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» Diario Cordoba
Fecha: 19/01/2025 11:04
La imagen que se suele tener de las comunidades animales es estática, sin embargo, son muy dinámicas. Los ecosistemas acuáticos se caracterizan por tener unas respuestas a las variables ambientales mucho más rápidas, como en la laguna de Zóñar. Algunas especies la utilizan como cuartel de invernada, otras como de reproducción, y otras como de paso en migración prenupcial y/o postnupcial. En distintas épocas del año se suelen observar diferentes especies y su abundancia varía. Otros factores son la superficie inundada, el volumen de agua acumulada y la existencia de orillas desprovistas de vegetación. Hace más de cuatro décadas la lámina de agua estaba rodeada de un cinturón perilagunar de carrizos que era sucedido en algunos sitios de orlas de cañas y, más escasamente, taraje. Donde en verano mantenían cierta profundidad se desarrollaba la enea. Los carrizos y eneas son elegidos para nidificar. En la actualidad casi han desaparecido las eneas, los carrizales son menos abundantes, y prácticamente no hay contacto de la vegetación perilagunar con la lámina de agua. En los años setenta y primer lustro de los ochenta se desarrollaban algas subacuáticas propias de aguas claras que soportaban una rica comunidad de invertebrados. Predominaban los patos buceadores sobre los de superficie (se alimentan fuera de la laguna o en superficie). El porrón común y moñudo y la malvasía junto a la focha obtenían su alimento de las semillas de estas plantas y otros organismos soportados por ellas. La dieta de la focha es rica en plantas subacuáticas. En el año 1981 alguien introdujo el cangrejo rojo americano, que en su dieta incluye plantas acuáticas, caracoles, macroinvertebrados acuáticos, anfibios, peces, materia vegetal muerta y cadáveres de animales. El primer efecto observable fue la disminución de la población de fochas y mayor estabilidad para somormujos y zampullines que depredaban sobre ellos. Hasta finales de los setenta se ejercía la caza allí y, por tanto, la composición específica y abundancia estaba condicionada por esta actividad. Prohibida la caza, protegida y vigilada convenientemente, la comunidad comenzó a notar sus primeros cambios con una predominancia del ánade real, que encontraba en este lugar un área idónea para efectuar la muda postnupcial e invernar, favorecido por la tranquilidad. El resto de las especies mantuvieron su dinámica anual con cierta elevación en sus números, en especial la malvasía, que tuvo aquí y en el resto de las lagunas del sur de Córdoba su último refugio y desde donde comenzó a recuperarse. Prohibida la caza se comenzaron a notar cambios, predominando el ánade real En algún momento de los ochenta se introdujo la carpa y comenzó a desarrollar su población. Esta se alimenta removiendo el fondo, libera nutrientes atrapados y enturbia el agua. Se desarrollan algas fitoplanctónicas que enturbian aún más el agua. La luz no llega al fondo, no se desarrollan las plantas subacuáticas y se pierde la comunidad de invertebrados. Su reflejo fue la disminución de los patos buceadores y fochas y la más damnificada, la malvasía. Abundaban especies piscívoras como la garza real e imperial, somormujos y cormoranes, que antes no se observaban, o de manera aislada. La comunidad había dado un vuelco hacia este grupo de aves en detrimento de la original. También el cangrejo rojo disminuyó su población a mínimos. Varios años de estudio de la UCO concluyeron que la única forma de recuperar la comunidad original era erradicar la carpa mediante rotenona, una sustancia natural que afecta a especies de respiración branquial. Fue todo un éxito, a los pocos días el agua estaba transparente. Comenzó a desarrollarse la vegetación subacuática, volvieron la malvasía y los patos buceadores y casi desaparecieron las especies piscívoras aunque un invasor volvió a crecer: el cangrejo. Ejemplar de malvasía. / R. Arenas Más de 40 años de seguimiento La alta pluviometría de los años 1996 y 2010 elevó los niveles, e hicieron desaparecer los cinturones de vegetación original y se desarrollaron especies leñosas como los tarajes. La masa de agua atrajo grandes grupos de gaviotas invernantes, favorecidas por el vertedero de residuos de Montalbán y que en invierno dominan en la laguna. Hace unos años se detectó otro ciprínido no autóctono, el carpín dorado. Ya comienzan a verse sus efectos sobre la comunidad de aves acuáticas. Las garzas y cormoranes se incrementan, a lo que se suma la ausencia de cinturón de vegetación perilagunar por la bajada del nivel de las aguas y la depredación del jabalí, antes ausente. Las zonas húmedas del sur acumulan más de cuarenta años de seguimiento de las aves acuáticas Las zonas húmedas del sur de Córdoba acumulan más de cuarenta años de seguimiento de las aves acuáticas, niveles de inundación, datos meteorológicos y análisis de agua. Convendría analizar, por períodos marcados por incidencias, las comunidades asentadas para decidir qué tipo de gestión se quiere realizar. La administración ambiental y el Patronato, como órgano de participación, tienen un importante reto por delante: dejar que evolucione o intervenir y restaurar antiguos valores. No hay que olvidar que el impulso de su protección fue la malvasía y, por tanto, los patos buceadores deben ser el objetivo principal. Suscríbete para seguir leyendo
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