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Parana » Cuestion Entrerriana
Fecha: 24/01/2025 15:56
Gustavo Cisneros, el reconocido entrenador del fútbol del ascenso de la Argentina, murió este viernes a los 56 años luego de una larguísima pelea contra un cáncer que primero afectó su próstata y luego se extendió a los huesos. “Con profunda tristeza anunciamos el fallecimiento de nuestro querido DT Gustavo Cisneros, un gran profesional que tuvimos la suerte de tener el Club, pero por sobre todo una excelente persona. Acompañamos en este difícil momento a su familia y seres queridos”, publicó el club Fénix, donde Cisneros se desempeñaba como manager luego de tener que dejar su rol como DT por culpa del avance de la enfermedad. En su currículum carga más de 600 partidos dirigidos en el Ascenso del fútbol argentino. Además de Fénix, pasó por Sacachispas, Excursionistas, Acassuso, Almirante Brown, San Telmo,Victoriano Arenas, Armenio, Flandria, Deportivo Español y San Miguel. Y en el exterior, dirigió a Rampla Juniors de Uruguay, Unión de San Felipe de Chile y Cultural Santa Rosa de Perú. Cisneros fue un gladiador. Su lucha contra el cáncer había empezado en 2021 cuando dirigía a Cultural Santa Rosa al percatarse que orinaba sangre fue al médico y un oncólogo lo diagnosticó cáncer “agresivo” de próstata y posteriormente, cáncer de huesos. “Con el resultado de la resonancia me derivaron a un urólogo/oncólogo. Ahí ya cuando escuchás “oncólogo” se te viene le mundo abajo. Y cuando fui, me hizo un tacto y ni miró los estudios. La primera palabra que escuché no me la voy a olvidar nunca más. Allá en Perú utilizan mucho el término “abusivo”. Sería como cuando acá decimos un zarpado. Dicen “uh, fue un gol abusivo” o “no seas abusivo”, por ejemplo. Ahí el médico me miró y me dijo: “Profe, tiene un cáncer abusivo”. Como diciendo, esto es enorme. Me dejó helado. “Pero no me lo diga así, mire bien los estudios al menos, la resonancia…”. No había caso, era muy evidente. Me dijo que tenía dos caminos: o me iba inmediatamente a Argentina o me programaba una biopsia para el día siguiente a las 6 de la mañana. Y me quedé”, le contaba al periodista Mariano Verrina en una entrevista con Clarín. Gracias a la ayuda de Arsenal de Sarandí que se encontraba en Perú para jugar un partido de Copa Sudamericana pudo viajar a Buenos Aires para seguir con el tratamiento médico donde recibió ayuda de Marcelo Gallardo, entre otras personalidades del fútbol. “Fe, huevo y amor” fue la receta que le dio Miguel Ángel Russo, que también padeció cáncer de próstata. Así, con la ayuda de su familia y el amor de su gente, Cisneros pudo superar la enfermedad por primera vez. Pasaron 170 días desde el estremecedor diagnóstico, 14 sesiones de quimioterapia y un tratamiento médico largo, doloroso y costoso, pero la lucha dio buenos resultados. En aquel momento, aprovechó sus redes sociales para agradecer por la ayuda recibida y compartió su alegría por la evolución: “10 cm en Perú, 8 cuando hicimos el PET en julio. Después de ocho quimios, en la tomografía de octubre medía 1 centímetro. Y ahora… ‘próstata en tamaño y forma normal’. Que sensación inexplicable…”. Sin embargo, en febrero de 2024 y cuando el cáncer parecía haber quedado en el pasado, sorprendió con una publicación en sus redes sociales en la que señalaba que nuevamente tendría que luchar contra la enfermedad. Lejos de bajar los brazos, sabía que empezaba una nueva batalla. “Fue muy duro luchar contra el cáncer. Fui muy ingenuo pensar que le había ganado. Ha vuelto furioso, agresivo, sin piedad, todos los ganglios linfáticos explotados, muy triste, no hay con que parar el dolor”, se lamentaba. Por aquellos días, Clarín volvió a entrevistar a Cisneros, quien había tomado la decisión de seguir trabajando en Fénix a pesar de volver a tener que someterse otra vez a las duras sesiones de quimioterapia. “Voy a seguir dirigiendo hasta que el cuerpo me dé, es una decisión de vida”, avisaba. Y así fue. A pesar de la insistencia de sus padres de que tratara de descansar, se sumó a la pretemporada con el club de Pilar en San Cayetano. Y no paró de dar ejemplos de lucha. Cuando debía ser internado por 48 horas para realizarse estudios que descartaran una trombosis, les pidió a los médicos retrasar su llegada al Sanatorio Anchorena para dirigir a Fénix por la segunda fecha del torneo en un partido que terminó en 0-0 contra Cañuelas. Finalizado el encuentro, se dirigió directamente al centro médico y, afortunadamente, los resultados fueron positivos. Días después se sometió a sus dos primeras sesiones de quimioterapia de la que fue lamentablemente la última batalla. Pero el DT pidió fueron agendadas lo más temprano posible para decir presente por la tarde en la cancha de Los Andes. Le había prometido a todo el plantel que estaría en el banco de suplentes. Y no les falló a ellos ni a la profesión a la que le dedicó todo de sí mismo. Cisneros, por aquellos días, recibía el apoyo incondicional de su esposa y de sus cuatro hijos, además del consentimiento de su oncólogo para seguir trabajando y no abandonar esta profesión que tanto disfrutaba. “El médico me dijo que iban a hacer todo el esfuerzo posible en coordinar cada sesión de quimioterapia para que no coincida con días de partido. Considera que desde lo mental me va a hacer muy bien seguir con el grupo. Iré viendo después cuándo ir y cuándo no a los entrenamientos”, le contaba al periodista Bruno Carbajo. Y agregaba: “El apoyo que recibo y el fútbol hacen las cosas más fáciles a la cabeza. Tenerla ocupada, estar pensando en quién juega, quién no y armar los entrenamientos me ayuda porque no estás todo el tiempo pensando en la enfermedad. Además tengo a Valeria (su pareja) que no se le pasa un minuto de cada medicación que tomo, incluso de madrugada. Teniéndola a ella es más llevadero. Estoy más cuidado. Es una enfermedad que desgraciadamente la transita toda la familia. Y eso es lo que le duele a quien la lleva, por el sufrimiento de sus seres queridos”. A finales de noviembre, con una fractura de cadera a cuestas y dándole pelea al maldito cáncer, Cisneros decidió con la dirigencia dar un paso al costado en su rol de entrenador para convertirse en el director deportivo de Fénix. “Yo antes me enojaba mucho por algunos resultados. Aprendí a que no duela tanto una derrota y a tampoco llevar al exceso los festejos por un triunfo. Cuando te toca pasar por esta situación, uno se da cuenta que no hay nada más importante que tener salud. Considero que uno va evolucionando como técnico a medida que suma partidos. Entonces ya busco que todo partido sea analizable y para mejorar. Fénix es un club con chicos jóvenes, en el que no tenemos el mismo presupuesto que otros clubes de la categoría, pero estamos para luchar de acuerdo a las exigencias del torneo. A los chicos les digo que esto no tiene que afectar de lo emocional en cuanto a lo deportivo, no creo que el jugador corra más o corra menos por saber que yo estoy en esta situación”, decía por febrero de 2024. Y también dejaba una lección. Es que Gustavo, vecino de Lanús, deseaba que sus enseñanzas no solo quedaran dentro de un vestuario, sino que lleguen a aquellos que “consideran una pérdida de tiempo ir al médico o sacar un turno”. Por eso formaba parte de una ONG a la que brinda sus testimonios y participa en la búsqueda de una cura contra esta enfermedad.
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