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» Diario Cordoba
Fecha: 23/01/2025 08:33
-‘La versión de Judas’ supone su regreso al relato después de 16 años. ¿Qué le hizo volver a este formato? -Durante años, me he dedicado a la novela, a los libros de viaje..., pero tenía una colección de relatos sin terminar que no había llegado a publicar. Pasado el tiempo, he sentido el deseo de recopilarlos, ordenarlos y pulirlos. Son diez relatos de distintas épocas, pero en cierta forma mantienen una unidad estilística. -¿Ya no escribe cuentos? -Últimamente no, pero el cuento siempre ha sido mi primer amor literario, por así decirlo. -¿Cuando un autor solo escribe cuentos, se le valora menos? -No debería ser así, pero esa es la realidad. Quizás no por los lectores entendidos o los críticos, pero el mercado penaliza un poco el cuento porque no hay demasiados lectores de relatos. -¿Usted cree que es un género menor, que es más fácil? -Suele haber un debate con eso. Para mí está claro que es más fácil escribir un relato porque tiene cierta unidad de inspiración. Cuando tienes una idea, te pones a escribir y lo puedes hacer en una sesión, dos, tres, sin abandonar ese estado inspirado en el que todo fluye. En cambio, con la novela es imposible estar en estado de inspiración 200 páginas, hay momentos tediosos, duros en el proceso de escritura porque no estás siempre poseído por las musas. Para mí, el relato está más próximo a la poesía. -¿La novela es un parto con más dolor? -Absolutamente. -Cuando escribe un relato, ¿qué intenta provocar en el lector? -Yo concibo la literatura como una forma de diversión en sentido amplio, nunca como evasión. Me gusta que sea una forma de disfrute y que lleve siempre algo de reflexión, aunque sea implícita. Si un libro o una película no tiene reflexión se queda hueco. Y si además perturba, pues mejor. -¿Cuando escribe sus relatos, los ve en imágenes? -Los lectores me dicen a menudo que al leer mis textos de ficción, novelas y relatos, parece que están viendo una película, que son muy visuales. Si es así, no es nada deliberado. Mi novela La parte del diablo se iba a llevar al cine, pero con la crisis de 2008 la productora quebró y la película no se hizo. -‘La versión de Judas’ está cargado de humor negro. ¿Qué función tiene el humor en sus textos? El humor debe estar siempre presente, pero el humor no es hacer comedia, sino que incluso en un tema serio haya siempre un fino hilo de humor, ese no tomarse nunca nada en serio al cien porque la vida es una cosa un poco irreal, esa es la idea, que no hay que confundir con que quieras hacer reír al lector como si fueras un monologuista. Siempre me viene a la cabeza Kafka, que se tiene por un escritor serio y a mi entender, sus relatos tienen mucho humor de fondo, un humor trágico, negro en cierta forma. -¿El título del libro es un guiño a Borges y su relato ‘Tres versiones de Judas’? -No, no tiene nada que ver con el de Borges, pero esa similitud me hizo dudar si debía ponérselo. Al final lo dejé porque me gustaba cómo sonaba. -¿Alguna vez ha empezado un cuento y lo ha dejado porque no encontraba el final? -Más que por no encontrar el final, porque no encontraba el tono. Normalmente, si me pongo a escribir un relato, más o menos sé cuál va a ser el final. Lo que puede ocurrir es que empieces, tengas la historia y no encuentres el noto. Entonces, la cosa no funciona y a veces es mejor tirar la idea a la basura. -¿Como lector, le interesa más la ficción? -Si he de ser sincero, me gusta más la no ficción. De joven era al contrario, pero con la edad, es al contrario. Me doy cuenta de que si entro en una librería o un mercadeo de libros, el 80% de lo que me llevo es de no ficción. -¿Qué lecturas tiene ahora en la mesilla de noche? -Acabo de terminar un libro sobre Spielberg y ahora voy a empezar, dado que ha recibido tantos elogios, el de otro finalista del premio de la crítica, David Ucles, La península de las casas vacías. Me han puesto los dientes largos con el libro. -Usted lleva en fuera de Córdoba media vida, aunque su anterior libro, La frontera interior, transcurría en Sierra Morena. ¿Qué relación tiene con Córdoba? -Aparte de haber nacido y tener a toda la familia allí, pasé toda mi infancia, adolescencia y juventud e hice Agrónomos allí. Durante años viví en Barcelona y volvía a Córdoba por vacaciones y me atraía ese contraste entre dos mundos tan distintos. -¿Uno es de donde nace o de donde crece? -O como dicen en Murcia, donde vivo ahora, de donde pace. Uno es la amalgama de todo, de la acumulación de los sitios donde ha vivido, de todas partes como dios. -¿En qué proyecto está trabajando? -Me han dado una residencia literaria en Santiago de la Espada, en la parte más remota de Jaén. Ese pueblo forma parte de las sierras prebéticas y Cazorla y todo eso tiene una cierta idiosincrasia propia a pesar de estar repartido en 400 provincias. Tengo que escribir un libro que será de viaje, aunque siempre intento darles un toque de novela para que no sea una acumulación de descripciones. -¿Qué valor da a los premios en este momento de su carrera? -Quien diga que desprecia los premios, no me lo creo. Un premio siempre es un espaldarazo, un motor que te impulsa a subir el siguiente escalón, una confirmación de que vas por buen camino. Suscríbete para seguir leyendo
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