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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 01/02/2025 03:10
La tecnología de imagenología avanzada permite visualizar los vasos sanguíneos en tiempo real, y optimiza el diagnóstico y tratamiento de pacientes con ACV en la misma sala de intervención. (Gentileza: Fundación Philips) Cada año, más de 12 millones de personas sufren un primer accidente cerebrovascular (ACV), una de las principales causas de discapacidad y la segunda de muerte a nivel global. Se estima que una de cada cuatro personas sufrirá un episodio en su vida y que 6,5 millones mueren anualmente a causa de esta enfermedad, lo que equivale a una muerte cada cinco segundos, según la World Stroke Organization (WSO). Estudios previos demuestran que cada 30 minutos de retraso en el tratamiento reduce un 14% la probabilidad de una buena recuperación, y que, en solo una hora, el cerebro envejece 3,6 años. Con este panorama, el ensayo clínico WE-TRUST busca analizar cómo la disminución en el tiempo entre la detección del episodio y la intervención logra reducir las secuelas. El trabajo se diseñó para evaluar si un enfoque más rápido, conocido como “Directo a la Angiografía” (DTAS), puede mejorar los resultados de los pacientes al reducir los tiempos de atención en casos de ACV isquémico. El estudio, desarrollado con la participación de 15 centros en América, Europa y Turquía, busca comparar el circuito tradicional, basado en tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM) antes de la intervención, con un modelo en el que diagnóstico y tratamiento ocurren en la misma sala de angiografía. Cada minuto tras un ACV, se pierden 1,9 millones de neuronas, lo que subraya la urgencia de una intervención rápida para salvar vidas y reducir secuelas. (Imagen Ilustrativa Infobae) Este método, apoyado en la tecnología de Cone-Beam CT (CBCT), permite realizar el triaje sin traslados intermedios y elimina demoras en la administración del tratamiento endovascular. La muestra proyectada incluye 250 pacientes, cuya evolución se analizará durante 90 días posteriores al episodio. La investigación surge en un contexto donde la trombectomía mecánica cambió el abordaje del ACV isquémico, al posibilitar la remoción de coágulos en vasos grandes con una tasa de éxito superior a la de los tratamientos convencionales. Para conocer los detalles de esta técnica y la importancia en la reducción en los tiempos de atención, Infobae visitó el Hospital Vall d’Hebron, en Barcelona (España), que lidera el trabajo, además de analizar la situación en Argentina, donde el estudio se desarrolla en ENERI y la Clínica Sagrada Familia, con el liderazgo del doctor Pedro Lylyk. Reducir el tiempo, mejorar la recuperación La conexión entre las neuronas, esenciales para las funciones cerebrales, puede preservarse mediante tratamientos innovadores como la trombectomía mecánica. (Imagen Ilustrativa Infobae) El tratamiento del accidente cerebrovascular (ACV) sigue una regla inquebrantable: cada minuto cuenta. Cuanto más tiempo permanece un vaso sanguíneo obstruido, más tejido cerebral muere, lo que disminuye drásticamente las posibilidades de recuperación. Para describir este proceso, el doctor Marc Ribó, neurólogo del Hospital Universitario Vall d’Hebron e investigador principal del estudio WE-TRUST, explicó a Infobae: “Cada 12 minutos el área afectada del cerebro tiene el tamaño de un guisante, y en 12 horas puede alcanzar la mitad del hemisferio cerebral. Esta es la razón por la que cada minuto cuenta y por la que estamos obsesionados con reducir los tiempos y mejorar nuestros indicadores”. Durante décadas, el único tratamiento disponible para el ACV isquémico consistió en la administración de fármacos trombolíticos, que en muchos casos no lograban disolver coágulos grandes. Con el surgimiento de la trombectomía mecánica se evidenció un cambio en la manera de abordar estos episodios, al posibilitar la extracción directa del coágulo mediante un catéter. La trombectomía mecánica, paso a paso: un procedimiento clave para restablecer el flujo sanguíneo y salvar millones de neuronas tras un ACV. Sin embargo, el tiempo aún es el mayor desafío, ya que cada minuto perdido reduce las probabilidades de una recuperación favorable. En un protocolo tradicional, se establece un circuito de atención en el que el paciente ingresa a la sala de emergencias, se le realiza una tomografía computarizada (TC) o una resonancia magnética (RM) para determinar el tipo de ACV y, si se confirma una obstrucción, es trasladado a la sala de angiografía para la trombectomía mecánica. Cada uno de estos pasos suma minutos que pueden definir el pronóstico neurológico. “En el modelo tradicional, los tiempos varían entre 60 y 120 minutos desde el ingreso del paciente hasta la recanalización (NdeR: regresa el flujo sanguíneo). En cambio, con el modelo DTAS, los tiempos se reducen a entre 20 y 45 minutos. Esto significa una diferencia significativa en la cantidad de neuronas que pueden salvarse”, explicó a Infobae Lylyk, referente de WE-TRUST en Argentina. Este ensayo clínico busca validar un modelo innovador que permite reducir los tiempos de atención: Directo a la Angiografía (DTAS). Con este enfoque, el diagnóstico y el tratamiento se realizan en la misma sala, sin necesidad de traslados intermedios. El ACV es una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial. La trombectomía mecánica y los avances en el diagnóstico temprano buscan reducir el daño neurológico. (Imagen Ilustrativa Infobae) En ese sentido, Ribó detalló: “En los últimos años, se ha desarrollado un concepto revolucionario: el acceso directo a la sala de angiografía. Ahora tenemos la opción de evaluar al paciente al llegar y, si presenta un ACV grave, instruir al equipo de la ambulancia para que lo lleve directamente a la sala de angiografía, sin pasar primero por la tomografía computada convencional”. Los estudios preliminares confirmaron que este cambio en el circuito de atención reduce el tiempo desde el ingreso del paciente hasta la intervención. “Al evitar la tomografía computada tradicional y llevar al paciente directamente a la sala de intervención, se puede reducir el tiempo de manera significativa. Podemos ahorrar entre 30 y 40 minutos”, afirmó Ribó a Infobae. Esta diferencia mejora los resultados clínicos, ya que disminuir el tiempo de isquemia permite conservar más tejido cerebral. Además del acceso directo a la sala de angiografía, la optimización de la coordinación hospitalaria y la detección temprana resultan claves en la mejora del tratamiento del ACV. La implementación de sistemas de prealerta y la activación de los equipos de emergencia permiten que el hospital esté preparado antes de que el paciente llegue. El Dr. Marc Ribó presenta los resultados preliminares del estudio WE-TRUST, que propone un modelo revolucionario para reducir los tiempos de atención en pacientes con ACV. “Al prealertar al hospital, podemos reducir minutos cruciales en el proceso de tratamiento. Estos cambios pueden parecer pequeños, pero en conjunto tienen un gran impacto en la reducción de tiempos”, explicó Ribó a Infobae. La tecnología también ocupa un lugar central en la optimización del tratamiento. La inteligencia artificial y la automatización de procesos permiten mejorar la rapidez del diagnóstico, incluso desde la ambulancia. “El tiempo es cerebro. Esa frase se ha repetido una y otra vez con el cambio en el procedimiento, evitando dos estudios posibles, la resonancia magnética y la tomografía computada. Hay cambios claros en la evolución de los pacientes, y eso se demuestra en el estudio WE-TRUST”, explicó a Infobae el doctor Atul Gupta, director médico de terapia guiada por imágenes en Philips, socio tecnológico de la investigación. Si los resultados finales del estudio WE-TRUST confirman esta tendencia, el acceso directo a la sala de angiografía podría convertirse en el nuevo estándar en la atención del ACV. Es por este motivo que Lylyk aclaró que “es fundamental que haya centros preparados con tecnología avanzada y que los gobiernos garanticen su implementación. Reducir los tiempos de atención no solo salva vidas, sino que también disminuye la carga de discapacidad en la población”. La rehabilitación física es clave en la recuperación de los pacientes tras un accidente cerebrovascular. En muchos casos, las secuelas pueden revertirse si el tratamiento llega a tiempo. (Gentileza Fundación Philips) Un nuevo modelo de atención: de la urgencia a la intervención inmediata Durante años, el tratamiento del ACV en hospitales siguió un esquema rígido: ingreso a emergencias, estudios de diagnóstico y, recién entonces, el traslado a la sala de angiografía. En muchos casos, este proceso se traducía en demoras que afectaban la recuperación del paciente. A modo de ejemplo, sobre la pantalla del hospital barcelonés, apareció la imagen de Manuel. Este adulto mayor arribó transitando un ACV, en el cual no solo no podía elevar su brazo izquierno, sino que además no lo reconocía como propio. Tras la intervención, tanto su brazo como su habla, que también había sido afectada, se vieron completamente repuestas. Los avances en el diagnóstico del ACV buscan acelerar la identificación de obstrucciones, un paso clave en el modelo "Directo a la Angiografía". (Imagen Ilustrativa Infobae) “Si hubiera llegado dos o tres horas más tarde, la recuperación no habría sido tan completa”, explicó Marc Ribó. El acceso directo a la sala de angiografía modificó este circuito y acortó el tiempo hasta la trombectomía mecánica. “En el 90% de los casos podemos implementarlo, pero para llevar directamente a un paciente a la sala, todo el equipo debe estar listo. Durante el día esto es viable, pero a las 4 a.m. no hay seis o siete personas esperando en el hospital por si llega un paciente. Esto también es un desafio”, detalló. Los estudios clínicos en Vall d’Hebron demostraron que, al aplicar este modelo, los tiempos door-to-groin –desde que el paciente entra hasta el inicio de la trombectomía– bajaron un 57% en comparación con el protocolo convencional. “El cambio más significativo se ve en los pacientes con oclusión de gran vaso, donde la reducción del tiempo se traduce en una mejora evidente en su recuperación funcional”, explicó Ribó. El acceso directo a la sala de angiografía ha demostrado ser eficaz en centros altamente equipados, pero su implementación en distintos países depende de múltiples factores, desde la infraestructura hospitalaria hasta la capacitación de los equipos médicos. Avances en tecnología médica para el tratamiento de ACV, donde la inteligencia artificial y sistemas de imágenes guían intervenciones con precisión. En Argentina, Lylyk coincidió en la importancia de reformular los circuitos hospitalarios, aunque existen desafíos estructurales: “Para aplicarlo a gran escala, se necesita personal altamente capacitado, tecnología de vanguardia y un sistema de alerta rápida dentro de cada institución”. Y pese a que existe esta tecnología en el país, su acceso aún es limitado, lo que dificulta este enfoque. A pesar de estas barreras, los resultados preliminares del estudio WE-TRUST confirman la efectividad del nuevo modelo. En los hospitales que aplicaron el acceso directo, los pacientes tratados con trombectomía mecánica mostraron menores secuelas a los 90 días en comparación con el protocolo convencional. “Todavía debemos seguir recopilando pruebas con ensayos clínicos, pero la lógica es clara: menos tiempo equivale a mejores resultados, con menor discapacidad para los pacientes”, señaló Ribó. La coordinación entre emergencias y los equipos hospitalarios es clave para reducir los tiempos de respuesta. En Vall d’Hebron, se implementó un sistema que notifica a los especialistas ante un ACV: “Cuando recibimos la prealerta, aseguramos que la sala esté lista y enviamos personal a la puerta del hospital. En ese momento, se activa el código de ACV”, agregó el experto. Reducir las secuelas del ACV es posible con nuevos modelos de atención que optimizan el tiempo de respuesta. El estudio WE-TRUST avanza en soluciones para preservar el tejido cerebral y mejorar la calidad de vida de los pacientes. (Imagen ilustrativa Infobae) La optimización de estos procesos hospitalarios se apoya en la incorporación de nuevas tecnologías, desde sistemas de prediagnóstico en ambulancias hasta el uso de inteligencia artificial para acelerar la toma de decisiones. “En los próximos años, la automatización y la robótica jugarán un papel clave en la neurointervención, permitiendo que más hospitales puedan implementar estos modelos sin depender exclusivamente de la disponibilidad de especialistas altamente capacitados”, Atul Gupta. Argentina: desafíos y oportunidades En el mundo, el acceso a esta técnica recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la World Stroke Organization (WSO), la American Heart Association (AHA) y la European Stroke Organization (ESO) aún es heterogéneo. “La trombectomía mecánica es una de las intervenciones más efectivas, pero la desigualdad en su implementación sigue siendo un obstáculo crítico para maximizar su potencial”, señaló el profesor Bo Norrving, expresidente de la WSO, a Infobae. El modelo de acceso directo a la sala de angiografía (DTAS) permitió reducir los tiempos de tratamiento en diversos centros, aunque su aplicación presenta dificultades. “Cada sistema de salud tiene sus propios desafíos, y la implementación de un modelo como DTAS requiere adaptar los protocolos hospitalarios a la infraestructura disponible”, explicó Ribó. Desde este espacio, los especialistas controlan el avance del tratamiento endovascular, una técnica que puede reducir las secuelas de un ACV al actuar de manera más rápida y precisa. “Debemos actuar con urgencia. Necesitamos combinar el conocimiento científico con las historias personales de los pacientes para movilizar la acción. ¡Ahora es el momento de atender al problema del ACV!”, enfatizó Norrving. Argentina participa del ensayo clínico WE-TRUST a través de ENERI y Clínica Sagrada Familia. Lylyk, director general de ambas instituciones e investigador lider del trabajo a nivel nacional, destacó la necesidad de generar datos propios: “Uno de los problemas que tenemos es la comparación. Las estadísticas del país no son el fuerte, y es fundamental contar con datos concretos para poder mejorar el acceso al tratamiento”. “El primer obstáculo es el reconocimiento rápido del ACV por parte del entorno familiar. El tiempo es cerebro, y cuanto más rápidamente se traslade al paciente a un centro especializado, mejor será su pronóstico”, explicó Lylyk. De izquierda a derecha. El doctor Ribó, Atul Gupta y David Hernández, miembro del equipo de Ribó, en la sala de intervención. En cuanto a los tiempos de atención, señaló: “En algunos hospitales del país, los tiempos de atención siguen siendo una barrera. Mientras que en centros con mayor infraestructura se puede intervenir con rapidez, en otros la demora se extiende más de lo recomendable, lo que afecta directamente el pronóstico del paciente”. En las regiones más alejadas de Argentina, la distancia entre los centros especializados es un factor crítico. “Si ocurre un ACV en Ushuaia, gracias a la tecnología podríamos hacer la trombectomía desde Buenos Aires, y con inteligencia artificial. Esto permitiría tratar pacientes en la provincia más austral del país sin necesidad de traslados. Hacia ese horizonte vamos”, explicó Lylyk. “Hoy la telemedicina ya permite que neurólogos asistan a médicos en hospitales sin especialistas en ACV. El próximo paso será avanzar en intervenciones remotas que eliminen la barrera de la distancia en los casos más urgentes”, completó Gupta. Infobae viajó a Barcelona para conocer cómo el Hospital Vall d’Hebron lidera la implementación de técnicas innovadoras para el tratamiento del ACV. El estudio WE-TRUST continúa en fase de recolección de datos, según confirmaron a Infobae los investigadores. Hasta el momento cuentan con unos 220, de los 250 pacientes que tiene como objetivo el trabajo. “En Argentina, hasta la fecha, hay 31 pacientes enrolados en el estudio a través del centro de la Sagrada Familia. Este es un número significativo y comparable al de otros países participantes como España y Turquía”, aseguró Lylyk.” Se espera que los resultados finales permitan establecer evidencia suficiente para modificar los protocolos de tratamiento del ACV isquémico a nivel internacional. De todos modos, diversos centros de salud en América y Europa evalúan la posibilidad de adoptar esta estrategia. “La implementación requiere planificación y ajustes específicos en cada hospital, pero los datos preliminares muestran que es posible reducir drásticamente los tiempos de atención”, explicó Ribó. “En Argentina, la clave es expandir el acceso a esta tecnología. La posibilidad de aplicar este modelo en hospitales de alta complejidad marcaría un antes y un después en la atención del ACV en el país”, concluyó Lylyk.
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