Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Y Dios se hizo Trump

    » Diario Cordoba

    Fecha: 27/01/2025 06:06

    El discurso de toma de posesión de Trump ha sido el discurso de la versión más auténtica y macarra de Trump. Como no podía ser de otra forma: mentiroso, vengativo, racista y amenazador. Por supuesto, falto del mínimo respeto institucional y repleto de tics nacionalistas e imperialistas. Continuó en el Capital One Arena rodeado de su familia: un muestrario de cirugía plástica en el que costaba diferenciar a la mujer de la hija y de las nueras. Muchos pómulos, narices respingonas, rostros exageradamente angulados, arrugas estiradas y todo lo demás que ocultaba la ropa. Pero sin características de autor. Más bien de molde. Al estilo del Fordismo: en serie y de patronaje único. Sin olvidar el sombrero de Melania. En realidad, le hubiese gustado llevar un casco para que no se le acercase el marido, pero no era cool. Otros artículos de Fernando Toll-Messía A Biden no le pudimos observar ningún rictus delatador porque está tan estirado que se le hubieran reventado las costuras. Kamala sigue en shock, Obama debió desconectar y el único que se lo pasó en grande fue Clinton, cuchicheando con Hillary, que tampoco pareció muy complacida con el chorreo de insultos que el descendiente de alemanes les dedicó a los demócratas. Los anuncios y órdenes presidenciales posteriores estuvieron a la altura del personaje: bautizados como «El día de la Liberación», consistieron en liberarse de los Acuerdos de Cambio Climático; en liberar a los 1.500 delincuentes que asaltaron el capitolio (a los que llamó «rehenes»); en revocar las autorizaciones de seguridad de los cincuenta funcionarios de la CIA que estudiaron la injerencia rusa de 2020; en ordenar a las agencias que reduzcan los costes de la atención médica; en retirar a EEUU de la Organización Mundial de la Salud; en liberarse de los inmigrantes y en la rocambolesca conquista de Marte. Entre muchas otras perlas. Elon Musk saltaba de alegría calculado la millonada que Space X le va a facturar a su amigo para reequilibrar todo lo que va a ahorrar en «gasto superfluo». Y el resto de tecno-bros que le rodeaban salivaban cuando dijo que, en aras de la libertad de expresión, iba a acabar con la censura. Le faltó añadir que se refería a X, Google, el Washintong Post de Bezos y Meta. Tampoco tendrá oposición entre los funcionarios de carrera, pues ya ha dispuesto del despido de 1.500, para empezar. Trump no necesita un gabinete de prensa, tiene a los dueños de todas las redes sociales a su servicio para silenciar a la prensa, a la televisión crítica, a los europeos díscolos y, por tanto, «redimirá décadas de dominio progresista y cobardía conservadora», en palabras del presidente de la Heritage Foundation. Trump prometió «restaurar el cristianismo», que no sé muy bien lo que significa, pero suena a Antiguo Testamento y, por lo tanto, aterrador. Además, cuenta con la inestimable ayuda de seis de los nueve jueces del Tribunal Supremo de los que dispone para poner orden. La representación internacional también fue significativa: Meloni será su conexión directa con los europeos y Milei con el más allá, con el que se comunica a través de su hermana, pitonisa, cuando no conversa con sus tres perros clonados del que falleció. No es broma. Es cierto. Por supuesto Dios asistió a su coronación con la transmigración del reverendo evangelista que no se ahorró ninguna barbaridad. Sólo faltó un poltergeist para que los asistentes entraran en trance. Los demás nos quedamos boquiabiertos, porque una cosa eran las bravatas de campaña y otra la ratificación presidencial. Y esto no ha hecho más que empezar. *Periodista

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por