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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 24/01/2025 02:43
Los intendentes del Gran Buenos Aires que esperan mayores señales de autonomía de Axel Kicillof están convencidos de que el gobernador bonaerense va a adelantar las elecciones provinciales, pero entienden que espera por la suerte de las primarias nacionales, hasta estas horas sin los votos necesarios para ser suspendidas en el Congreso, para avanzar con esa decisión que podría ser bisagra para su futuro. Kicillof no tiene apuro. Está pendiente del Congreso, y entiende que su situación es un tanto menos acuciante que la de Jorge Macri, que anunció antes de fin de año el adelantamiento de las elecciones porteñas para despegarse lo más posible del calendario nacional e intentar de esa manera repeler el avance de La Libertad Avanza, que amenaza con dañar seriamente la hegemonía que el PRO mantiene en su casa matriz desde el 2007. El jefe de Gobierno ya tendría asegurados los votos del PJ porteño, que, según su conducción, también se beneficiaría con una campaña autónoma de la nacional, con un candidato instalado y con buenas mediciones como Leandro Santoro. La performance del PRO, de confirmarse el desdoblamiento, tendría para los especialistas un pronóstico algo más dudoso porque depende no solo del éxito que Macri obtenga en el plebiscito de su gestión y del candidato que proponga, si no también del postulante de LLA, de lo que defina Horacio Rodríguez Larreta y de que Ramiro Marra decida qué hace respecto de su futuro electoral. En ese cúmulo de especulaciones resta saber, una vez que se sancione el adelantamiento del calendario y la posible suspensión de las primarias, si el jefe de Gobierno opta por la boleta única de papel o por el sistema electrónico. Es más que probable que se decida por la primera alternativa. En la provincia de Buenos Aires el panorama es todavía más incierto porque la decisión de Kicillof respecto del calendario electoral puede sumar aún más tensión en el vínculo con Cristina Kirchner, que este jueves confirmó desde Monte Hermoso lo que por el momento se mantenía como un secreto a voces: que ese sector del kirchnerismo referenciado en ella no hizo todos los esfuerzos necesarios para que el gobernador tenga aprobado su presupuesto. Hasta ahora solo Andrés “El Cuervo” Larroque, muy enemistado con La Cámpora, había sido el único en deslizarlo públicamente. “Cristina me pidió que le aprobemos el presupuesto al gobernador en febrero, dijo que no podía estar sin presupuesto y que teníamos que aprobárselo”, reconoció Alejandro Dichiara, hombre fuerte del kirchnerismo en la Legislatura provincial y ex intendente de esa localidad bonaerense en la que la ex presidenta descansó en estos días junto a su hija y la nieta. Kicillof espera por el futuro de las PASO, que se negocian a contrarreloj en el Congreso, porque las primarias bonaerenses están atadas a las nacionales. En La Plata reconocen el absurdo de adelantar las elecciones provinciales si la iniciativa incluida por la Casa Rosada en el paquete de extraordinarias naufraga este verano. En noviembre pasado, fuentes oficiales dejaron trascender que el gobierno habría llegado a alcanzar una suerte de acuerdo con el kirchnerismo para suspender esa instancia electoral a cambio de un boicot al proyecto de Ficha Limpia que el Ejecutivo ahora incluyó en el temario. Pero cerca de la ex presidenta aseguraron que en los últimos días bajó la orden de dejar en stand-by esa colaboración. Más aún después de que Javier Milei enviara su propio proyecto de Ficha Limpia, que, de aprobarse, le impediría a Cristina Kirchner ser candidata, más allá de que, a pesar de lo que se divulgue públicamente, no es la principal prioridad del Ejecutivo. Según algunas versiones, la ex presidenta definió esa estrategia justamente en clave bonaerense. “El objetivo es ganarle a Milei. Nosotros tenemos claro que si hay dos listas en el peronismo, no hay chances”, resaltaron anoche desde La Plata. No es lo que proponen algunos de los intendentes que insisten en la independencia de Kicillof. Jorge Ferraresi, de Avellaneda, es uno de los principales impulsores. El nexo con el resto de los jefes comunales. Ellos creen que si el Congreso suspende las primarias, el gobernador avanzará con el desdoblamiento del calendario y con la cancelación de las PASO provinciales que necesitan el visto bueno de la Legislatura. No hay manera de que eso prospere si primero no hay consenso en el Parlamento nacional. El gobernador perdió todo tipo de diálogo con la ex presidenta: “No hay nada”, confirmaron sus colaboradores. Sin embargo, aclararon: “Nuestra conducción es Cristina, cuando llegue el momento de cerrar las listas nos vamos a poner de acuerdo, aunque sea a las piñas”. Kicillof respeta esa jefatura, no así la del jefe de La Cámpora, que no quiere saber nada con algún tipo de arreglo que implique cierta autonomía del ex ministro. Es una encrucijada de difícil resolución porque el gobernador no está dispuesto a ser Alberto Fernández. Para Kicillof, de todos modos, se trata no solo de una decisión política, si no también de una cuestión de logística: existen conversaciones formales con el Ejecutivo para saber si el gobierno estaría dispuesto a desplegar las fuerzas federales en la organización de los comicios en el principal distrito del país en caso de que se decida desdoblar el calendario. Es impracticable, según fuentes provinciales, organizar una elección de esa magnitud en un distrito como Buenos Aires solo con la Policía bonaerense. Hasta ahora, la respuesta del gobierno fue ambigua. En La Plata también son conscientes que el sistema concurrente, es decir, con dos sistemas de votación en una misma jornada por la sanción de la boleta única de papel a nivel nacional, pronostica un resultado de dudoso éxito. Lo único seguro por ahora es que no hay antecedentes, más allá de la decisión que tome el gobernador. Pero el futuro de las PASO y el hipotético desdoblamiento del calendario no se sigue solo con particular atención por el peronismo si no también entre los jefes territoriales del PRO y, en especial, por el gobierno, que analiza cómo encarar la campaña en ese distrito. La decisión de Kicillof podría adelantar los tiempos. Y apurar a aquellos dirigentes e intendentes del PRO que, según un importantísimo legislador macrista, “esperan con la garrocha en mano” para pasarse a las filas de LLA, una moda que inauguró hace unos días Diego Valenzuela, de Tres de Febrero, cuando formalizó su pase a Las Fuerzas del Cielo. Ayer, Ramón Lanús, de San Isidro, dijo que tenía “una enorme satisfacción por todo lo que logró el gobierno”, y que debían trabajar para llegar a un acuerdo conjunto. Hay más casos. Guillermo Montenegro es uno de ellos. Habla muy seguido con Santiago Caputo, el asesor más influyente de Milei y uno de sus principales operadores. Montenegro adoptó incluso en los últimos tiempos una agresiva estrategia comunicacional de redes digna de La Libertad Avanza. Como anticipó este medio la semana pasada, hay además muchísimas especulaciones en torno a Néstor Grindetti, el último candidato a gobernador de Juntos por el Cambio, que le ganó a Carolina Píparo en las elecciones generales y que se impuso sobre Diego Santilli en las internas. Santilli también está ansioso. En el PRO dicen que si aún no pegó el salto no es por Mauricio Macri, si no por su relación con Cristian Ritondo, tal vez el interlocutor máximo de ese sector con Caputo. El gobierno quiere vaciar a Macri, y que sus acciones valgan lo menos posible a la hora de negociar un posible acuerdo electoral. Es la estrategia delineada por Karina Milei y Caputo, que bajan instrucciones. En la Provincia, el armador de la secretaria General es Sebastián Pareja, que quiere operativizar, en simultáneo al consultor discípulo de Jaime Durán Barba, un operativo a dos puntas, entre el PRO y el peronismo no K, para dividir el voto de ese sector. Fue lo que hizo Florencio Randazzo en el 2017, cuando se postuló por fuera del kirchnerismo para senador y le impidió a Cristina Kirchner ganar la elección en la Provincia. El diputado y ex ministro de Transporte tiene que renovar su banca al igual que otros legisladores como Emilio Monzó o Facundo Manes, que analiza postularse por una variante moderada. Hay conversaciones cruzadas con la ciudad, con dirigentes como Rodríguez Larreta o Martín Lousteau. El gobierno activó los teléfonos con algunos dirigentes peronistas que están enfrentados con el kirchnerismo, y que esperan las próximas jugadas del gobernador. Julio Zamora, por ejemplo. A Fernando Gray, de Esteban Echeverría, también lo llamaron varias veces para intentar convencerlo de sellar una suerte de acuerdo de cooperación, sin éxito. Lisandro Catalán, vicejefe de Gabinete, se comunicó hace varios días con otro dirigente peronistas de un municipio del Gran Buenos Aires. Tampoco tuvo, por ahora, una gestión exitosa.
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