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» El litoral Corrientes
Fecha: 18/01/2025 18:45
Es una eterna urna itinerante que nunca descansa. A full, siempre elucubrando ciertas alianzas, acuerdos que conformen espacios políticos que permitan sobrevivir. La actividad política jamás se toma vacaciones; quizá el miedo a perderlo todo, aquello que el poder y sus políticas premian a los obsecuentes. El miedo es como el baile de la escoba, a quién se la transferimos para que la danza continúe en su desvelado afán por perdurar en ese balcón denominado “poder”. Nadie quiere quedar demarcado, fuera de juego, cuando se trata de un partido mil veces jugado, que dio sus frutos y aseguró satisfacciones de privilegios. Que aún persisten sin ponerse colorados, siquiera. Pasado el estupor del recién llegado, apenas hace un año, comienzan aparecer otra vez rostros gastados que fueron, y hoy practican el “repechaje” sin dar tiempo siquiera para que demuestre lo prometido, el desvelo de la inflación encabritada baje por una vez su voracidad. Que se dé baja a la inflación macro que nunca mueve a la inflación micro. Esa que mata a pesar de los brillantes números. Comprender que vamos por debajo y que suponemos matemáticamente nos tocará alguna vez, la situación merecida de un alivio total y merecido. Eso sería justicia de retribuir a quienes jugamos en las inferiores, arriesgando todo principio donde la paciencia social soporta solidariamente sin chistar. No puede ser que siempre el sacrificio provenga de gente en aprietos, con las esperanzas desgastadas. No sé si todos los países, pero nosotros siempre tan particulares, nos toca que el mayor sacrificio lo hagan los que menos tienen. Lo cual constituye un martirologio insalvable de duras experiencias. Decíamos de una urna itinerante, inquieta, siempre ejerciendo de puente posible para atravesar cualquier inconveniente. Hoy, cuando la desesperación por gente dispuesta a generar una idea, convoca al que raya, porque el asunto es sumar como sea, completar listas. Pero los oponentes de ayer hoy cohabitan, no sabemos hasta cuándo, con la misma actitud de confianza perdida con que actúan Presidentes y Vice. Rotos los vínculos, cambiando el juego como travesuras de chicos, sin calcular el daño institucional que van provocando. En la Argentina vivimos un proselitismo presto que nos viene de años. El problema no resuelto, es el regreso de quienes se fueron para siempre, cambiaron de “monta” que les asegure volver. Corrientes ya hace “fintas” alardeando con Santiago del Estero, son los primeros en la largada de una “prueba barrera”, donde vale más maña que oficio. Los que componían un cuerpo de pensamiento hoy ensayan armas largas para que los perdigones algún daño hagan. Se hagan sentir, no solo disuadan, sino que provoquen bajas en gente sin escrúpulos que ha vendido la dignidad, como quien arriesga dos “chirolas a la marchanta”. Pero el regreso de la urna itinerante hace que aparezcan los “excomulgados”, esos que parecían extinguidos, escindidos, que a buena hora “hicieron mutis por el foro.” Se iban para siempre, tal vez jugando para otros “clubes”, ostentando nuevos colores. Ayer amigos. Hoy enemigos. Ayer correligionarios. Hoy, oponentes. En realidad se fueron como la cigarra, durmiendo bajo tierra durante un año en reposo. Pero volviendo, como es en realidad su naturaleza. Siempre volviendo. Todo un pelotón de “pura sangre” dispuesto a llegar con la fusta bajo el brazo, aunque la contienda pinta para “bandera verde”, porque las ganas son similares pero cada cual con su juego. No hemos cambiado en absoluto, siempre estamos girando para caer en otro tiempo pero con las ganas reverdecidas para empezar de nuevo. Solamente un programa de vacunaciones pondría a distancia las pandemias que acechan cada año, ésta de la política es reincidente, está en nuestra propia naturaleza. Porqué a quién no le gusta ser aplaudido, ordenar, decir algún discursito, pero más que nada asegurar la familia. Que cada uno disfrute de la solvencia de ”Papá estado”, generoso y consecuente. En esta historia común de un país que repite sus grandes errores como “Curriculum Vitae” con desmedido orgullo, si en realidad se lo merecen, no caben adjetivos que exactamente encuadren a este personaje. Alguna vez dibujantes como Lino Palacios o Adolfo Mazzone lanzaron al ruedo a personajes de la realidad, ya que las críticas poco y nada lograban. En definitiva con humor se consagraron como personajes de la risa, pero la popularidad de estos íconos prosiguió en la cosecha bienhechora de la ilimitada política. “Avivato” y “Piantadino” construyeron un personaje, como los de siempre y ahora, atentos con la urna itinerante buscando el voto redentor. Son productos nativos de una Argentina generosa, que están expectantes prestos a volver donde llame la urna que cada uno portamos, por si las dudas.
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