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  • Energía: miedo a un vendaval ‘antirrenovables’ procedente de EEUU

    » Diario Cordoba

    Fecha: 19/01/2025 11:18

    Los ataques de Donald Trump contra las renovables han sido recurrentes. Entre la provocación facilona y el populismo negacionista, las algaradas contra las energías limpias y a favor de las fósiles han sido santo y seña del discurso trumpista en la eterna campaña electoral. Ya como presidente electo mantiene su hostilidad, de momento retórica, renovando la amenaza de retirar subsidios verdes, limitar protecciones ambientales y facilitar la extracción de petróleo y gas. Por lo pronto, el elegido como secretario de Energía es Chris Wright, ejecutivo del sector de los hidrocarburos, defensor del fracking y negacionista climático. La incertidumbre sobre con qué intensidad puede llevar el presidente electo esa animadversión a la práctica mantiene en vilo a las energéticas españolas ya presentes en el país y con planes milmillonarios para crecer. Unos planes que habían engordado, y mucho, al calor de las generosas ventajas fiscales de la Administración de Joe Biden, con ayudas de 270.000 millones de dólares para impulsar las energías verdes. Iberdrola es el grupo español con mayor exposición y ambición en EEUU. La eléctrica está asentada a través de su filial Avangrid, un coloso con activos de 46.000 millones y con planes millonarios de expansión. El último plan estratégico de Iberdrola contempla inversiones por 12.000 millones en EEUU hasta 2026. Y Avangrid tiene identificadas oportunidades de inversión por 30.000 millones hasta final de la década. El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, ha mostrado su confianza en que no habrá un terremoto con el relevo presidencial, recordando que la compañía ha convivido ya con Administraciones de ambos partidos (incluida la del primer mandato de Trump) y que el 80% de su negocio en EEUU es de redes eléctricas, cuya regulación depende de cada estado y no del Gobierno federal. Sin embargo, los ataques del nuevo presidente a la eólica terrestre y marina, sí pueden suponer un obstáculo para uno de los focos de expansión de la empresa. Repsol pretende ejecutar en EEUU una cuarta parte de todas sus inversiones hasta 2027, con hasta 4.750 millones. El grupo lleva dos décadas en el país y allí concentra un tercio de su producción de hidrocarburos (con 186.000 barriles al año) y pretende elevar su capacidad (con 100.000 barriles más en 2027). El plan de futuro de Repsol pasa por crecer en renovables en EEUU, donde ya opera plantas solares con 150 megavatios (MW), pero cuenta con proyectos en desarrollo por 2.000 MW y planes para alcanzar en tres años 3.000 MW. Otras compañías como Acciona (con 2.850 MW de plantas renovables y con dos grandes proyectos de superbaterías en marcha), Naturgy (con un gran negocio de importación de gas y una presencia incipiente pero en expansión en renovables) y EDP Renovables, Grenergy o X-Elio también están presentes y pueden verse afectados en caso de un vendaval antirrenovables. Las compañías mantienen una calma relativa: se agarran a que el primer mandato de Trump se saldó sin una regresión de la transición ecológica y sin frenazo en renovables, y dan por hecho que el Partido Republicano contendrá la hostilidad presidencial porque decenas de estados gobernados por los conservadores han sido destino de las ayudas de Biden. Las energéticas asumen la máxima de que en el mundo hay más oportunidades de inversión que recursos con que afrontarlas, mostrando su disposición de redirigir esfuerzos a otros países en caso de regulaciones restrictivas. Según un estudio de la Universidad Johns Hopkins, si Trump retira las ayudas fiscales vigentes, EEUU perderá inversiones por 80.000 millones de dólares en renovables que recalarán en otros países (China, Corea o la UE). La transición energética continuará, la cuestión es quién la lidera y a qué velocidad.

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