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» El Ciudadano
Fecha: 23/01/2025 10:33
“A 28 años del brutal asesinato de José Luis Cabezas, desde el Sindicato de Prensa Rosario y la Asociación de Reporteros Gráficos invitamos a participar del camarazo, que se realizará este sábado 25 a las 10.30 en la plaza Pringles, donde se encuentra la placa en su memoria. ¡No nos olvidamos de Cabezas! ¡Siempre presente!”, dice el comunicado de prensa conjunto que convoca a un acto recordatorio y de homenaje al fotógrafo, cuyo crimen se convirtió en el mayor emblema de la lucha de la prensa nacional por la libertad de expresión. José Luis Cabezas, quien hoy tendría 64 años, se desempeñaba como reportero gráfico de la revista Noticias en el verano de 1996, cuando en una cobertura junto al cronista Gabriel Michi de la temporada en Pinamar, donde solían descansar empresarios de peso y dirigentes políticos, obtuvo las primeras imágenes públicas del empresario Alfredo Enrique Nallib Yabrán, cuyo nombre había repercutido en los medios de comunicación de todo el país, pero su rostro era un misterio. El entonces accionista mayoritario de la empresa postal OCA y propietario de firmas dedicadas a transporte, logística y seguridad, era un poderoso hombre de negocios con profundos vínculos con el ala política del gobierno del entonces presidente Carlos Menem. Pero no con el ala económica: el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, había expuesto su nombre un año antes, en 1995, al acudir al Congreso de la Nación, acusándolo de estar vinculado a hechos de corrupción y de ser un jefe mafioso con protección política y judicial. Yabrán, que había contratado para su aparato de seguridad a ex policías exonerados de la bonaerense y a represores de la última dictadura había pasado a ser un nombre conocido, y Cabezas le puso imagen. Lo retrató caminando en la playa junto a su esposa, y esa foto fue tapa de la edición de Noticias del 3 de marzo de 1996. “Yabrán era el hombre más buscado por la prensa argentina. El hombre sin rostro. El hombre más enigmático y poderoso del país”, escribió después Michi en su libro “Cabezas. Un periodista, un crimen, un país», publicado en 2016. El último verano Un año después de su cobertura de 1996, en enero de 1997 José Luis Cabezas estaba nuevamente trabajando en Pinamar con Gabriel Michi. Utilizaban un Ford Fiesta blanco que la revista Noticias había alquilado para la cobertura. Pero el 25 de enero de 1997, un sábado, Cabezas desapareció sin dejar rastros. Su cadáver, calcinado, fue hallado en el paraje Manantiales, 13 kilómetros al noroeste de Pinamar, cerca de General Juan Madariaga. Se encontraba dentro del Ford Fiesta, que había sido incendiado. Cabezas yacía con las manos esposadas a la espalda y dos disparos en la cabeza. El crimen conmocionó al país entero y tuvo impacto directo en el gobierno de Menem. Y también sacudió a la provincia de Buenos Aires, cuyo gobernador, Eduardo Duhalde, libraba una fuerte pelea interna con el mandatario nacional. La investigación avanzó bajo una fuerte mirada pública y no tardó en llegar a un complejo entramado que tenía terminal en el empresario Yabrán. Se develó que el asesinato había sido cometido por una suerte de unión transitoria que involucró a una banda de delincuentes comunes de la localidad de Los Hornos, en La Plata; policías en actividad en Pinamar y una persona de íntima confianza de Yabrán. Expuesto una vez más, el empresario que había mantenido oculta su imagen por décadas comenzó a conceder entrevistas y a pasar por sets de televisión para desvincularse del asesinato. No lo consiguió y en 1998, cuando los asesinos, sus cómplices y el acusado de haber urdido el plan criminal estaban presos, la Justicia libró una orden de captura contra Yabrán. El empresario hijo de libaneses, nacido en Larroque, volvió a Entre Ríos y se mantuvo prófugo por cinco días en Aldea San Antonio, al norte de Gualeguaychú, hasta que se suicidó el 20 de mayo de 1998, disparándose con una escopeta en el rostro. El juicio oral y público por el crimen de Cabezas transcurrió después, y concluyó el 2 de febrero de 2000 con las condenas a prisión perpetua a los integrantes de la banda “Los Horneros” de La Plata, Horacio Braga, José Auge, Sergio González y Héctor Retana por “sustracción de persona agravada por la muerte de la víctima en concurso ideal con homicidio simple”, en tanto que el ex sargento del Ejército Gregorio Ríos, quien había sido jefe de Seguridad de Alfredo Yabrán, recibió la misma pena como “instigador” del mismo delito. Por su parte los ex policías Gustavo Prellezo, Aníbal Luna y Sergio Camaratta, fueron sentenciados a reclusión perpetua, y en segundo juicio fue condenado a la misma pena el ex comisario Alberto “La Liebre” Gómez, jefe de Policía de Pinamar, por haber despejado la zona para que se concretara el secuestro que derivó en asesinato. Para la Justicia, la víctima fue capturada en un operativo clandestino supervisado por los policías Aníbal Luna y Sergio Camaratta, y luego llevada hasta una cava de un camino rural, donde Prellezo lo asesinó de dos disparos en la cabeza e incendió su cuerpo dentro del Ford Fiesta. Después del juicio, los miembros de Los Horneros escribieron una carta a la familia de Cabezas pidiendo disculpas y relatando que ellos jamás pensaron que se iba a cometer un homicidio, sino que los habían contratado con la premisa de darle “un susto” al reportero gráfico. Y en el juicio también resultó condenada Silvia Belawsky, la entonces esposa de Prellezo, no por el asesinato sino por haber realizado una denuncia falsa por el robo del auto que utilizó luego su entonces marido para cometer el crimen. Dónde están hoy El año pasado, al cumplirse 27 años del crimen de Cabezas, la revista Noticias publicó un informe detallando cuál había sido el derrotero de cada uno de los condenados hasta llegar a “sus nuevas vidas”, salvo en el caso del empresario Yabrán y de otros dos, que también fallecieron. El asesinato –advierte Noticias– “se convirtió en uno de los hechos policiales más dolorosos y emblemáticos para la historia del periodismo argentino, pero hoy sus asesinos están en libertad”. Y pasa lista:
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