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  • Pagos en dólares o pesos con tarjeta de débito: las dudas que plantean los economistas

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 20/01/2025 12:31

    REUTERS/Maxwell Briceño El Banco Central habilitó la semana pasada la posibilidad de comprar en dólares con las tarjetas de débito, lo que permitirá a cualquier comerciante que lo desee ofrecerle al consumidor en qué moneda quiere pagar el importe. Si bien los comercios no están obligados a optar por esta modalidad, se trata de un paso más en la economía bimonetaria y la “dolarización endógena”. Sin embargo, distintos economistas plantean dudas y riesgos de la medida. La norma del BCRA dispuso que a partir del 28 de febrero “los pagos con tarjeta de débito en dólares estadounidenses deben estar disponibles para los comercios que deseen aceptar esa modalidad de pago”. Es importante mencionar que el pago en dólares con tarjeta de débito no implicará una operación cambiaria. El precio del producto o servicio a contratar deberá establecerse en dólares y la caja de ahorro en esa moneda del cliente deberá tener la cantidad de dólares necesarios para cubrir el importe. El economista Carlos Rodríguez, ex asesor del presidente Javier Milei, planteó: “Los precios se anunciarán en pesos y dólares. Si varía el tipo de cambio, ¿cuál precio se ajustará, en pesos o en dólares?”. Al respecto, el economista Amilcar Collante opinó: “Hoy el dólar está más estabilizado el peso y aún tenemos cepo cambiario. Entonces permitir uso indistinto de pesos y dólares puede no ser tan nocivo como a fines de 2023, cuando la demanda de dinero (del peso) estaba en el piso y el propio Milei decía que el ‘Peso es excremento’”. No obstante, “en el extremo puede haber cierto riesgo; si todos decidieran usar dólares y cae la demanda de pesos podría tener un efecto sobre la tasa de inflación. Pero insisto que con el ajuste macro (monetario y fiscal) que ya se hizo y con cepo cambiario (el riesgo) es más limitado”, agregó. La norma del BCRA dispuso que a partir del 28 de febrero “los pagos con tarjeta de débito en dólares estadounidenses deben estar disponibles para los comercios que deseen aceptar esa modalidad de pago”. (Foto: Shutterstock) Por su parte, Guido Zack, economista de Fundar, destacó: “Argentina no es el único lugar del mundo donde se utiliza más de una moneda para comprar y ahorrar. Sin embargo, en ningún país se usó la competencia para atentar contra la moneda local y apuntar a la dolarización endógena. No es lo mismo lanzar la competencia de monedas cuando existe cepo cambiario que cuando hay un único tipo de cambio: si el dólar se puede cambiar por pesos, pero los pesos no plenamente por dólares, ya sabemos quién va a ganar la competencia...”. “Muchos países con alta inflación comenzaron a darle un cauce legal al dólar, dando origen a ese sistema bimonetario. Dos de esos países son Perú y Uruguay, que lejos de poner a competir a la moneda local con la extranjera, las hicieron convivir. Hicieron una estrategia que consistió en aprovechar a la moneda extranjera para fortalecer a la moneda local. En ningún caso el plan era una ‘dolarización endógena’ sino una desdolarización paulatina. En ese proceso el dólar juega un papel clave”, señaló en su cuenta de X. El especialista contó que este sistema les resultó, teniendo en cuenta que durante las últimas décadas mantuvieron una inflación baja y un crecimiento sostenido de la economía. Dos objetivos que Argentina no logró alcanzar. Concretamente, lo que hicieron Perú y Uruguay fue legalizar ciertas transacciones en dólares, pero preservaron otras para la moneda local. Por ejemplo, impuestos y salarios debían hacerse en soles y pesos uruguayos, respectivamente. Perú y Uruguay legalizaron ciertas transacciones en dólares, pero preservaron otras para la moneda local. REUTERS/Leonardo Fernández Viloria También se buscó abaratar relativamente el crédito en moneda local: quienes tomaran un crédito en dólares en la práctica pagaban una tasa mayor. Esto se logró con muchos instrumentos, pero principalmente fijando encajes bancarios más altos para los depósitos en moneda extranjera. “Los precios se debían listar obligatoriamente en moneda local y, de manera optativa, en moneda extranjera, algo similar a la decisión reciente del gobierno. Pero no es lo mismo hacerlo con cepo y brecha que sin cepo ni brecha”, aseguró Zack. “Hacerlo con cepo y brecha trae problemas impositivos. Si un bien cuesta $1.200 debería dar lo mismo venderlo a ese precio o a un dólar. Como los impuestos se pagan en moneda local (y es importante que así sea), si el producto se vende en pesos, los impuestos se pagan sobre 1200 pesos. En cambio, si se hace a USD 1, todos los impuestos se van a calcular sobre $1.050 (tipo de cambio oficial). Eso incentiva a vender en dólares para pagar menos impuestos. En esas condiciones el peso no puede competir con el dólar”, explicó. “Detrás de todo esto está la posibilidad de aprovechar los dólares que los argentinos tenemos en el colchón para la estabilidad de precios y el crecimiento. El riesgo: un eventual descalce de monedas. Una empresa que tiene ingresos en pesos y tiene un crédito (o paga un sueldo) en dólares puede quebrar ante una devaluación. Del mismo modo, una persona que cobra en pesos y tiene un alquiler en dólares, tendría que mudarse. No podemos dejar de reconocer que gracias a las regulaciones actuales desde 2001 no hay crisis bancarias. Y eso que en el medio hubo un montón de corridas cambiarias”, añadió. El impacto En perspectiva, Collante dijo que la nueva normativa se toma con la idea de “dolarización endógena” y que los dólares “se muevan” y dinamicen la economía real. Por otra parte, opinó: “Entiendo que ya tenemos una economía bimonetaria, donde el grueso de las operaciones en pesos es transaccional y el dólar se usa para el ahorro y en la economía real (para operaciones de bienes durables - cómo autos inmuebles -). Pero dudo sobre si será masivo el uso de dólares para las compras habituales de consumo masivo o servicios ( pagar la peluquería, a un gasista, plomero o jardinero, etc)”. En la misma línea, Juan Truffa, economista de Outlier, sostuvo: “Uno se puede poner a pensar en cuánto del ahorro en dólares que exista puede ser canalizado para la compra de bienes pequeños. Quizás prime el hecho de utilizar el peso para transacciones chicas y los dólares para transacciones grandes, como pasa con las propiedades e incluso algunas compraventas de autos. Con lo cual, no debería tener tanto impacto”.

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