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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 27/01/2025 08:43
Hay cerca de 1,2 millones de personas que dependen de la leña o el carbón para cocinar (Imagen Ilustrativa Infobae) El posible aumento del precio de las garrafas de gas impactará fuertemente en las regiones y provincias del país que no cuentan con gas de red y en especial en las familias de bajos ingresos, cuyo consumo de energía en cocción tiene alto impacto en el presupuesto familiar. Pero hay formas de alcanzar hasta un 80% de ahorro. Un informe de la Escuela de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) señala que el 96,5% de la población usa gas natural o Gas Naturañ Licuado de Petróleo (GLP) para cocinar y hay cerca de 1,2 millones de personas que dependen de la leña o el carbón. Los sectores de menores recursos gastan una proporción más significativa de sus ingresos en energía y, en muchos casos, el precio por unidad de energía resulta superior. De hecho, el gas en garrafa (GLP) es más caro que el gas de red. El Ejecutivo liberó recientemente el mercado del GLP: aunque los precios de las garrafas tendrán precios de referencia y no podrán superar los valores internacionales. Desde el sector indicaron de todos modos que la medida implicará un aumento de precios que se sumará a los que hubo en diciembre. Una cosa es hacer algo a la parrilla y otra, más cara y peligrosa, usar leña como método de cocción habitual al interior de una vivienda En el corto plazo el precio podría saltar a entre $14.000 y $16.000 para la garrafa de 10 kilogramos, acumulando un aumento de al menos 10% y en el peor de los casos del 60% en dos meses. El costo de cocinar El estudio de la Unsam, realizado por Paola Lorenzo y Salvador Gil y publicado en la revista especializada Petrotecnia, señala que los combustibles más caros son los que usan los sectores de menores recursos. Por caso, el costo de cocción anual con kerosene era un 300% más caro que hacer las mismas cocciones (calculadas a un consumo energético equivalente a 3,2 kWh/día) y 47% más caro que la misma demanda de cocción satisfecha con GLP. Esto es, el costo de cocción con el uso de kerosene o garrafa es, por lejos, el más caro y el costo de cocinar con gas de red el más barato, con los costos de cocinar con electricidad o leña en el medio de la escala. Olla térmica, también llamada olla bruja o cajas de heno Cabe destacar que el uso de la leña, que en el mundo y América latina está aun muy extendido, demanda un gran esfuerzo físico y económico además de tener consecuencias negativas en la salud, principalmente por las emanaciones de gases y humos que produce la combustión. En este contexto, hay maneras de cocinar que pueden generar un gran ahorro en el consumo de energía. El informe explicó que las ollas térmicas, también llamadas ollas brujas o cajas de heno, son utilizadas para completar la cocción de alimentos y economizar energía haciendo uso del calor contenido en el propio alimento. La técnica del calor retenido para cocinar consiste en aprovechar el calor acumulado en los alimentos durante una primera parte de la cocción y luego, en un recipiente aislado térmicamente, terminar su elaboración. Este sistema se puede utilizar cuando se requiera realizar una cocción en base húmeda, como arroz, fideos, guisos, verduras hervidas, sopas o pucheros. Cuando se cocina un alimento húmedo en una olla con una hornalla o anafe, el proceso se puede dividir en dos etapas: la primera etapa consiste en llevar la olla a hervor que, en general, toma de 10 a 30 minutos, y la segunda etapa, en la que se realiza la cocción de los alimentos que dura entre 30 minutos y 3 horas. Con el uso de una olla térmica u olla bruja se puede suprimir el consumo de energía en esta segunda etapa del proceso de cocción. Otro tipo de olla bruja De acuerdo al informe, estas ollas pueden construirse con materiales económicos y disponibles localmente, lo que las hace accesibles para sectores de bajos recursos. Otro dato importante que se menciona es que con la olla bruja no solo se ahorra energía, sino también agua. La ventajas adicionales tienen que ver con una mayor conservación de nutrientes y seguridad. “Es posible dejar la comida cocinándose sin necesidad de atender el proceso, ya que, al no haber fuego, no existe ningún riesgo de incendio. Esto no es viable con la cocción convencional”, asegura el trabajo y agrega que tampoco hay riesgo de que la comida se queme, ya que la temperatura no puede aumentar durante la cocción. Dicho esto, el trabajo señala que con este tipo de ollas en muchos platos se pueden lograr ahorros de energía que van del 50% al 80%, dependiendo de factores tales como el tipo de alimento, los materiales con los que está fabricado el producto y condiciones de uso (rapidez en el traslado a la olla bruja). Comparación de la eficiencia térmica para los distintos tipos de cocinas Además, “si se combinan tecnologías simples y económicas, como el uso de ollas con estrías, la utilización de la tapa durante la cocción y el uso de ollas brujas, las mejoras en la eficiencia de cocción que se pueden lograr pueden ser del orden del 70% al 90%, que cuando se cocina con gas o leña”, explican. “No menos importante de destacar es el hecho que tanto las ollas brujas como las ollas ranuradas son equipos de muy bajo costo. A su vez, estas ollas pueden combinarse muy bien con las cocinas solares, adecuada para regiones áridas o semiáridas como la puna u la región andina. También, la olla bruja posibilita que los usuarios de cocinas solares puedan usarlas para preparar sus comidas al mediodía y tenerlas listas y calientes a la noche”, agregan.
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