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Concordia » El Heraldo
Fecha: 04/02/2025 04:02
El 3 de febrero, a las 5 de la mañana, desembarcaron 120 hombres con fusil y 2 carronadas con 16 artilleros, completando en la media hora siguiente un total de más de 300 combatientes, a los que San Martín había monitoreado con un catalejo toda esa noche. Al mando de los realistas estaban Don Antonio de Zabala y sus subalternos: Don Pedro Murray, Don Domingo Martínez y Don Manuel Olloa. Habiendo iniciado el combate, el ala de ataque al mando del Coronel San Martín recibe metralla de frente, dando muerte al caballo de éste, que al caer aprisiona su pierna, siendo salvado por el granadero Juan Bautista Baigorria quien atraviesa con su lanza al enemigo que iba a clavarle la bayoneta. Juan Bautista Baigorria, nacido en Chorrillos en la Punta de San Luís junto con otro soldado, Juan Bautista Cabral, correntino, nacido en Paraje Saladas, hijo de José Jacinto Cabral y Carmen Robledo, ata las riendas de su caballo a las del caballo de San Martín y consigue liberarlo, a pesar de estar herido y morir en esta acción. Esta podría ser la breve crónica de un combate que contó con un puñado de más de cien hombres y que marca el inicio de la gesta emancipadora y que no hace más que evidenciar una semblanza que nos hace visualizar a Don José de San Martin como un general, pero fundamentalmente como un conductor, que no solo ha de mandar su ejército, sino que personalmente lo forma, lo dota, lo organiza, lo alimenta y lo instruye, sobreviviendo en ello su gloria, su tradición y su ejemplo.Los generales se hacen en las batallas pero el conductor nace, son condiciones inherentes al carácter y en Don José de San Martin coinciden la técnica y el auspicio de ser un buen general, con la sabiduría, el aplomo del conductor, generalmente, un conductor es un buen maestro. La escuela sanmartiniana, llena también su siglo y los que vendrán, su ejemplo adoctrina las sucesivas generaciones de un ejército también las de un pueblo, marcando una decisiva influencia de perfección y de grandeza. La producción extraordinaria de su genio no fue más fecunda y arrolladora que la fuerza invencible de sus virtudes: por eso fue un conductor y un estratega, pero también un hombre de sólidos principios que supo poner al servicio de su causa, la técnica, la profesión pero por sobre toda su nobleza e integridad. Fue desde su arribo al Río de la Plata, el hombre y el conductor que encontraron en la causa emancipadora la razón y la guía de los años siguientes. La grandeza de San Martín fue precisamente la de haber sido el hombre que guió una causa: la independencia de su Patria, la libertad de la patria grande, la conciencia de una acción política orientada al bien común, a la negación de honores y la obsecuencia, que solo alimentan espíritus débiles, a la riqueza de un pueblo que debe ser para éste y no para los que detentan el poder y el gobierno. La verdadera grandeza de los conductores estriba precisamente en que no viven para ellos, sino para los demás. A menudo la historia no acierta a discernir, clarificar la infinita variedad de matices que la creación de los grandes hombres ofrece a la contemplación del futuro, pero la obra militar de San Martín desde sus logros en Europa y los triunfos de San Lorenzo, Chacabuco y Maipu, y aún los fracasos de Cancha rayada y Talcahuano, no hacen más que mostrar los matices, las tonalidades de un hombre que leyó en su historia presente las líneas de un futuro que haría de esta región, un gran país. A 212 años del combate de san Lorenzo, es nuestra obligación como ciudadanos, como dirigencia política, como agentes educativos y de instituciones en general, bregar por el sostenimiento de aquellos valores que con su gesto San Martin, nos inculcó, defenderlos de los embates de propios y ajenos y comprometernos en una verdadera pedagogía que nos permita enseñar y aprender sobre el ejemplo de héroes que como hombres y mujeres , hoy se perpetúan en el bronce y mármol pero también de aquellos otros que caminan entre nosotros y que han entendido y entienden que la patria es el sacrificio y compromiso que asumimos con el prójimo, con aquellos que nos necesitan. San Martín pudo haber mirado sus propios intereses y necesidades, hacer carrera y posición en España, pero su opción estuvo teñida de sacrificios que tenían como objetivos a sus propios contemporáneos pero fundamentalmente a nosotros que somos el presente y futuro de ese proyecto emancipador americano. En un nuevo aniversario de la gesta de San Lorenzo, valoremos la calidad de entrega, patriotismo y humildad de nuestro héroe máximo y de sus anónimos soldados. Elevemos, un compromiso colectivo de seguir trabajando sobre la base de los ideales y valores sanmartinianos en la construcción de un país justo y equitativo. Dr. Diego García Vicepresidente de Asociación Cultural Sanmartiniana Concordia
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