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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 31/01/2025 04:44
Un hombre fue brutalmente atacado durante un partido de fútbol amateur por un rival en Rosario. Como consecuencia de la golpiza que recibió, quedó cuadripléjico. Ahora, las autoridades detuvieron a su agresor. La víctima fue identificada como Pedro Gutiérrez, de 67 años, quien lucha por su vida y no puede respirar por sus propios medios. La agresión ocurrió el pasado 11 de enero en una cancha ubicada en el acceso sur de la avenida Circunvalación, en el barrio de Villa Gobernador Gálvez. De acuerdo con la información a la que pudo acceder el medio local Rosario3, las autoridades detuvieron al agresor de Pedro, Francisco Alberto A., alias “Pancho”, un hombre de 65 años, quien fue arrestado en la sede de Prefectura Naval Argentina (PNA). Hasta allí se acercó para realizar un trámite y, así, se percataron de que tenía un pedido de captura vigente. Pese a que se desconocen qué fue lo que propició el ataque, se sabe que ambos tenían un conflicto personal previo y de larga data. En un momento dado del enfrentamiento, ambos se trenzaron a golpes y el ahora detenido continuó agrediendo a Gutiérrez, cuando este se encontraba en el suelo. En un primero momento, el hombre se encontraba consciente; incluso, recibió asistencia médica en el lugar. Sin embargo, su cuadro empeoró con el correr de las horas. Tras la agresión, fue ingresado en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (HECA), donde identificaron que tenía un traumatismo raquimedular en la región del cuello. La cancha donde ocurrió la brutal agresión Tal como informó en su momento La Capital, los especialistas decidieron realizar una operación para fijar la columna vertebral en la región cervical. Por otro lado, detectaron también hematomas en la región molar izquierda. Sobre el cuadro actual de la víctima, su hija Marisol contó que su padre “sigue en terapia”. “El miércoles le hicieron una traqueotomía, pero aparentemente no está bien. No puede respirar por sus propios medios y no lo va a poder hacer. No tiene movilidad en brazos y piernas. Abre los ojos, escucha, pero no sé si entiende, si nos reconoce”, agregó en un diálogo con El Tres. De esta manera, precisó: “En un momento quisieron sacarle la sedación, pero se puso muy nervioso y tuvieron que volver a medicarlo. La lesión medular es muy grave”. En noviembre del año pasado, un enfrentamiento entre jugadores de dos equipos de una liga amateur en Rosario dejó a un futbolista inconsciente y hospitalizado, además de varios heridos. Según denunciaron integrantes de uno de los clubes, también les sustrajeron una moto y celulares. Testigos que presenciaron la escena captaron en video lo ocurrido. El enfrentamiento ocurrió cuando Lavalle de Rosario y San Fernando de Granadero Baigorria se disponían a jugar en una cancha de la zona. Lo que debía ser un partido de liga amateur se convirtió en una pelea generalizada, con gritos, corridas y golpes que escalaron rápidamente hasta desbordar la situación. Uno de los jugadores agredidos de Lavalle de Rosario relató a Telenoche Rosario que, mientras lo golpeaban, suplicaba que no lo mataran, pero le respondían: “Te vamos a matar”. Tras recibir múltiples golpes en distintas partes del cuerpo, perdió el conocimiento al salir de la cancha debido a un impacto en la cabeza. Sobre su estado de salud, añadió: “Me dijeron que tengo que hacerme un control en la cabeza porque tenía un chichón del golpe que me desmayó”. El presidente del Lavalle, Leonardo Nicolás Ramírez, recordó su versión sobre cómo iniciaron los conflictos aquel viernes. El incidente comenzó con la expulsión de dos jugadores en el primer tiempo, uno de Lavalle de Rosario y otro de San Fernando de Granadero Baigorria. Según relató un testigo a Telenoche Rosario, en la segunda mitad, a los cinco minutos, expulsaron a otros dos futbolistas, lo que desató la pelea. “Ellos dos se empiezan a pegar y ahí se meten todos mis jugadores y todos los jugadores de ellos”, contó. El testimonio agregó que la situación se descontroló cuando se abrió una puerta y un grupo de más de 100 personas se abalanzó sobre los 30 integrantes de su equipo. “Logramos sacar a algunos de los chicos, pero otros quedaron adentro llorando y gritando ‘por favor, no nos maten’. Ellos rompieron el tejido. Nos llevaron la moto, los dos celulares, la recaudación. Corríamos para todos lados. Los vecinos nos metían adentro. Estábamos como locos pidiendo”, narró.
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