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    La Paz » Politica con vos

    Fecha: 20/01/2025 17:44

    Macri y Milei se muestran dispuestos a negociar, aunque en realidad miden fuerzas. La mesa chica libertaria busca terminar de sepultar al PRO, mientras el expresidente intenta preservar su fuerza política. Por Lucía Aisicoff Mauricio Macri y Javier Milei se muestran dispuestos a negociar para que sus fuerzas políticas compitan unidas en las próximas elecciones legislativas, aunque detrás de los elogios cruzados se esconde una bronca en ascenso y una dinámica tóxica en la que ambos miden fuerzas. Lejos de la cordialidad de los protagonistas, sus segundas líneas no ocultan el malestar y se defenestran en las redes. Mientras la mesa chica del presidente avanza con la cooptación de dirigentes amarillos, el líder del PRO –en una señal de debilidad– amaga con la posibilidad de ser candidato para preservar a su fuerza política. En las últimas semanas, Milei tuvo la iniciativa de hacerle un guiño a Macri proponiéndole ir unidos para terminar de «sepultar» al kirchnerismo. El expresidente reaccionó con la misma amabilidad: le dijo a su «querido Javier» que estaba de acuerdo en avanzar en algún pacto para que la actual oposición «nunca más vuelva a gobernar el país». En ese sentido, propuso «conformar un equipo de trabajo» para «defender los logros obtenidos y también avanzar en una agenda profunda de cambios y transformaciones que la Argentina aún necesita». Macri, en su devolución de gentilezas a través de X, propuso cinco nombres de dirigentes del PRO para empezar el trabajo conjunto: con Cristian Ritondo a la cabeza, sus elegidos fueron también Ana Clara Romero, Silvia Lospennato, Hernán Lacunza y Soledad Martínez. Ese mensaje quedó en el aire, sin respuesta por parte de los libertarios. Guiños de ida y vuelta Mientras se repiten los guiños entre Macri y Milei, en el PRO desconfían del lugar que los libertarios les podrían ceder en las listas. Por eso, algunos dirigentes empezaron desde hace meses con los trascendidos en off the record para instalar que –de ser necesario– el expresidente estaría dispuesto a ser candidato a senador nacional por la Ciudad en las próximas elecciones legislativas. Si bien el propio Macri se encargó de desmentir esas versiones, el panorama cambió el último jueves luego de que su primo Jorge Macri arrancara una suerte de operativo clamor en un acto pensado para motivar a la militancia en el barrio de Villa Pueyrredón. «Se viene Mauricio candidato», soltó, en lo que algunos interpretaron como una operación pensada en conjunto y otros leyeron como una presión del jefe de Gobierno porteño para apurar a su primo a que tome las riendas antes de que el PRO termine licuado por LLA. En la Rosada son escépticos respecto a la posibilidad de que Macri compita, aunque algunos también admiten que sería la única forma de condicionar el armado de los libertarios en el territorio porteño. La Ciudad de Buenos Aires, el bastión del PRO, se convirtió también en un botín deseado por Karina Milei. Ella misma coqueteó con una candidatura en el último acto porteño en el que participó junto al vocero presidencial Manuel Adorni, hasta ahora el nombre más firme para encabezar la boleta en caso de que los libertarios y el PRO vayan divididos. El senador anunció que deja la presidencia del bloque macrista y anhela ser candidato libertario. La eventual candidatura de Macri, si bien podría ser funcional para obturar la posibilidad de que los Milei instalen a otro candidato, sería un signo de debilidad y una apuesta fuerte que podría terminar de jubilar al expresidente en caso de no hacer una buena elección. Los libertarios se mostraron reactivos a darle al PRO lo que quiere –espacios en el Gobierno y lugares relevantes en las listas–, por eso la única amenaza con la que el macrismo puede avanzar, hoy por hoy, es con poner en la boleta a su máximo jefe político. Macri, por ahora, prefiere no arriesgarse. Mientras tanto muestra los dientes. En un comunicado, el PRO luego de llenar de elogios a la gestión libertaria, deslizó una crítica por no incluir el proyecto de presupuesto en el temario de las sesiones extraordinarias. El hecho, señala el partido amarillo, aleja a Milei de la «democracia participativa» y alimenta su «visión autoritaria». Los que se fueron, los que se van Milei fue efectivo, hasta ahora, en su doble juego. Mientras se encarga de endulzar con elogios los oídos del expresidente y le agradece haberse comprometido con el «cambio» que propone el Gobierno, en los hechos sus dirigentes más cercanos se encargaron de cooptar a algunos de los cuadros más representativos del PRO. Patricia Bullrich fue la primera de una fila de dirigentes de menor envergadura, pero que igual dolieron en el corazón del macrismo. Entre las últimas fugas estuvo Diego Kravetz, hasta hace un mes secretario de Seguridad del Gobierno de Jorge Macri y tentado por Santiago Caputo para dar el salto a Nación como número dos de la SIDE. El mismo camino siguió Luis Juez, quien anticipó en una entrevista que piensa renunciar a la jefatura de bloque de los senadores del PRO y que se lo comunicará a Macri en su próximo encuentro. El cordobés también deslizó su intención de presentarse como candidato de Milei para gobernar su provincia en las elecciones de 2027, lo cual, dijo, sería un «orgullo» para él. Y lo propio hizo el intendente de Tres de Febrero, el periodista Diego Valenzuela. «Yo me anoto en el equipo para recuperar la provincia en el 2027», dijo luego de anunciar que abandonaba el PRO para incorporarse a La Libertad Avanza. Y criticó a la fuerza que integraba: «El PRO no puede estar fuera del cambio, condicionando o especulando. A veces te toca liderar y a veces, acompañar». En el macrismo creen que el verdadero objetivo del presidente y sus colaboradores será tentar, uno por uno, a los dirigentes que puedan llevarse para terminar de licuar al PRO. Macri, como contracara de esa táctica, busca contener las fugas. Mientras tanto oscilan entre acercarse y tensionar entre ellos, aunque ninguno se animó hasta ahora a romper. En ese sentido, las próximas legislativas serán un punto crítico, ya que hasta el momento no llegaron a un acuerdo sobre qué estrategia llevarán a las urnas. Milei ya lo advirtió: o van juntos en todo el país, o van separados. Los libertarios saben que el sello del PRO no vale lo mismo en todo el país. Los impulsaría en algunas provincias con gobernadores amarillos, como Chubut o Entre Ríos, y también en la región centro, en distritos como Santa Fe, Córdoba o Buenos Aires. En la Rosada minimizan la incidencia que tendría competir unidos al PRO. Desde el triángulo de Hierro que integran Milei, su hermana Karina y el asesor Caputo dejan trascender que el partido de Macri ya no representa más de un 10% a nivel nacional, un número que incluso podría descender más en la provincia de Buenos Aires. Aliarse implicaría un impulso fuerte para ganarle al peronismo en algunos distritos, pero creen que, de no hacerlo, el verdadero perdedor será el expresidente. Ese análisis los deja en una situación de ventaja para intentar imponer cómo será el acuerdo. Cada guiño cruzado entre Milei y Macri es una señal de voluntad de llegar a un acuerdo que todavía está lejos. Los libertarios creen que el PRO terminará cediendo, mientras que en el entorno del expresidente consideran la posibilidad de cortarse solos y retener la Ciudad. Hasta ahora, el único argumento firme que repiten en ambos bandos es la necesidad de unirse para «arrasar con el kirchnerismo». Una condición que consideran necesaria, pero no suficiente, para sentarse a negociar.

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