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  • Los servicios ecosistémicos en el olivar

    » Diario Cordoba

    Fecha: 02/02/2025 08:16

    A mediados del siglo pasado la agricultura tradicional comenzó a quebrar por la utilización de los abonos inorgánicos y la extensión de los pesticidas y herbicidas como medida para incrementar la producción agraria, que vino en llamarse la Revolución Verde. El olivar como sistema de cultivo se apuntó a ese esquema y se puso de moda dejar el suelo desnudo para que el olivo aprovechara todo el agua posible, se le declaró la guerra a todo lo verde que creciera en toda la superficie de la explotación, incluso los linderos, taludes y terraplenes que lindaran con ellos, aunque fueran dominio público viario o hidrológico. Con el transcurso del tiempo afloraron los problemas, graves pérdidas de suelo provocadas por la erosión hídrica, contaminación difusa de los acuíferos y aguas superficiales por el exceso de abonos, pesticidas y herbicidas, y la pérdida silenciosa de biodiversidad. Ante las tormentas, el suelo desnudo es arrastrado por el agua y se pierde. A veces se acumula en las carreteras, otras es retenido por las presas, que se van colmatando poco a poco. Los ejemplos los tenemos cerca, ¿quién no conoce alguna carretera que quede cortada por este motivo? Ahí está el embalse de Cordobilla, totalmente atorado, que hipoteca el futuro del plan de regadío del Genil-Cabra. Para solucionar los problemas generados se ha inventado un concepto, «socializar las pérdidas», que consiste en que la Administración, a través de sus distintos departamentos, limpie carreteras y arregle sus desperfectos o se tengan que poner en marcha sucesivos proyectos para hacer posible la extracción de agua con la menor cantidad de fango posible y estar periódicamente extrayéndolo del canal de distribución si no se quiere perder capacidad de carga. Se puso de moda dejar el suelo desnudo para que el olivo aprovechara todo el agua posible Otro ejemplo que se puede citar es el del herbicida terbutilazina cuando contaminó el embalse de Iznájar en el año 2005, que provocó que Salud prohibiera el uso de agua para consumo humano a unos 200.000 cordobeses. Las empresas gestoras del agua tuvieron que asumir nuevos procedimientos de descontaminación y se dispararon los controles sobre otras sustancias. Pérdida de suelo fértil Este sistema provocado por la Revolución Verde es el culpable de que exista una pérdida inasumible de suelo fértil con tasas muy superiores a su formación. Se citan pérdidas de hasta 80 toneladas por hectárea anualmente. Si se mantiene el suelo desnudo en un área donde las lluvias son irregulares y con frecuencia intensa, el resultado de la ecuación es lógico: disminución del suelo fértil y menor capacidad de retención de agua. La Estrategia Nacional de Lucha contra la Desertificación reconoce una pérdida media anual de suelo agrícola por la erosión en España en torno a las 30 toneladas por hectárea y año, un valor tres veces superior a la merma de terreno que sufren las zonas forestales. La barrera a partir de la que se puede concluir que se ha entrado en un estado de alta erosión es de 25 toneladas por hectárea y año. La tasa de pérdida máxima tolerable de suelo en España se sitúa en torno a 2-3 toneladas por hectárea y año. De aquí se deduce que la magnitud del problema es preocupante. Estudios han mostrado que las cubiertas vegetales bien desarrolladas con plantas crucíferas y otras de raíz adventicia, que permite un mejor anclaje, contribuyen a descompactar el suelo, posibilitan una mayor infiltración del agua, mejoran el balance de materia orgánica en el suelo y permiten la existencia de otros microorganismos entre los que se encuentran poblaciones de depredadores y parásitos de plagas. Esta medida, junto a la existencia de setos, rodales de vegetación mediterránea y montones de piedras, forman en su conjunto un espacio diverso que ayuda al agricultor. La llamada Revolución Verde es culpable de una pérdida inasumible de suelo fértil En estas condiciones de mayor heterogeneidad ambiental otro grupo aliado del agricultor, las aves insectívoras, también mejorarán sus poblaciones al tener más recursos tróficos a su disposición. Nuestros antepasados con menos desarrollo de la ciencia se dieron cuenta de su importancia. En 1896 promulgaron la Ley de Protección de los Pájaros, que se dirigía principalmente a las insectívoras y pequeñas rapaces. Los conocimientos científicos en relación a todos estos aspectos son abundantes, pero suelen quedar en el ámbito científico y en revistas especializadas que no llegan a los agricultores, que siguen en la espiral de «limpieza del olivar» al estorbarle el resto de especies vegetales. La administración agraria debe asumir una labor mucho más activa y debe apostar por la divulgación de una manera más masiva y entendible para los técnicos que están alejados de la investigación y los agricultores. Ese es un servicio que se necesita para mejorar la gestión que realizan en las explotaciones para tener garantía de futuro, y más en un momento de problemas ambientales y de cambio global. Estudios han mostrado que las cubiertas vegetales bien desarrolladas contribuyen a descompactar el suelo Tampoco hay que olvidar que tiene que apoyar más a la ciencia para seguir mejorando el conocimiento científico y tecnológico. Todo ello repercutirá en una mejor gestión, menos insumos e impactos ambientales que las generaciones agradecerán. De no hacerlo, nos señalarán como cómplices por haberles dejado una tierra esquilmada. Suscríbete para seguir leyendo

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