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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 26/01/2025 02:40
Luis Caputo, cuando anunció desde la Casa Rosada la reducción de las retenciones al campo La que pasó fue una semana intensa para el gobierno: abarcó desde la participación del presidente Javier Milei en la asunción del segundo mandato presidencial de Donald Trump, en Washington, hasta su intervención sin medias tintas en el Foro de Davos, donde se plegó a la ofensiva anti-woke del presidente de EEUU y escuchó de Marc Benioff, fundador y CEO de Salesforce, una tecnológica norteamericana vinculada a la economía del conocimiento, que la empresa invertirá en la Argentina USD 500 millones, y cerró asegurando en un evento en Suiza que en 2025 levantará el cepo al dólar, “un mamarracho que nunca debería haber existido”. Mientras tanto, en Buenos Aires, pasaban cosas. Economía anunció la reducción temporaria de las retenciones a los principales cultivos del campo argentino y la eliminación definitiva de aquellas que pesaban sobre las economías regionales, y avanzó en las negociaciones con un equipo del Fondo encabezada por el venezolano Luis Cubeddu, jefe de misión y subdirector del Departamento de Hemisferio Occidental. Toma y daca El anuncio sobre retenciones tuvo algo de toma y daca, porque por un lado el gobierno otorgó una parte de lo que el campo reclama hace meses, en un contexto de precios mundiales bajos, peso apreciado e incipiente sequía, pero por el otro, al ponerle tope temporal a la reducción, buscó garantizarse una mayor liquidación de divisas entre marzo y junio e inhibir la postergación de esas decisiones, que suele expresarse en granos acumulándose en silobolsas en los campos del país. Con todo, del anuncio también obtuvo recompensas políticas, como los elogios por la medida y los anuncios de los gobernadores de Entre Ríos (Rogelio Frigerio) y de Chubut (Ignacio Torres) de que también buscarán reducir Ingresos Brutos, un tributo contra el que batalla el ministro Luis Caputo, mientras el cordobés Martín Llaryora destacó que él ya lo había reducido sobre los sectores productivos, como también lo recordaron desde el gobierno porteño, que encabeza Jorge Macri. Las entidades del campo, sin embargo, esperan ver la letra chica de la reducción de las mal llamadas retenciones (que no son tales, sino un liso y llano impuesto) para sacar conclusiones en firme. Otra medida, que algunos interpretaron como una suerte de prior action de cara al acuerdo con el FMI, fue el gigantesco canje de deuda realizado el viernes, por el que Economía despejó $14 billones de vencimientos de deuda que caían entre mayo y noviembre, poco más de USD 13.000 millones al tipo de cambio oficial, con una importante participación del sector privado. Un dato clave: con la operación, el gobierno casi triplicó la vida promedio del perfil de vencimientos. “El éxito de la operación abriría la puerta para levantar las restricciones cambiarias, y no sorprendería que el canje formara parte de las exigencias del FMI”, señaló Max Capital. El mismo día, además, el gobierno recibió otra buena noticia: la decisión de la calificadora Moody’s de mejorar su nota crediticia “por el contundente cambio” de las políticas que lleva adelante. En suma, el gobierno ganó tiempo y tranquilidad, mientras se desarrolla la negociación con el Fondo, del que pretende no menos de USD 11.000 millones de “fondos frescos”. Y si es posible, más también. Pero, como se señaló en este mismo espacio hace una semana, en 2025 la Argentina deberá estar atenta a la evolución del mercado de bonos de EEUU, que se volvió mucho más determinante en el cálculo del costo crediticio total del país. Y si hay algo que el gobierno ambiciona es volver a los mercados internacionales de capital a un costo accesible, de modo de despejar de modo duradero las dudas sobre la capacidad de refinanciación de la deuda pública. Del riesgo país al efecto Trump Un informe de la consultora Quantum precisó al respecto que el rendimiento de los bonos del Tesoro norteamericana a 10 años, que habían tocado un piso de 3,6% en setiembre de 2024, llegaron el viernes a 4,65%, mientras en el mismo período la tasa de corto plazo de la Reserva Federal (la llamada “Fed Funds Rate) pasó de 5,5 a 4,5 por ciento. Es decir, mientras la Fed comprimió cien puntos básicos la tasa de referencia, el rendimiento de los bonos a 10 años aumentó poco más de cien puntos. Hay allí una anomalía que bien podría llamarse “efecto Trump”, por las dudas que parece haber en Wall Street acerca de las medidas concretas de política económica que adoptará el otra vez jefe de la Casa Blanca y, fundamentalmente, sobre sus efectos en materia de inflación. Milei en Suiza, donde volvió a asegurar que este año se levantará el cepo cambiario Mientras eso sucedió en Wall Street, el spread o “riesgo argentino” se redujo casi 680 puntos, más de doce veces los 54 puntos que cayó el spread promedio de los mercados emergentes. De resultas de estos movimientos, el costo actual de la deuda soberana argentina es del 11%, todavía muy alto para mojarse los dedos en los mercados de capital, pero lo más llamativo es que mientras a mediados de 2024 el riesgo argentino (entonces en casi 1.500 puntos) explicaba el 78% del costo total, ahora explica el 36%, con lo cual pasó a ser más determinante lo que suceda en EEUU que lo que suceda en la Argentina. El propio Jim O’Neill, el ex ejecutivo de Goldman Sachs que en 2021 acuñó el término BRICS, alertó la importancia que para Trump y los demás gobiernos tendrá el mercado de bonos norteamericano a la hora de avalar o ponerle límites a la Casa Blanca. La principal diferencia en la negociación con el Fondo sigue siendo qué política cambiaria seguirá la Argentina. El organismo no está convencido de las virtudes de la decisión oficial de reducir al 1% el crawling peg mensual a partir de febrero, para acelerar la baja de la inflación. Mientras intenta zanjar esa diferencia, Caputo deberá seguir muy atentamente qué le van diciendo los mercados a Trump, el amigo del presidente Milei, que por más amigo que sea priorizará sus propios intereses.
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