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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 31/01/2025 14:38
Aunque la herencia genética influye en la longevidad, los hábitos diarios y el acceso a la salud pueden marcar una gran diferencia (Imagen Ilustrativa Infobae) El envejecimiento es un proceso universal que afecta a todos los seres vivos. En los últimos siglos, los avances en medicina, saneamiento, salud pública y educación han extendido la esperanza de vida humana, aunque con variaciones importantes según el contexto social y económico. Sin embargo, a pesar de estas mejoras, la longevidad máxima parece estar estancada en los 122 años, el récord registrado por la francesa Jeanne Calment, la persona más anciana cuya edad pudo ser documentada. Clement vivió 122 años y 164 días. Había nacido el 21 de febrero de 1875, en tiempos en que enfermedades infecciosas como la tuberculosis seguían siendo mortales, aun cuando la medicina estaba dando pasos de gigantes con Francia a la cabeza de los avances científicos. El propio Louis Pasteur, químico y microbiólogo excepcional, se encontraba en su mejor momento al frente de varios de avances clave, que contribuirían a aumentar la esperanza de vida de la humanidad. La mujer más longeva de la historia del mundo, al menos la que pudo ser documentada, vivió toda su vida en la ciudad de Arlés, al sur de Francia, y murió el 4 de agosto de 1997. Según Briana Mezuk, codirectora del Centro de Epidemiología Social y Salud Poblacional de la Universidad de Michigan, “todo tiene que tener un límite. No hay ninguna criatura en el planeta Tierra que no muera en algún momento”. Aunque la esperanza de vida ha aumentado considerablemente, Mezuk plantea que la clave está en cuánto tiempo podemos vivir con una buena calidad de vida. Jeanne Calment sigue siendo la persona más longeva registrada con 122 años (Georges GOBET / AFP) Expectativa de vida y factores determinantes En los últimos años, la expectativa de vida promedio ha disminuido, incluso en los países más avanzados, como Estados Unidos, en parte por la pandemia de COVID-19. Datos del Centro Nacional de Estadísticas de Salud estadounidense, dieron cuenta de esa caída, al señalar que los grupos sociales que más se vieron afectados fueron las comunidades de indígenas y los nativos de Alaska, cuya esperanza de vida disminuyó en 6,6 años, mientras que para la población negra e hispana tuvo una caída de alrededor de cuatro años. En el caso de los estadounidenses blancos y asiáticos, la reducción fue de dos años. Para William Mair, director de la Iniciativa sobre el Envejecimiento de la Escuela Chan de Harvard, citado por Popular Science, existen diferencias entre la esperanza de vida y la tasa de envejecimiento. La primera está influenciada por factores socioeconómicos, el acceso a la salud y la exposición a enfermedades, mientras que la segunda está determinada por la acumulación de daño celular, la genética y el entorno. “Si pensamos en la esperanza de vida, lo que ha ocurrido en los últimos 100 años, sobre todo en países desarrollados como Estados Unidos y cada vez más en todo el mundo, es que hemos añadido una cantidad fenomenal de tiempo a la esperanza de vida humana”, afirmó Mair. “Pero esos años adicionales no tienen absolutamente nada que ver con que nuestros cuerpos envejezcan intrínsecamente más lentamente”. Dieta equilibrada, ejercicio y atención médica adecuada son fundamentales para una vida más larga y con calidad (Imagen Ilustrativa Infobae) ¿Existe un límite biológico para la longevidad? Por su parte, el oncólogo Mijail Blagosklonny, del Instituto Oncológico Roswell Park, de Buffalo, Estados Unidos, sostuvo en un paper publicado en PubMed Central en 2021 que la esperanza de vida máxima de los humanos no ha cambiado a pesar del avance médico. “Se ha sugerido que los récords de longevidad no pueden superarse a menos que se produzca un avance científico que retrase el envejecimiento”. Investigaciones en animales muestran que intervenciones como la restricción calórica o la rapamicina pueden extender la vida, pero estas prácticas aún no se han aplicado ampliamente en humanos, subrayó. Blagosklonny también destacó que muchos centenarios llegan a edades avanzadas con buena salud, pero sin recibir una atención médica integral cuando se desarrollan enfermedades. Esto se traduce en una “compresión relativa de la morbilidad”: las enfermedades aparecen tardíamente, pero los pacientes no siempre reciben tratamientos adecuados, aseguró. “Los centenarios pueden vivir más si reciben atención médica de vanguardia”, sostuvo el investigador. Además, en el estudio argumentó que, si a los centenarios se les proporcionará el mismo nivel de atención médica avanzada que a los adultos más jóvenes, la esperanza de vida máxima podría superar los 122 años. Factores socioeconómicos y desigualdad en el envejecimiento El entorno en el que una persona vive tiene un impacto directo en su salud y en la velocidad de su envejecimiento. En Estados Unidos, que es una de las regiones del mundo más estudiadas, la diferencia en esperanza de vida entre barrios de la misma ciudad puede ser de varios años, debido al acceso desigual a una buena alimentación, a la salud ya la reducción del estrés. Mezuk mencionó su experiencia en Italia, donde las estructuras sociales favorecen una vida más saludable. “Simplemente está construida de manera esencialmente diferente sobre un sistema de valores diferentes al que tenemos en Estados Unidos”, afirmó. La investigación en longevidad sigue evolucionando, pero ¿cuánto falta para un verdadero avance que rompa el límite actual? (Imagen Ilustrativa Infobae) Además, existe un “nihilismo del tratamiento” hacia las personas más ancianas, lo que lleva a una menor aplicación de terapias agresivas o intervenciones quirúrgicas en pacientes de edad avanzada. Por ejemplo, los centenarios suelen recibir menos tratamientos contra el cáncer o procedimientos quirúrgicos que podrían mejorar su calidad de vida. Esta situación contribuye a que el límite de longevidad no se haya superado, en la visión del científico. ¿Es posible vivir más allá de los 122 años? Algunas estrategias apuntan a reducir la velocidad del envejecimiento y extender la longevidad. En estudios con ratones, la rapamicina ha demostrado prolongar la vida y retrasar enfermedades como el cáncer. Otros estudios sugieren que la restricción calórica también podría aumentar la longevidad máxima en primates. Para los humanos, las investigaciones continúan explorando cómo retardar el envejecimiento biológico. Mientras tanto, seguir las recomendaciones de los expertos siguen siendo la mejor estrategia: Ejercicio regular Dieta equilibrada Evitar el tabaco Evitar el consumo excesivo de alcohol Algunos expertos creen que la barrera de los 122 años es inquebrantable, mientras que otros afirman que con mejores tratamientos podrían extenderse (Imagen ilustrativa Infobae) La actividad física regular es ampliamente reconocida por sus beneficios para la salud, incluyendo la mejora de la circulación, el fortalecimiento de los músculos y huesos, y la reducción del riesgo de enfermedades crónicas. De acuerdo con la Mayo Clinic, realizar ejercicio de manera constante puede ser un factor determinante para alcanzar una vejez saludable. Otro de los factores clave en la longevidad es su enfoque en una dieta equilibrada. Una alimentación rica en frutas y verduras, permite obtener los nutrientes necesarios para mantener la vitalidad. La relación entre la dieta y la longevidad ha sido ampliamente estudiada. Una alimentación equilibrada no solo ayuda a prevenir enfermedades, sino que también contribuye al bienestar general. Según la Mayo Clinic, consumir alimentos frescos y naturales, como frutas, verduras y granos integrales, puede ser fundamental para envejecer con salud. Por otro lado, los lazos sociales también juegan un papel crucial en la longevidad. Es sabido que mantener conexiones significativas con otras personas puede reducir el estrés y mejorar la salud mental, factores que influyen directamente en la calidad de vida. La acumulación de daño celular y la determinante genética hasta dónde puede llegar la vida de una persona (Imagen Ilustrativa Infobae) También la Escuela de Medicina de Harvard ha señalado que la combinación de ejercicio físico, una dieta equilibrada, relaciones sociales fuertes y una actitud positiva frente al envejecimiento son claves para aumentar la expectativa de vida. Si bien aún no existe una solución definitiva para superar el récord de 122 años, las investigaciones apuntan a que estos hábitos de vida, sumado a mejoras en la atención médica y posibles avances científicos, el límite podría extenderse en el futuro.
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