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» Voxpopuli
Fecha: 30/01/2025 13:10
El Bank of America (BOFA) trazó un horizonte para el mercado cambiario argentino: según su informe, el Gobierno levantará el cepo en diciembre y unificará el tipo de cambio en $1.400 por dólar. A la vez, el FMI podría desembolsar hasta US$20.000 millones, condicionado a un ajuste fiscal adicional y mayor libertad en la cotización del peso. El plan del FMI y el calendario de reformas Según BOFA, el acuerdo con el FMI podría cerrarse en marzo a nivel técnico y aprobarse en abril. Como condición, el organismo exigirá una política cambiaria más flexible, lo que se traduciría en una devaluación más acelerada hacia fin de año. La estrategia oficial consistirá en relajar progresivamente los controles de capital, comenzando por los que afectan a la producción. Sin embargo, el informe prevé una aceleración tras las elecciones legislativas de octubre, lo que allanaría el camino para unificar el tipo de cambio en diciembre. “La eliminación de los controles será gradual al inicio, pero esperamos una unificación cambiaria en diciembre, cuando aún queden pesos atrapados por las restricciones”, señala el informe. BOFA también proyecta que el nuevo programa con el FMI incluirá una meta de acumulación de reservas, lo que obligará al Banco Central a otorgar mayor libertad en el mercado cambiario. La hoja de ruta para el dólar El informe anticipa que el FMI presionará para reducir el dólar blend de los exportadores y limitar la intervención oficial en los dólares financieros. También recomienda eliminar progresivamente restricciones como: Cuánto dinero podría aportar el FMI El BOFA considera que Argentina podría obtener un Acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF) con un desembolso inicial de entre USD 5.000 y USD 10.000 millones, según el nivel de ajuste fiscal y la velocidad de la apertura cambiaria. Aunque el Gobierno apunta a captar entre USD 11.000 y USD 15.000 millones, el banco no descarta que el FMI eleve la cifra hasta USD 20.000 millones, debido a los vencimientos de deuda que enfrenta el país. Entre 2025 y 2028, Argentina deberá afrontar pagos al FMI por USD 21.000 millones (USD 12.000 millones de capital y USD 9.000 millones en intereses), lo que implica que buena parte de los desembolsos serviría para cancelar esas obligaciones. Lo que pide el FMI a cambio Pese al respaldo al programa económico oficial, BOFA advierte que el FMI exigirá un ajuste fiscal extra de 1% del PBI entre 2026 y 2027. El recorte se lograría con menos subsidios energéticos y la absorción de ingresos extraordinarios por la reactivación económica. El informe también advierte que la sostenibilidad de la deuda dependerá de tasas de interés en pesos más elevadas, necesarias para respaldar la eliminación de las restricciones cambiarias. BOFA concluye que este proceso podría reabrir el acceso de Argentina a los mercados internacionales de deuda y permitir su reclasificación como mercado emergente en 2026. Con ese pronóstico, el banco recomienda a los inversores sobreponderar los bonos argentinos en dólares: “Argentina está ingresando en un círculo virtuoso, donde menores rendimientos permitirán reabrir el acceso a los mercados para refinanciar los vencimientos de eurobonos”, sostiene el documento. Adiós al cepo cambiario En un informe de abril de 2024, el banco señaló que «la eliminación de los controles de capitales es sorprendentemente gradual» y enfatizó la necesidad de implementar reformas estructurales para impulsar el crecimiento económico. Poco después, en agosto de 2024, sugirió que existía una «oportunidad de oro» para que el Gobierno realizara reformas cambiarias entre septiembre y diciembre de ese año, coincidiendo con la reducción de impuestos a las importaciones. El banco recomendó que, si el Gobierno compensaba la reducción de impuestos con un aumento del tipo de cambio oficial, se podría hacer más competitivo al peso sin generar un impacto negativo en la inflación. No sucedió. Desde Morgan Stanley, también se enfatizó que la relación con el FMI es determinante para la evolución del riesgo país. Si el Gobierno logra avanzar en un nuevo programa con metas fiscales y monetarias creíbles, los bonos soberanos podrían continuar con su tendencia alcista y permitir una mejora en las condiciones de financiamiento.
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