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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 22/01/2025 04:28
Victoria Villarruel, al frente de una sesión, en diciembre último. Con Javier Milei a punto de iniciar su viaje internacional de mayor trascendencia, la comunicación del Gobierno prefirió dejar un mensaje ácido para Victoria Villarruel antes que destacar la agenda presidencial: asunción de Donald Trump, cita con el FMI y nuevo vuelo para asistir al Foro de Davos. Fue otra demostración de la profundidad de ese quiebre interno, en el inicio de las tratativas para las sesiones extraordinarias del Congreso. El vaciamiento del papel de la vicepresidente va en paralelo con la reafirmación de los operadores formales e informales de Olivos para negociar con aliados, dialoguistas y, también, opositores K. Está a la vista el juego doméstico que, con algunas sombras e incertidumbres, impacta en el resto de la política. La chicana destinada Villarruel revivió uno de los últimos y más graves episodios de esa disputa que, de hecho, tiene componente institucional. Remitió al cruce por la sesión en que fue expulsado del Senado el entrerriano Edgardo Kueider. Olivos descalificó entonces a Villarruel por haber presidido ese encuentro a pesar de que Milei iniciaba un viaje a Italia y ella debía quedar formalmente a cargo del Ejecutivo. El punto era si fue notificada o no debidamente de la partida del Presidente. Ahora, se informó que iba a ser informada de forma fehaciente. No hacía falta hacer público el trámite. Por supuesto, como suele ocurrir, no se trató de un toque aislado y menos, de una ironía. Fue acompañado por trascendidos desde el círculo de Olivos para reafirmar que Villarruel queda reducida para el oficialismo al papel mínimo del cargo. Dicho de otra forma: no le darían juego político para pilotear ni siquiera en el entramado de la Cámara alta las negociaciones destinadas a avanzar con los intereses del oficialismo. Eso mismo, fue reforzado en los contactos con los bloques del archipiélago no libertario. La tarea estará a cargo de Guillermo Francos y, menos visible pero destacado abiertamente, en las conversaciones con Santiago Caputo. El Gobierno inicio las tratativas con los espacios más cercanos en Diputados. El jefe de Gabinete y otros funcionarios recibieron a Cristian Ritondo, Rodrigo de Loredo y Oscar Zago para sondear las perspectivas de las iniciativas incluidas en el llamado a sesiones extraordinarias. También participó Martín Menem. El presidente de la Cámara de Diputados tiene relación directa con Karina Milei y, más allá de algún tironeo en el círculo presidencial, está claro que Santiago Caputo mantiene trato con varios asistentes a la reunión en la Casa Rosada. Los contactos informales también incluyen a los gobernadores, en especial la decena de lo que fue JxC, pero también al peronismo cordobés, a provinciales y al menos cuatro jefes provinciales del PJ. No es todo. El terreno de mayor reserva incluye al kirchnerismo puro, es decir, a representantes directos de CFK. La propia naturaleza de los contactos excluye a la jefatura de Gabinete y coloca el foco en el despliegue del asesor presidencial. Difícil que en el circuito legislativo las cuentas sean diferentes, entre las razones centrales por el propio y escaso peso de la representación oficialista en el Senado. Por debajo de la vicepresidente, se ubican en la Cámara y en el bloque Bartolomé Abdala y Ezequiel Atauche. Y el punto para los otros espacios es que la representación del Gobierno -es decir, del poder central- fue dejando de ser Villarruel, erosionada de manera creciente y sin contemplaciones desde Olivos. Guillermo Francos, en la reunión con diputados aliados y dialoguistas por el inicio de sesiones extraordinarias Esa realidad de desgaste político haría poco atractiva la relación con Villarruel más allá de algunas cuestiones prácticas de la Cámara, algo que en un mes también estará en el centro de las tensiones, cuando deban renovarse autoridades y definir otros cargos, sobre todo las dos secretarías que hacen al manejo real del cuerpo, además de las vicepresidencias. Nadie pone en duda el lugar de LLA en la presidencia provisional. En todo caso, la discusión del nombre podría ser otra cuestión de pulseada en el interior del oficialismo. La lectura en otros espacios añade el cuidado para no dar algún paso en falso que sea leído en clave de interna oficialista. Karina Milei y Santiago Caputo -no necesariamente en armonía absoluta- son las piezas fundamentales en ese tablero, a la par de las conversaciones, abiertas, por el canal de la jefatura de Gabinete. Dicho de otra forma: el poder interno es determinante y en función de esa escala es interpretada la descalificación de Villarruel. Francos inicio las conversaciones con diputados aliados y dialoguistas, y agregaría esta semana contactos con senadores. Allí, tal vez pese el criterio sobre el ámbito legislativo para este tipo de encuentros, algo expuesto sin éxito por Miguel Ángel Pichetto frente a la convocatoria en la Casa Rosada. El proyecto destacado para arrancar en Diputados es el fin de las PASO -en rigor, se verá si la eliminación o un camino intermedio de suspensión- y la intención es llegar al recinto al final de la primera semana de febrero. Estará a prueba hasta qué punto llega la voluntad de acuerdo y quedará expuesto cómo juega el peronismo/kirchnerismo. Después, en el mejor de los casos, seguirá la prueba del Senado. En esta materia, existe real interés del oficialismo. No está claro en el caso de Ficha Limpia. En espacios dialoguistas y hasta en filas del PRO se anotan sospechas o recelos: no descartan una puesta en escena para que, luego de la caída de la iniciativa original -adjudicada básicamente a ausencias de LLA-, el proyecto termine durmiendo al pasar de Cámara. El Senado tiene su propia carga, a pesar de que el temario inicial es más reducido: ley antimafias y la propuesta del Gobierno para integrar la Corte Suprema, tema que arrastra demoras y que alimenta especulaciones sobre las alianzas que serían necesarias para avanzar con los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla. Se mantienen rechazos en bloques aliados o predispuestos a los acuerdos, y eso mismo nutre el juego del kirchnerismo. En cualquier caso, las definiciones demandan poder para encarar tratativas reales, al margen de formalidades o vínculos cordiales en la Cámara. El juego está abierto.
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