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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 18/01/2025 05:03
De la guerra comercial con China a la constante tensión en Medio Oriente, Donald Trump enfrenta un contexto mundial complejo para su política exterior. (Foto: Archivo DEF) Quedan apenas 48 horas para la toma de posesión del nuevo gobierno en Washington. Con el regreso de Donald Trump, se abren grandes interrogantes sobre los vínculos que tendrá Estados Unidos con sus aliados y cuál será su postura frente a los distintos conflictos bélicos que vive el planeta. A continuación recorreremos los puntos salientes de la agenda exterior del nuevo gobierno, que estará signada por la disputa geopolítica con China. ¿Qué pasará con la guerra en Ucrania, los conflictos en Medio Oriente, las relaciones euroatlánticas y el vínculo con América Latina en la nueva administración de Trump? China, el “enemigo estratégico” de Estados Unidos La prioridad de la política exterior del nuevo gobierno estará puesta en el continente asiático. Será una continuidad con lo que ya ocurrió durante su primer mandato (2017-2021), en el que Trump definió a China como “enemigo estratégico”, tal como recuerda el exembajador argentino en Pekín, Washington, Brasil y la Unión Europea, Diego Guelar. “Más que incrementar la presencia norteamericana en el exterior, Trump buscará frenar la expansión de China, que hoy es el principal socio comercial de 140 países en el mundo, mientras que EE. UU. lo es de 53 países”, comenta Guelar. Según el experimentado diplomático, “es necesario imaginar cómo llevará Trump adelante sus planteos desde un posicionamento nacionalista y proteccionista, especialmente con los socios tradicionales (Unión Europea, Japón, Australia y Canadá) y los pocos amigos latinoamericanos que le quedan, solo cuatro de los 34 países de la región. Por su parte, Fabián Calle, director del Instituto de Seguridad Internacional y Asuntos Estratégicos (ISIAE) del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), señaló que “las tecnologías, doctrinas y estrategias en materia de Defensa estarán orientadas a contener a China y, en menor medida, a Rusia”. El difícil vínculo con la Unión Europea y las negociaciones de paz en Ucrania “Trump prioriza un enfoque transaccional, guiado por el bilateralismo y el apoyo a socios ideológicamente afines”, apunta Ariel González Levaggi, director del Centro de Estudios Internacionales (CEI) de la Universidad Católica Argentina (UCA). Eso dificultará el “diálogo político entre Washington y Bruselas”, ya que, tal como indica el analista, Europa mantiene su defensa de “un orden internacional basado en normas y reglas”. Además, señaló González Levaggi, “la postura de Trump para lograr un punto final en la guerra ruso-ucraniana no es bien vista en Bruselas, ya que podría implicar concesiones a Rusia que legitimen la ocupación de territorios ucranianos y bloqueen la integración de Ucrania en la OTAN”. Si se confirma ese enfoque de la diplomacia de Trump, “se pondría en riesgo, a largo plazo, la soberanía de Ucrania como estado independiente”, completa. Trump prioriza un enfoque transaccional, guiado por el bilateralismo y el apoyo a socios ideológicamente afines”, apunta Ariel González Levaggi, director del Centro de Estudios Internacionales (CEI). (Foto: Archivo DEF) Entonces, ¿cuáles serían las consecuencias de mantener el actual statu quo, que le permitiría a Rusia conservar los territorios conquistados manu militari? “Congelar la guerra en la situación actual implicaría establecer una zona desmilitarizada de al menos 1200 kilómetros, teniendo en cuenta la frontera entre ambos países y otros territorios en disputa”, agrega el internacionalista Guillermo Galea. “EE. UU. ha descartado el envío de tropas y los aliados de Ucrania en Europa tampoco tienen intención de desplegarse en la frontera. Por lo tanto, el mantenimiento de estas fronteras recaerá sobre una Ucrania que se encuentra muy desgastada”, señala Galea, quien pone reparos al efectivo cumplimiento de un pacto que deje “congelado” el conflicto en el terreno. Y completa: “Moscú no ha respetado ningún pacto que afecte sus intereses nacionales, y su vigencia a menudo depende de un tercero que actúe como garante, generalmente EE. UU., y que asegure que la situación no se descontrole”. Medio Oriente: “máxima presión” sobre Irán Otra zona caliente del planeta es Medio Oriente, que inicia el año con nuevos equilibrios de poder y un debilitamiento del denominado “eje de la resistencia” liderado por el régimen iraní. En ese sentido, Paulo Botta, director de la oficina de TRENDS Research & Advisor en Argentina, enuncia tres grandes temas de agenda para la administración de Trump. Por un lado, la competencia y la presencia de China en la región; por otro, el futuro del conflicto palestino-israelí; y, finalmente, el programa nuclear y las acciones de desestabilización regional por parte de Irán. Al referirse al primero de esos ejes, el especialista recuerda que los países del Golfo exportan cada vez más hidrocarburos hacia China. Por lo tanto, explica, “una política transaccional, como la de Trump, pondrá en la mesa los vínculos árabe-chinos e intentará limitarlos”. Cabe recordar que el gigante asiático dio muestras de su influencia en la zona cuando logró, en marzo de 2023, la normalización de las relaciones diplomáticas entre Arabia Saudita e Irán. Paulo Botta denuncia tres grandes temas de agenda para Trump: la competencia y la presencia de China en la región, el futuro del conflicto palestino-israelí; y el programa nuclear y las acciones de desestabilización regional por parte de Irán. (Foto: Archivo DEF) En el caso de Israel, el mandatario estadounidense buscará, en opinión de Botta, “revivir iniciativas diplomáticas de su primera presidencia, como los Acuerdos de Abraham”, sellados por Israel, Emiratos Árabes y Baréin, a los que luego adhirieron Marruecos y Sudán. En cuanto a la cuestión palestina, consideró que el plan de paz –que ya intentó impulsar Trump en su primer mandato– será de “difícil aceptación" debido a los “cambios geopolíticos” en la región. Mientras tanto, con un Irán debilitado por la caída de Assad en Siria y el descabezamiento de las cúpulas de sus movimientos aliados, Hamás en Palestina y Hezbollah en el Líbano, está por verse qué podrá lograr Trump en su próxima gestión. Los objetivos de máxima serán el abandono del programa nuclear iraní o su control pleno por parte del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), y el fin del apoyo a las milicias y grupos terroristas. Con una dosis de realismo, Paulo Botta observa que “una política que produzca los resultados esperados será difícil de implementar sin algún tipo de concesión por parte de EE. UU.”. América Latina y Trump: ¿una oportunidad para Argentina? Con una agenda tan cargada, el gran interrogante es qué lugar ocupará América Latina en la agenda exterior de Washington, que tendrá como nuevo secretario de Estado al exsenador por Florida, Marco Rubio. “Al tener un origen hispano, hijo de padres cubanos, y hablar perfectamente en castellano, Marco Rubio seguramente tendrá una conexión especial con la región. Y lo cierto es que Argentina va a tener la posibilidad de un acceso más fácil al Departamento de Estado, por un tema de concepción cultural, de formación e incluso de idioma”, afirma el presidente de la Fundación Diálogo Argentino-Americano, Luis Ruvira. A su vez, la directora de la Licenciatura en Ciencias Políticas de UCEMA, Constanza Mazzina, recuerda que Rubio cuestionó en el pasado “los vínculos de Lula con el Partido Comunista Chino, así como con otras dictaduras sanguinarias, como las de Cuba, Nicaragua y Venezuela”. Además, definió al gobierno venezolano de Nicolás Maduro como una “narcodictadura”; tildó al de Cuba de “régimen criminal” y “enemigo de EE. UU.”; y definió la administración nicaragüense de Daniel Ortega como “un centro de migración masiva ilegal”. Estas declaraciones están “en sintonía con la postura que adoptará Trump hacia las dictaduras de la región”, añade la académica. El gran interrogante es qué lugar ocupará América Latina en la agenda exterior de Washington, que tendrá como nuevo secretario de Estado al exsenador por Florida, Marco Rubio. (Foto: Archivo DEF) En este marco, ¿qué puede ocurrir con Argentina en la era Trump II? Luis Ruvira destaca el activo que significa “el vínculo entre Milei y Trump, que convirtió al presidente de la Argentina no solo en el mandatario del país más alineado con Estados Unidos en toda Latinoamérica, sino que también ha proyectado su imagen internacional”. En la misma línea, Mazzina afirma que “el nuevo presidente de EE. UU. necesita un aliado en la región, y Milei puede ocupar ese espacio”. Con una dosis de realismo, tanto Ruvira como Mazzina acotan que no necesariamente esta sintonía ideológica y personal entre los mandatarios se traducirá en la llegada de inversiones. “Son las empresas privadas las que toman las decisiones y, para ello, tienen en cuenta tanto la rentabilidad como la seguridad jurídica del país, sobre todo si se trata de negocios de capital intensivo”, matiza el presidente de la Fundación Diálogo Argentino-Americano. “Podemos tener más fotos, pero no más dólares, que quizás provengan más de Elon Musk que de la administración de Trump”, advierte Constanza Mazzina. La politóloga se encarga, finalmente, de destacar “el descontento de Trump con la expansión económica y política de Pekín en América Latina, por considerarla una amenaza para los intereses de Washington en la región”. Por lo tanto, la gran pregunta es qué hará el nuevo mandatario de la principal potencia del planeta frente a este avance del gigante asiático en su patio trasero.
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