22/01/2025 16:07
22/01/2025 16:07
22/01/2025 16:06
22/01/2025 16:05
22/01/2025 16:05
22/01/2025 16:04
22/01/2025 16:04
22/01/2025 16:04
22/01/2025 16:02
22/01/2025 16:02
» Diario Cordoba
Fecha: 22/01/2025 12:53
La fiscalidad romana aplicada a la exportación del aceite de oliva bético estaba ya bien organizada a principios del siglo II d.C. Conocemos cuatro tipos de cargos básicos relacionados con el comercio del mismo, que en su mayor parte han sido documentados en soportes epigráficos de la segunda mitad del siglo II d.C.: Mercatores olei Hispani. Es el caso de L. Marius Phoebus, conocido por una inscripción aparecida en la propia Roma y por los tituli picti del Testaccio. Un epígrafe de procedencia cordobesa parece aludir también a él, en una referencia de gran interés para comprender el alcance de las relaciones familiares y económicas entre estos poderosos comerciantes. En opinión de J. Remesal, que ha estudiado el texto, sería un liberto casado con una mujer libre, con la que habría tenido dos hijos también libres. Diffusores olearii ex Baetica y Negotiatores. Aun cuando los términos navicularius, negotiator, mercator o diffusor parecen sinónimos, o por lo menos se usaron en ocasiones con el mismo significado aparente, los contemporáneos debieron captar sin dificultad las diferencias entre unos y otros, por lo que, claramente, sus funciones no debieron ser las mismas. El navicularius sería el encargado de transportar el aceite destinado a la Annona, ya propiedad del Estado, y a cambio recibiría su correspondiente estipendio. Los negotiatores, por el contrario, que facilitarían la labor de los primeros aportando su propia producción o la de otros, no cobrarían su labor en dinero sino en prebendas, ventajas fiscales y beneficios de diverso tipo. En ocasiones sus funciones se confunden con las de los mercatores. Finalmente, los diffusores, documentados tanto en Roma como en la Bética, estaban en su mayor parte afincados en Astigi (Écija) y serían intermediarios de gran movilidad que pondrían en contacto a los grandes productores de aceite con los comerciantes del mismo, desempeñando su labor al servicio del Estado en un intento de acaparar para Roma el mejor y más completo abastecimiento posible. Fue frecuente que desempeñaran estos cargos libertos, y que recayeran en las mismas familias durante varias generaciones. Procurator Baetis (o ad ripam Baetis). Este título aparece en una inscripción conservada hoy en la base de la Giralda, dedicada al caballero (eques) Sextus Iulius Possesor, hijo de Iulio, de la tribu Quirina y originario de Mactar, en África, por las corporaciones de barqueros de Sevilla (scapharii hispalenses). En el texto se nos da cuenta precisa y detallada del cursus onorum acumulado por Iulius Possesor a lo largo de toda una vida repleta de cargos y responsabilidades, y se tiene buen cuidado en detallar que entre sus funciones más importantes estuvo el ser, en el tercer tercio del siglo II d.C., ayudante del prefecto de la Annona, encargado de la exportación a Roma para su distribución a la plebe y al ejército del aceite africano y bético, de pagar a los navicularii y de incentivar la recogida de aceite. Fue también procurator Augustorum ad ripam Baetis (comisionado por los emperadores Marco Aurelio y Lucio Vero hacia 169 d.C.) o, lo que es lo mismo, responsable de regular y mantener en buen estado el curso público del río a través de diques, puertos y canales como vía fundamental para la exportación, y de pagar y controlar a aquellos barqueros que fueron precisamente quienes le dedicaron el homenaje por la honradez desplegada en el ejercicio de su cargo. Entonces, como hoy, lo que llamaba la atención era que alguien hiciera bien su trabajo. *Catedrático de Arqueología Suscríbete para seguir leyendo
Ver noticia original