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  • Una mirada desde la alcantarilla. Imágenes paganas

    Parana » Ahora

    Fecha: 21/01/2025 13:22

    Cada vez que llueve, lluevo dicen los versos de Viel Témperley. Me gusta la lluvia porque desarma las cosas, las paredes se manchan, las plantas se despluman. Una transformación que nos aísla o emancipa. A veces no es necesario salir para sentirse afuera, afuera de nosotrxs. Miro, practico entre las tareas diarias la pausa de la vista, el olfato animal, la pesadez de los huesos. Las cosas se afilan con la lluvia. * En el ejercicio de mirar las cosas lindas que tengo a mano, descubro: un manojo de caracoles que juntamos de la playa y que ahora los ubicamos dentro de un florero, las formas de encastrar y diferenciarse, los lazos vivos de las cosas quietas, las flores blancas de jazmín esparcidas sobre el pasto como otro riego o una nevada de verano, el derroche de las velas, el reflejo de las frutas acostadas sobre la mesada, el pequeño espejo ovalado en el centro de la cuchara. Todo lo que en otro momento pasa desapercibido y no es funcional (limpieza, ¡limpieza urgente!) se vuelve interesante: los manchones de las manitos pegajosas en los muebles y ventanas, los restos de un repollo, la anatomía de las hojas marchitas, las líneas como patas de insecto en la mirada, una ampliación de los rasgos. * Hay un poeta que siempre dice que le gustan las caras con expresiones, las caras con vida. * Byung-Chu Han escribe en La salvación de lo bello que todo lo que es liso, lustroso, todo lo que se muestra sin fisuras es forma vacía. En ese apartado trata sobre el primer plano, sociedades del primer plano, de las selfies, de los filtros podría agregar yo donde todo lo incorrecto se difumina y donde todo pasa a ser tan chato que es nada. “En el primer plano, al rostro se lo satina hasta convertirlo en faz, en face. La faz, o face, no tiene ni hondura ni bajura. Es, justamente, lisa. Le falta la interioridad. Faz significa «fachada» (del latín facies). Para exponer la faz como una fachada no se necesita profundidad de campo. Esta última incluso desfavorecería la fachada. Así es como se abre del todo el diafragma. El diafragma abierto elimina la hondura, la interioridad, la mirada. Convierte la faz en obscena y pornográfica. La intención de exponer destruye esa reserva que constituye la interioridad de la mirada: «Él no mira nada: retiene hacia adentro su amor y su miedo: la Mirada es esto».” La faz, o el face, que se expone es sin mirada.” * La imagen no es imagen, es planicie cuando es perfecta. Entonces prefiero este desorden de agua y barro, de hojas que rebrotan enloquecidas, del pelo electrocutado como los helechos, de bichitos insistiendo en abrir sus huecos, del lavado inesperado sobre caño de metal que guardó polvo. *

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