31/01/2025 12:44
31/01/2025 12:44
31/01/2025 12:43
31/01/2025 12:42
31/01/2025 12:41
31/01/2025 12:40
31/01/2025 12:40
31/01/2025 12:39
31/01/2025 12:37
31/01/2025 12:37
» Elterritorio
Fecha: 31/01/2025 09:43
El sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado es un trastorno que puede pasar desapercibido pero afecta a muchas personas porque sus síntomas pueden confundirse con otras patologías. La alimentación variada favorece a la flora intestinal. jueves 30 de enero de 2025 | 20:30hs. Imagen referencial. El equilibrio de la flora intestinal es fundamental para la salud digestiva. Sin embargo, cuando este se rompe, puede desencadenar diversas patologías, entre ellas el Sobrecrecimiento Bacteriano del Intestino Delgado (Sibo por sus siglas en inglés de Small Intestine Bacterial Overgrowth). Si bien es una patología frecuente y que se diagnostica hace tiempo, las redes la hicieron más visible y las personas comparten sus experiencias frente a este escenario al que se enfrentaron. El gastroenterólogo Diego Eloy Sartori, dialogó con El Territorio y explicó en detalle de qué se trata esta afección, cuáles son sus síntomas, cómo se diagnostica y cuál es el tratamiento más adecuado. Sartori detalló que el intestino alberga millones de bacterias y virus que conviven en armonía con nuestro organismo. "No son gérmenes patógenos ni provocan enfermedades, sino que forman parte de un ecosistema que facilita la digestión y la absorción de los alimentos, además de actuar como barrera protectora", sostuvo. Cuando este equilibrio se altera, se produce lo que se conoce como disbiosis. "En este contexto, algunas bacterias aumentan en número, mientras que otras disminuyen y es cuando empieza a manifestarse el Sibo", señaló el especialista. Este sobrecrecimiento bacteriano puede presentarse con múltiples síntomas, los principales son hinchazón abdominal, dolor, gases y una sensación general de malestar, en algunos casos, incluso puede derivar en episodios de diarrea, lo que genera un gran impacto en la calidad de vida del paciente. A diferencia de otras patologías digestivas, el Sibo no presenta un síntoma específico que lo haga fácilmente identificable. "El dolor abdominal puede estar asociado a múltiples enfermedades. Si un paciente tiene antecedentes de cirugías abdominales, eso puede orientar a la sospecha de Sibo, pero antes de realizar un estudio específico es necesario descartar otras causas con estudios como ecografía abdominal y análisis de sangre", sostuvo Sartori. Además, en la región de Misiones y el norte de Argentina, es fundamental descartar la presencia de parásitos y otras enfermedades como la celiaquía antes de confirmar un diagnóstico de sobrecrecimiento bacteriano. Es así que una vez descartado lo antes mencionado, se le hace al paciente el test de aire espirado. "Es un procedimiento sencillo que consiste en soplar en un dispositivo durante un período de una hora y media a dos horas, en momentos espaciados. Este aparato mide los niveles de hidrógeno y metano en el aliento, lo que nos permite determinar si hay un crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado", explicó. El tratamiento del Sibo incluye una combinación de antibióticos no absorbibles y modificaciones en la alimentación. "La dieta debe ser variada, pero durante el tratamiento es recomendable el acompañamiento de un profesional en nutrición, especialmente en las primeras semanas, para ayudar a la flora intestinal a recomponerse", explicó Sartori. En un primer momento, se recomienda restringir ciertos alimentos fermentables, como los hidratos de carbono y las harinas refinadas. "La restricción suele durar entre 15 y 20 días, tras lo cual se van reincorporando los alimentos gradualmente para evaluar la respuesta del paciente", indicó. Factores de riesgo y pacientes más afectados El Sibo no afecta a un grupo etario específico, aunque se observa con mayor frecuencia en adultos jóvenes, esto es, menores de 30 años. Aunque el profesional especificó que hay pacientes de entre 16 y 30 años. No obstante, también se ve en mayores de 50 o 60 años que consumen múltiples medicamentos. “Si uno empieza a indagar, siempre hay un desencadenante. Puede ser el uso prolongado de antibióticos o antiinflamatorios, cirugías gastrointestinales previas, infecciones virales o accidentes que afecten la flora intestinal”, comentó. También se vio que infecciones virales, como el dengue, pueden alterar la microbiota intestinal. "Se curaba el dengue, pero la flora intestinal quedaba afectada, lo que generaba síntomas digestivos persistentes", agregó. Para mantener un equilibrio saludable en la microbiota intestinal, es fundamental llevar una alimentación variada. "El consumo de alimentos crudos en buen estado, frutas, legumbres y fibra es clave para enriquecer nuestra flora. En cambio, una dieta basada en alimentos con alto contenido graso, con poca fibra y baja ingesta de agua puede alterar ese equilibrio", advirtió Sartori. El sobrecrecimiento bacteriano es un trastorno que, aunque no representa una amenaza grave para la salud, puede afectar significativamente la calidad de vida. Consultar a un especialista ante la presencia de síntomas persistentes y mantener hábitos alimenticios saludables son claves para prevenir y tratar esta afección.
Ver noticia original