre. También el canciller alemán, Olaf Scholz, avisó de que como área comercial fuerte, Europa debe decidir su futuro "y responder con aranceles a las políticas arancelarias", aunque también manifestó que la mejor vía es la cooperación. Kaja Kallas, jefa de la diplomacia europea, volvió a repetir que en una guerra comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea es China la que se beneficia. La propia Comisión, a través de un portavoz, advirtió el pasado fin de semana que la UE respondería "con firmeza" a cualquier imposición de aranceles "injusta o arbitraria" sobre sus productos. El mismo portavoz insistía en que hay mucho en juego, los aranceles provocan perturbaciones en la economía, y "son dañinas para todos los lados". En Bruselas hay desde noviembre preocupación pero no pánico. Hasta el momento, Trump ha demostrado ser el presidente centrado en políticas transnacionales que fue durante su primer mandato. Entonces, Estados Unidos impuso aranceles a las importaciones europeas de acero y aluminio. La UE respondió atacando productos emblemáticos estadounidenses como el bourbon o las motos Harley Davidson. Unidad Washington y Bruselas acabaron acercando posturas, aunque no resolviendo la disputa, cerrando acuerdos para que Europa aumentara sus importaciones de gas natural licuado. Lo que entonces era una mera cuestión transaccional, ahora es casi una necesidad para la UE. La propia presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, se ha mostrado abierta en el pasado a negociar. El bloque ve margen, el problema, será el precio a pagar. El presidente de Lituania, Gitanas Nauseda, defendió que la UE necesita buscar "una agenda económica positiva" con su socio transatlántico. Nauseda apuntó, además de al gas, a que el bloque se abra a comprar armas a Estados Unidos o explore acuerdos comerciales en sectores específicos como el automovilístico. El primer ministro polaco y presidente de turno de la UE, Donald Tusk, calificó una posible guerra comercial de "innecesaria y estúpida". El que fuera presidente del Consejo Europeo durante la primera Administración Trump, sin embargo, llamó a mantener la calma y la responsabilidad. Tusk abrió también la puerta a negociar pero advirtió: "No podemos perdernos el respeto". En este contexto, los Veintisiete buscan hacer frente común para responder a las amenazas de Trump. "Hay fortaleza en la unidad", dijo el primer ministro irlandés, Michael Martin. Para la danesa Mette Frederiksen, en el punto de mira de Trump por su ofensiva sobre Groenlandia, nunca es bueno pelearse entre aliados. Pero si la Administración Trump decide imponer aranceles, se necesitará "una respuesta robusta y colectiva". La Europa de la defensa La presión de Trump --que pide a los europeos aumentar el gasto en defensa hasta el 5%-- pero sobre todo la amenaza rusa, hace que la UE ponga la política de defensa bien alto en la lista de prioridades. Con esta cumbre, el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, aspiraba a tener una conversación franca sobre hacia dónde quiere avanzar los Veintisiete en este ámbito y como hacerlo. Sin papeles ni declaraciones que pudieran dificultar la discusión. El resultado es que los líderes europeos abogan porque la Agencia Europea de Defensa identifique capacidades clave, teniendo en cuenta el papel de la OTAN, donde la cooperación comunitaria pueda suponer un valor añadido. Entre las cuestiones que estuvieron sobre la mesa está la fabricación de misiles, la cuestión de la defensa aérea o la movilidad militar. En cuanto a la financiación, Costa confirmó que los Veintisiete instan a la Comisión a que explore la flexibilidad de las normas fiscales para permitir aumentar el gasto en defensa, en particular a los países más endeudados. "En momentos extraordinarios, hay que tomar medidas extraordinarias", reconoció Von der Leyen, recogiendo el guante. Los líderes apuntan también al uso del futuro presupuesto plurianual de la UE que deberá negociarse en los próximos años. El objetivo sería poder utilizar fondos europeos, en particular para financiar proyectos comunes entre varios países. La posibilidad de modificar las normas del Banco Europeo de Inversiones que en la actualidad no permite financiar la fabricación de armas o equipamiento militar también estuvo sobre la mesa.
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