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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 18/01/2025 05:01
Para operar en uno de los ambientes geográficos más desafiantes del mundo, la cordillera de los Andes, el Ejército argentino cuenta con efectivos y unidades capacitadas y equipadas al extremo. Una de ellas, quizá la más completa en términos de equipamiento y misiones, es el Batallón de Ingenieros de Montaña 8, localizado en Campo de los Andes, a pocos kilómetros de la capital mendocina y del Aconcagua, el pico más alto de toda América. Allí, hombres y mujeres del Ejército están preparados para tender puentes, instalar explosivos, brindar apoyo a los efectivos de primera línea (en tiempos de guerra), potabilizar agua, remover e instalar obstáculos en el terreno, navegar por los ríos de la alta montaña, apoyar a la comunidad y realizar búsqueda o rescate de personas en estructuras colapsadas. Pero, como si fuera poco, lo hacen pese a la hostilidad del terreno y el clima de la cordillera. DEF fue testigo de cada una de esas actividades y conoció a los efectivos que, a diario, se desempeñan en ese punto del país. ¿Por qué el Batallón de Ingenieros de Montaña 8 es una de las unidades del Ejército más importantes para la defensa del territorio? Un oasis en el medio de la cordillera Entre los detalles que hacen del Batallón de Ingenieros de Montaña 8 uno de los puntos más emblemáticos de las Fuerzas Armadas, se destaca que este ocupa un edificio que data del año 1935. La estructura es admirable, no solo por el paisaje cordillerano que la rodea, sino porque cada rincón interpela a quien la recorra: sus características edilicias son similares, por ejemplo, al Regimiento de Infantería 1 “Patricios” (ubicado en el barrio porteño de Palermo); la diferencia es que el Batallón se encuentra alejado de cualquier centro urbano. Por ejemplo, 110 kilómetros lo separan de la capital mendocina. “Se le puso el nombre histórico de ‘Barreteros de Cuyo’, denominación que se remonta a cuando el general José Francisco de San Martín organizó el Ejército de los Andes. El Libertador tenía la intención de crear una unidad de ingenieros para colaborar en las tareas de despeje para el armado de los caminos (para que pueda pasar la logística de su Ejército), pero, por una cuestión de presupuesto, solamente se creó la especialidad. Las máquinas viales del Batallón permiten el desplazamiento de los efectivos en la alta montaña. (Foto: Fernando Calzada) Muchos de los que participaron eran mineros de San Juan y Mendoza, que se ocuparon de mover piedras y abrir picadas en la montaña para que pudieran pasar las columnas de la fuerza de San Martín”, contó a DEF el entonces jefe del Batallón de Ingenieros de Montaña 8, teniente coronel Mario Humbert (quien hoy, por el recambio natural del personal del Ejército argentino, pasó a ocupar funciones en otro destino de la fuerza). El dato: “El enemigo no es un obstáculo” es uno de los lemas de la unidad. Desde Campo de los Andes, explican que, a la hora de llevarlo a la práctica, es inevitable acompañarlo de valores como el coraje y la valentía, básicamente porque saben que, en tiempos de guerra, tendrán que estar a la altura de enfrentar al adversario y asumir el desafío que eso conlleva. ¿Por qué el Ejército tiene un arma de Ingenieros? En palabras de Humbert, una de las cuestiones que hay que entender para comprender la necesidad del arma de Ingenieros en el Ejército argentino es la necesidad que tienen las tropas militares de desplazarse en todo tipo de terrenos y, lógicamente, aprovecharlo para las operaciones. En respuesta a esas necesidades (y para llevar adelante tareas determinadas), la fuerza cuenta con materiales especiales y requiere de capital humano especialmente instruido y equipado. Allí es donde adquieren valor las tropas del Arma de Ingenieros. “Nuestras funciones tienen tres finalidades: facilitar la maniobra, dificultar las del enemigo y mejorar las condiciones de la tropa en tiempos de campaña a través del armado de obstáculos, refugios y construcciones. Por ejemplo, le permitimos al efectivo de Infantería llegar a donde tiene que hacerlo y, a su vez, con la colocación de obstáculos, evitamos que el enemigo arribe a un punto del terreno”, contó el oficial, quien también hizo hincapié en que Ingenieros tiene influencia tanto en el antes, como en el durante y en el después del combate. La fuerza cuenta con materiales especiales y requiere de capital humano especialmente instruido y equipado. Allí es donde adquieren valor las tropas del Arma de Ingenieros. (Foto: Fernando Calzada) “El antes, en las construcciones y en la preparación territorial (o de apoyo a la comunidad). Son cuestiones propias de los ingenieros, como la planificación y la construcción de caminos (que comuniquen lugares estratégicos), instalación eléctrica, redes de agua, etc. En tiempos de guerra, el durante se refiere a la organización del terreno con la instalación de obstáculos, fortificaciones, puentes o caminos. Finalmente, una vez que termina el conflicto, y se vuelve a la situación normal, inicia la fase de reconstrucción, donde también se colabora. Ingenieros es un arma muy versátil”, agregó. En síntesis, tanto en tiempos de paz como de guerra, muchos aspectos terminan pasando por el arma de Ingenieros del Ejército: si hay inundaciones, están ellos; si hay que potabilizar agua, son sus equipos los que hacen estas tareas; y, si en un conflicto, hay que transportar tanques en ferrocarril, ellos serán los responsables del mantenimiento de las vías. “Nosotros abriremos los obstáculos para que el efectivo de Infantería pueda ahorrar fuerza y emplear a toda su gente para el momento de choque con el adversario”, insistió Humbert. El Ejército argentino en la cordillera de los Andes Que las Fuerzas Armadas cuenten con efectivos de Ingenieros en la cordillera de los Andes se debe a que este ambiente geográfico cuenta con escasa cantidad de caminos (poca movilidad) y sus características exigen las instalaciones de puentes para asegurar el desplazamiento. “La montaña hace todo más difícil”, resume Humbert, al tiempo que aclara que, a la hora de operar, deben considerar que las características morfológicas del lugar dificultan el control y las comunicaciones. A ello, se le suman la gran amplitud térmica (en primavera y verano) y las bajas temperaturas durante el invierno. De todas maneras, la organización del Batallón responde a todos esos desafíos geográficos y climáticos: cuentan con compañías de combate (motorizadas y montadas) y de franqueo (responsable del armado de puentes, de la instalación y remoción de obstáculos, y de la navegación). Obstáculos para retrasar al enemigo La sargento primero Cynthia Leguizamón es operadora de máquinas viales del Batallón y, durante el recorrido con DEF, contó que la principal función de la unidad es prestar apoyo de ingenieros a las unidades militares que dependen de la Brigada de Montaña VII (ubicada en la capital mendocina). "Nosotros abriremos obstáculos para que el efectivo de Infantería pueda emplear a su gente en el choque con el adversario", contaron desde Mendoza. (Foto: Fernando Calzada) En ese sentido, explicó que una de sus responsabilidades es el mejoramiento de caminos (con equipos viales) en el ambiente geográfico particular de montaña: “Se hace para que la Fuerza esté operativa al 100 %. También hacemos remoción de obstáculos y la preparación previa al armado de un puente. Para eso, contamos con equipos viales de gran rendimiento. Tenemos camiones volcadores y máquinas viales (motoniveladoras, cargadoras y topadoras) que son esenciales para la construcción y el mejoramiento de caminos de montaña, que se caracterizan por su rigidez. Cabe destacar que el macizo andino es muy pesado y es necesario contar con esos equipos para poder construir”. Potabilización de agua, una misión para los ingenieros del Ejército La potabilización de agua es otra de las misiones cruciales que realizan los efectivos del Batallón. Como explicaron, es una responsabilidad fundamental tanto en tiempos de paz (en tareas de apoyo a la comunidad) como de guerra. De hecho, el agua que potabilizan no solamente puede ser consumida por efectivos militares y civiles, sino que también estará destinada al racionamiento del ganado. ¿Cómo potabilizan el agua los efectivos del Batallón? Según el sargento Héctor Gómez, para poder utilizar los equipos con los que cuentan, primero tienen que captar el agua y volcarla en un piletón de 5000 litros. Luego, se procede a la clarificación y a la floculación del agua a partir de productos químicos. “Las partículas pesadas van abajo. Con la bomba, purificamos y obtenemos el agua potable”, respondió. En una operación militar: fundamentales a la hora de atravesar un curso de agua Para cumplir con las misiones y asegurar el desplazamiento de los escalones logísticos del Ejército, el Batallón de Ingenieros de Montaña 8 cuenta con diferentes modelos de puentes que serán utilizados según el obstáculo que se les presente. “Se hace un reconocimiento previo y se decide qué puente se instalará”, explicaron. El detalle: el armado de un puente conlleva un trabajo minucioso y que requiere de la adopción de extremas medidas de seguridad. Cuando -por la dificultad del terreno- no se puede acceder a un lugar, los ingenieros llegan con mulas. (Foto: Fernando Calzada) “Siempre se trabaja en pareja de combate. Y, cuando se comienza, mientras hay personal que traslada material, otros permanecen en posición de ‘rodilla a tierra’. El único que permanece de pie es el jefe de grupo. Eso se hace para no superponer los movimientos del personal y para no dificultar el tránsito en el lugar de trabajo. Otro detalle es que, en algunos sectores, quienes se desplazan lo hacen tomados de la mano para evitar accidentes durante el armado: de esa manera, con un simple apretón de manos, se puede alertar a la pareja de combate, porque puede ocurrir que el camarada no vio que una pieza (de varios kilos) está pasando y, de ocurrir, cualquier golpe es gravísimo”, agregaron. Por todas esas cuestiones es que, desde el minuto en el que ingresan al Ejército, la práctica del armado y desarmado de puentes es algo habitual y característico del trabajo del Arma de Ingenieros: “Es algo muy técnico y no podemos fallar. Tras ingresar al Colegio Militar de la Nación y elegir el arma que integraremos, se sale de maniobras al terreno. En ese contexto, lo primero que vemos los efectivos de Ingenieros son los puentes, cuyas piezas pueden llegar a pesar casi 400 kilos. Por eso, algunas de ellas se cargan entre 20 efectivos. El armado de un puente está regulado, reglamentado y se debe respetar a rajatabla lo que está escrito”. En ese sentido, desde Campo de los Andes, los efectivos de Ingenieros del Ejército fueron contundentes: “En un contexto de operación militar, nos van a llamar a nosotros cuando se encuentren con un curso de agua, ya sea un río o un lago. Nosotros nos vamos a presentar en el lugar, haremos un reconocimiento (tomando medidas y profundidad), y decidiremos cuál es el puente más apropiado para instalar según la situación”. Cómo construye un puente el arma de Ingenieros del Ejército Una vez que deciden qué puente será el que instalarán, los ingenieros del Ejército proceden a su armado. “Los puentes se trabajan desde una orilla y se lanzan a la segunda. Se lo arma casi al completo y se lo empuja a partir del uso de unos rodillos que permiten que pueda llegar al otro lado. En la segunda orilla, del otro lado del curso de agua, se asienta”, describió el subteniente Alexis Mare, del Batallón. Con el puente instalado, el personal militar (o ciudadanos, en caso de apoyo a la comunidad) puede pasar de un lado al otro. Según Mare, para el armado de un puente, se trabaja en grupos y las piezas se distribuyen de manera adecuada para, en simultáneo, colocar los pisos, las paredes y las placas de calzada. “Cuando hay que empujarlo, se los llama a todos y, juntos, lo levantan y lo mueven”, concluyó. Existe un detalle fundamental a la hora de pensar en el trabajo de los ingenieros del Ejército (también conocidos como “Zapadores”) en la cordillera: cómo se transportan los equipos en terrenos de poca movilidad. Primero, con vehículos. Y, cuando estos ya no pueden llegar a determinados puntos de la montaña, con mulas. “Está contemplado trabajar con este tipo de ganado. De hecho, es conveniente”. Búsqueda y rescate en estructuras colapsadas Hace tiempo que el Ejército argentino encaró una nueva misión: la creación de una brigada de búsqueda y rescate en estructuras colapsadas. ¿El objetivo? Colaborar con la localización de personas atrapadas en edificios o instalaciones destruidos (por terremotos). De hecho, el Batallón tiene una fracción equipada e instruida como Unidad de Búsqueda y Rescate (USAR). “Si surge una emergencia de ese tipo, el Batallón asiste al lugar afectado”, contó el teniente coronel Humbert a la hora de presentarle a DEF al perro Jack, actor fundamental en esa misión. El Batallón tiene efectivos y un perro (Jack) adiestrados para la búsqueda y rescate de personas en estructuras colapsadas. (Foto: Fernando Calzada) Según el sargento Matías Méndez, guía canino a cargo de Jack (certificado por la Policía Federal Argentina), el grupo que ellos integran se está capacitando para ser empleado ante emergencias sísmicas y estructuras colapsadas. “Además de los medios del arma de Ingenieros, contamos con animales de búsqueda y rescate, como Jack, nuestro perro ovejero belga malinois de dos años, que fue provisto y entrenado para realizar esas tareas. Cuando no hay víctimas a la vista, él puede detectarlas gracias a su olfato. Una vez ubicada la víctima, se quitan los escombros y se la puede extraer en las mejores condiciones posibles para ser atendida por el personal de salud”, contó. Además, subrayó que ese tipo de misiones se realizan siempre siguiendo los lineamientos del grupo asesor Internacional de Operaciones de Búsqueda y Rescate de las Naciones Unidas (INSARAG), normas que detallan cómo se debe proceder ante distintas situaciones de este tipo. Preparados para la guerra y para apoyar a la comunidad “Todas estas actividades son las que realizamos a diario y que tienen un empleo dual, porque, si bien nos entrenamos y preparamos para la guerra, podemos ser empleados en acciones de apoyo a la comunidad”, dijo a DEF el teniente coronel Mario Humbert. El equipo de DEF junto al teniente coronel Mario Humbert en el Batallón de Campo de los Andes. (Foto: Fernando Calzada) En ese sentido, destacó que los hombres y mujeres que integran el Batallón también tienen la capacidad de efectuar demoliciones a través del uso de explosivos. Función clave a la hora de pensar en la creación de caminos o la destrucción o generación de obstáculos. Finalmente, se refirió a otra de las responsabilidades que asumen los ingenieros en la zona de alta montaña: la navegación a lo largo de los cursos de agua. “Si bien la navegación es limitada, porque es desde aguas arriba hacia aguas abajo, permite un medio de evacuación o extracción de una infiltración de tropas de operaciones especiales”, contó Humbert. Y, por último, aclaró que, en este caso, el curso de agua garantiza un rápido desplazamiento y, por consiguiente, la posibilidad de desaferrarse del enemigo sin tener que depender del relieve del terreno, normalmente abrupto en esa zona de la cordillera.
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