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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 18/01/2025 05:13
Elon Musk y Donald Trump Tanto Donald Trump como Elon Musk, a pocos días de asumir la nueva administración estadounidense, ratifican e incluso profundizan sus políticas confrontativas. En lo geopolítico, el presidente electo insistió en anuncios de alto impacto, aunque sobre temas no centrales hoy aún. Respecto a Groenlandia -una enorme isla del Ártico que tiene sólo cincuenta y cinco mil habitantes, delegada su seguridad y relaciones exteriores en Dinamarca-, volvió a decir que el territorio debía ser comprado por Estados Unidos. La idea tiene argumentos económicos (recursos naturales), geoeconómicos (nuevas vías de comunicación que se están abriendo en el Ártico) y militares (evitar que China o Rusia dominen la región del Polo Norte). La reacción del gobierno danés fue de rechazo a cualquier negociación en este tema. Por su parte, los representantes de los indígenas groenlandeses fueron algo más cautos. La idea de la compra apuntaría a que se traslade de Dinamarca a Estados Unidos la defensa y las relaciones exteriores de Groenlandia. Cabe señalar que el gobierno danés en las últimas décadas ha sido uno de los aliados más firmes de Washington en el marco de la OTAN. También Trump ha insistido en volver a tomar el control de la administración del Canal de Panamá, que fuera negociada durante el gobierno de Jimmy Carter y se hizo efectiva en 1999. El argumento de Trump es que las tarifas que está cobrando Panamá son excesivas, pero también el riesgo geopolítico que implica una vía de comunicación tan relevante en momentos de fuerte tensión internacional, y en especial con China. El presidente electo ha agregado ahora algo que parece sólo formal: el cambio del nombre del Golfo de México. Sostiene que esa región marítima no pertenece a un país en particular, sino a varios, incluido Estados Unidos. Hay quienes sostienen que este tipo de declaraciones de Trump antes de asumir apuntan a crear situaciones políticas desde las cuales, al extremarlas, intente negociar una agenda respecto al libre comercio. Desde el equipo de Trump se ha mencionado que Canadá podría ser un estado de los Estados Unidos. Es una tesis novedosa que causa rechazo en la mayoría de la población canadiense, pero se da sobre un escenario particular, que es que el jefe de estado es la Reina de Inglaterra, y es un país que tiene dos lenguas oficiales por la relevancia que tiene la comunidad francesa y sus orígenes en la historia del país. Renegociar las relaciones comerciales en el marco del CAFTA (el tratado de libre comercio entre Estados Unidos, Canadá y México) se encontraría entre las ideas que ha hecho trascender el equipo del próximo presidente estadounidense. El selectivo plan migratorio vigente en Canadá es tomado como modelo y ejemplo por el equipo de Trump para adoptar en Estados Unidos. En cuanto a México, al igual que con Canadá, Trump plantea la necesidad de renegociar el tratado comercial, en el marco de su propuesta de subir aranceles a nivel global. Con México el tema migratorio es importante y es probable que el presidente electo busque desde el inicio medidas de impacto, dada la temática de su campaña electoral, como un modelo que busque inmigración calificada y se oponga otro que representa la proveniente de México, América Central, Cuba y Haití, cuyos mecanismos de control son mucho más laxos. Elon Musk y Donald Trump En paralelo, Elon Musk ha acentuado su apoyo e identificación con la ultraderecha europea. Frente a la elección general de Alemania que tendrá lugar el 23 de febrero, el empresario ha apoyado fuertemente el triunfo de Alternativa para Alemania (AfD), el partido de extrema derecha que sostiene posiciones ultranacionalistas para la primera democracia de Europa. El Jefe de Gobierno alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, eludió entrar en una política confrontativa frente a quien es hoy la persona de mayor influencia sobre Trump. Pero miembros de su equipo dijeron que Musk estaba propiciando con sus declaraciones el apoyo a un partido que propone que Alemania salga de la OTAN, desarticulando la defensa europea; que abandone la Unión Europea, expresión de la unidad política del viejo continente; que da por ganada la guerra por Rusia ante Ucrania; y que plantea desarmar los acuerdos económicos y comerciales con sus propuestas de subir aranceles. Musk insistió en sus propuestas y sostuvo que Alternativa para Alemania era la única fuerza política con el vigor necesario para revitalizar el poder de Alemania (en las últimas encuestas el primer lugar está en disputa entre este partido y la democracia cristiana). Musk argumenta que el estancamiento político, económico y militar de este país debe ser revertido con urgencia. También criticó al primer ministro británico, Keir Starmer, del partido laborista, de quien dijo que estaba desarrollando una política débil frente a los desafíos que enfrentaba el mundo occidental. Un argumento que tiene la misma lógica que el que realizó frente a Alternativa para Alemania. También eligió al partido que defiende el Brexit, liderado por Nigel Farage, que tuvo una actuación destacada en la última elección británica reivindicando posiciones ultranacionalistas. Emmanuel Macron y Starmer criticaron públicamente las posiciones de Musk y sostuvieron que un empresario no debía asumir ese tipo de actitudes ni intervenir en la política. Musk mantuvo sus afirmaciones respecto a los gobiernos de Alemania y el Reino Unido, pero corrigió la referente al apoyo del partido pro-Brexit: dijo que no estaba preparado para gobernar Gran Bretaña. El empresario irrumpió también con la idea de comprar uno de los clubes de fútbol más populares de Inglaterra, el Liverpool. Se trata de una iniciativa con efectos culturales, pero que mostraría la intención de usar el deporte como herramienta de influencia política en las relaciones internacionales. Respecto a la interpretación europea sobre la estrategia política de Trump y Musk, hoy está muy difundido en Europa el libro “Los ingenieros del Caos” del italiano Giuliano da Empoli, quien sostiene que ellos representan un modelo político anárquico que va tomando temas al azar de alto impacto para concentrar la atención de la opinión pública y con eso desarticular a las fuerzas tradicionales. El libro de Empoli presenta el fenómeno político que hoy encarnan Trump y Musk como uno “a-ideológico”, es decir sin valores políticos. Es que Empoli basa su estudio principalmente en el caso del movimiento “Cinco Estrellas” italiano que surgió con éxito en este país hace una década y hoy casi ha desaparecido, pero que sí tenía esa característica que se describe en “Los ingenieros del caos”. La colíder de Alternativa para Alemania (AfD), Alice Weidel, durante su intervención en el congreso federal de este partido ultraderechista, celebrado en la ciudad de Riesa, que la ratificó como candidata a las elecciones del próximo 23 de febrero. EFE/EPA/Martin Divisek Pero lo que representan el presidente electo estadounidense y su asesor más importante es un modelo político totalmente diferente. No es coyuntural: se trata de una nueva manera de enfocar la política y tiene que ver con la tecnología. Parte de la base de que el sistema político occidental está en crisis por el debilitamiento de la representación política originada a finales del siglo XVIII, y que se identifica con los valores socialdemócratas. La tesis es que a cada ciclo de producción económica le ha correspondido un sistema y una forma de representación política. Siglos atrás, donde la agricultura era central, el sistema político correspondiente era la monarquía. Entrando en el siglo XIX, al irrumpir la industrialización como eje de la producción, surgió la democracia representativa como nuevo sistema de representación. Ahora, con la tecnología como eje de la producción económica, el sistema político representativo ha quedado invalidado y surge la necesidad de un sistema de democracia directa que renueve la llamada “democracia liberal” vigente hasta ahora. Esta tesis ha sido desarrollada por Musk, a partir de su idea de que debe avanzarse hacia una democracia más directa, ya que hoy la tecnología permite este tipo de relación. Se trata de un debate frente al cual el mundo académico tiene una actitud crítica, pero no ha logrado plantear visiones alternativas y por eso los partidarios de la democracia liberal se encuentran a la defensiva. Desde la izquierda se caracteriza a este modelo como “tecnofeudalismo”, mientras que desde la derecha, con una visión que pretende ser más neutral, se lo define como “tecnopolítica”. En conclusión: las políticas confrontativas de Trump en casos como el de Groenlandia, Panamá y el Golfo de México no son temas al azar, sino que tienen que ver con la idea del nacionalismo estadounidense; algunos sostienen que estas posturas están destinadas a forzar negociaciones comerciales, pero eso no es tan claro ni seguro como parece; paralelamente, Elon Musk ha pasado a apoyar en términos político-electorales a la ultraderecha europea, que también se identifica con el nacionalismo; la interpretación de que el fenómeno de Trump y Musk es una expresión de anarquía política se contradice con la línea ideológica que ellos están desarrollando con coherencia; por último, Trump y Musk en realidad representan un nuevo modelo político centrado en los cambios tecnológicos, lo que los lleva a proponer nuevos sistemas de representación directa centrados en la tecnología.
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