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» Corrienteshoy
Fecha: 23/01/2025 12:50
Starmer advierte sobre la nueva amenaza terrorista en Reino Unido a la luz de la sentencia del asesino de Southport En un día marcado por la espera de justicia para las víctimas de uno de los crímenes más atroces en la historia reciente del Reino Unido, el primer ministro Keir Starmer emitió una advertencia contundente sobre el surgimiento de una nueva forma de terrorismo. Al referirse al caso de Axel Rudakubana, el joven de 18 años responsable del brutal asesinato de tres niñas en Southport el pasado verano, Starmer señaló que «el asesino forma parte de una nueva ola de terrorismo que amenaza al país» ya que «la violencia extrema está siendo perpetrada por hombres solitarios, inadaptados y jóvenes en sus habitaciones». Su declaración refleja la creciente preocupación por el tipo de violencia extrema que, según los expertos, no está vinculada a ideologías, sino que la ejercen individuos aislados y desconectados de la sociedad.Rudakubana se declaró culpable de 16 delitos, incluidos los asesinatos de las niñas Bebe King, de seis años; Elsie Dot Stancombe, de siete; y Alice da Silva Aguiar, de nueve. El ataque, ocurrido el 29 de julio del año pasado, conmocionó al país no sólo por su brutalidad, sino también por el hecho de que el agresor era un joven que, en apariencia, no tenía vínculos con organizaciones terroristas ni ideologías políticas o religiosas, aunque luego se conoció que sí era así. Este caso ha desatado un debate nacional sobre la eficacia de los programas de prevención del extremismo y la necesidad de reformar las leyes de sentencias para crímenes tan atroces.El ataque tuvo lugar en un estudio de danza en Southport durante un evento temático de Taylor Swift. Las niñas presentes estaban haciendo pulseras y cantando cuando Rudakubana irrumpió con un cuchillo de cocina de 20 centímetros que había comprado en Amazon. Según los informes policiales, no dijo una sola palabra mientras comenzó a apuñalar a las niñas de manera sistemática. La instructora del grupo, Leanne Lucas, y un hombre llamado John Hayes intentaron detenerlo, pero también fueron atacados.Ataque planificadoLa policía describió el ataque como meticulosamente planificado. En el registro de la casa de Rudakubana, nacido en Reino Unido y que compartía con sus padres originarios de Ruanda, se encontraron materiales preocupantes, incluidos documentos sobre el genocidio de Ruanda, la tortura de esclavos, tipos de bombas y el manual de entrenamiento de Al Qaeda titulado «Military studies in the Jihad against the tyrants» («Estudios militares de la yihad contra los tiranos»). Además, se descubrió que había producido ricina, un veneno mortal, en cantidades suficientes para causar un daño masivo.A pesar de estas pruebas, el sistema legal no lo trató como un caso de terrorismo. Rudakubana había sido remitido tres veces al programa Prevent, diseñado para identificar y abordar el extremismo en sus etapas iniciales, pero en todas las ocasiones se concluyó que no representaba una amenaza. Un oficial de la policía, al ser consultado sobre el caso, afirmó: «Su único propósito era matar. No estaba motivado por una ideología, sino por un deseo obsesivo de cometer violencia extrema».El hecho de que Rudakubana tuviera 17 años en el momento del ataque plantea una complejidad legal. En Reino Unido, la cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional sólo se aplica a mayores de 21 años y, en circunstancias excepcionales, a jóvenes de entre 18 y 20 años en el momento del delito. Esto ha generado indignación entre las familias de las víctimas. Un padre de las una de las niñas que resultaron heridas, cuya identidad no ha sido revelada, declaró que «Axel debería pudrirse en la cárcel. ¿Por qué debería ser tratado con indulgencia cuando no mostró compasión por las familias de las víctimas? Vida debería significar vida. Incluso si recibe 40 años, no es suficiente. Él podría disfrutar el final de su vida, pero las niñas que mató nunca tendrán esa oportunidad».A la luz de este crimen, organizaciones y políticos han comenzado a cuestionar si la edad del agresor debe ser un factor decisivo cuando se trata de delitos de esta magnitud.Disturbios a nivel nacionalEl asesinato de las menores provocó además disturbios a nivel nacional. En los días posteriores al ataque, se difundieron rumores y desinformación que afirmaban que Rudakubana era un solicitante de asilo que había llegado al Reino Unido en una embarcación a través del Canal de la Mancha. Esto alimentó una ola de ataques contra mezquitas y centros de alojamiento para refugiados, lo que se saldó en más de mil arrestos y cientos de condenas.Nigel Farage, líder de Reform UK, acusó al gobierno de encubrir información sobre el caso, y apuntó que una mayor transparencia podría haber evitado los disturbios. Sin embargo, Starmer defendió la decisión de mantener ciertos detalles en secreto durante la investigación, argumentando que cualquier divulgación podría haber comprometido el juicio. «La justicia para las familias de las víctimas era la prioridad. Si hubiéramos permitido que los rumores y la desinformación influyeran en el caso, habríamos fallado a estas familias», afirmó el primer ministro en un discurso desde Downing Street.En su declaración, Starmer subrayó que el caso Rudakubana es un ejemplo de un fenómeno emergente: individuos aislados que, motivados por obsesiones personales o psicológicas, cometen actos de extrema violencia sin adherirse a causas tradicionales. «Estos asesinos solitarios y desconectados representan una nueva ola de terrorismo que debemos enfrentar con urgencia y determinación», dijo. Este enfoque ha llevado al gobierno a reevaluar sus estrategias de prevención del extremismo, incluyendo una revisión integral del programa Prevent.La ministra del Interior, Yvette Cooper, anunció una investigación independiente para examinar cómo Rudakubana logró pasar desapercibido en el sistema y qué reformas son necesarias para evitar que casos similares se repitan. «Este ataque fue verdaderamente horrendo, bárbaro y cobarde. No podemos permitir que otro Rudakubana se desarrolle en las sombras», afirmó Cooper en el Parlamento.
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