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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 22/01/2025 12:55
Un grupo de científicos analizó cómo las mejoras en las condiciones de vida influyen en el dimorfismo sexual, es decir, las diferencias físicas entre hombres y mujeres (Imagen Ilustrativa Infobae) Un grupo de científicos de universidades de Italia, Reino Unido y Estados Unidos analizó cómo las mejoras en las condiciones de vida influyen en las diferencias físicas entre hombres y mujeres. Descubrieron que los hombres han ganado altura y peso a un ritmo más rápido que las mujeres en el último siglo, lo que amplía las diferencias físicas entre los sexos, conocidas como dimorfismo sexual. Los investigadores se enfocaron en entender cómo las condiciones sociales y ecológicas afectan la evolución del cuerpo humano. Publicaron el estudio en la revista Biology Lettersers. Qué es el dimorfismo sexual Descubrieron que en el último siglo, los hombres han aumentado su altura y peso más rápido que las mujeres, ampliando las brechas físicas entre ambos sexos. (Imagen Ilustrativa Infobae) El dimorfismo sexual se refiere a las diferencias físicas y biológicas entre machos y hembras de una misma especie. Estas diferencias pueden incluir variaciones en tamaño corporal, musculatura, coloración, estructuras anatómicas específicas y, en algunos casos, comportamientos asociados. En los seres humanos, el dimorfismo sexual se observa principalmente en la estatura, el peso, la proporción de masa muscular y grasa, y ciertos rasgos faciales. Estas características suelen estar influenciadas tanto por la genética como por factores ambientales y evolutivos. Los investigadores hicieron un estudio que titularon “El cuerpo masculino sexy y formidable: la estatura y el peso de los hombres son rasgos dependientes de las condiciones y sexualmente seleccionados”. Los autores son David Giofrè, de la Universidad de Génova en Italia; David C. Geary, de la Universidad de Missouri en Estados Unidos; y Lewis G. Halsey, de la Universidad de Roehampton en el Reino Unido. Utilizaron datos de 69 países recolectados por la OMS en 2003 y registros históricos del Reino Unido entre 1900 y 1958/Archivo REUTERS/Hannah McKay Para hacer el trabajo analizaron datos de 69 países recolectados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2003. Los complementaron con información histórica del Reino Unido entre 1900 y 1958. Para medir las condiciones de vida, utilizaron el índice de desarrollo humano (HDI), que evalúa factores como la esperanza de vida, el ingreso per cápita y los años de educación. Ese índice permitió relacionar las mejoras sociales con los cambios en la altura y el peso. Los datos excluyeron a personas con un índice de masa corporal (IMC) superior a 30 para evitar que la obesidad distorsionara los resultados. Los autores agradecieron el acceso a la Encuesta Mundial de Salud de 2003 proporcionado por la OMS. Además, señalaron que no fue necesaria la aprobación ética, ya que utilizaron bases de datos previamente recopiladas y de acceso público. Qué implican los resultados En mejores condiciones de vida, los hombres alcanzaron un mayor potencial de crecimiento, ampliando las diferencias de altura y peso con las mujeres. REUTERS/Henry Nicholls/Archivo Los hombres han experimentado un mayor crecimiento en altura y peso en comparación con las mujeres. Por cada incremento de 0,2 puntos en el HDI, los hombres ganaron 4 centímetros en promedio y 6,5 kilos de peso, mientras que las mujeres aumentaron 1,7 centímetros y 2,7 kilos. Según los investigadores, las diferencias observadas reflejan cómo las condiciones de vida más favorables amplían el dimorfismo sexual en las características físicas. El análisis histórico del Reino Unido reflejó una tendencia similar. Entre 1900 y 1958, los hombres aumentaron su altura promedio un 4 %, mientras que las mujeres lo hicieron un 1,9 %. También se observó que la variabilidad en la altura masculina disminuyó significativamente en contextos con mejores condiciones de vida. Los datos revelaron que los hombres son más sensibles a factores ambientales como la malnutrición o las enfermedades en su infancia. En regiones menos desarrolladas, estos factores afectaron más su crecimiento en comparación con las mujeres. En ambientes más saludables, los hombres alcanzaron un mayor potencial de crecimiento, ampliando la brecha de tamaño físico entre sexos. Los resultados sugieren que la selección sexual y factores evolutivos hacen que las mujeres perciban a los hombres altos como más atractivos. Se asocian con un entorno saludable durante el desarrollo. (Imagen Ilustrativa Infobae) El estudio vincula estas diferencias con la selección sexual y la evolución humana. Los hombres altos y musculosos habrían tenido ventajas tanto en la competencia física como en la atracción de parejas. Según Halsey, “la altura masculina indica que el individuo creció en un entorno saludable y alcanzó su máximo potencial. Esto hace que las mujeres perciban a los hombres altos como más atractivos”. No obstante, los autores señalaron que en la actualidad el peso elevado no siempre implica mayor musculatura ni mejor salud. Otra implicación destacada es el uso de la altura y el peso como marcadores de salud poblacional. Según los investigadores, “la altura es un biomarcador clave de las condiciones ambientales durante el desarrollo”. Aunque los resultados son significativos, los investigadores aclaran que son correlacionales y no demuestran causalidad directa entre las condiciones de vida y los cambios físicos observados.(Imagen Ilustrativa Infobae) Este indicador resulta especialmente útil para monitorear desigualdades sociales y evaluar el impacto de políticas de salud pública en la mejora de las condiciones de vida. Los resultados, aunque significativos, son correlacionales. Esto significa que el estudio no demuestra causalidad entre las condiciones de vida y los cambios físicos. Los autores recomendaron realizar estudios longitudinales que permitan validar estos hallazgos y explorar las posibles influencias culturales y biológicas. El análisis también enfrentó limitaciones inherentes al uso de datos históricos y autoinformados. Aunque los investigadores verificaron la calidad de las fuentes, admitieron que estas podrían contener sesgos.
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