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» Elterritorio
Fecha: 17/01/2025 20:01
La atleta local Nilda Vega quedó atrapada junto a su familia en medio de las inundaciones que azotaron Santa Catarina. Calles cubiertas de agua, derrumbes en las rutas y la desesperación de no poder regresar a casa. “Nunca vi algo así, es como una película de terror”, confesó angustiada la misionera viernes 17 de enero de 2025 | 9:58hs. Lo que prometía ser una escapada soñada a las playas de Itapema, en Santa Catarina, Brasil, se transformó en una verdadera pesadilla para la atleta posadeña Nilda Vega. Las lluvias torrenciales que azotaron ayer la región desbordaron ríos, inundaron ciudades enteras y dejaron a miles de turistas argentinos varados, enfrentando situaciones límites. Desde su refugio temporal, Nilda compartió el caos que vivió en primera persona y las emociones que la acompañan en esta odisea que parece no tener fin. “La noticia ya lo decía: jueves mucha lluvia, viernes más lluvia… Pero nada te prepara para algo así. Uno piensa: ‘Bueno, va a llover, y listo’. Pero esto es un diluvio sin tregua. Ya para el sábado prometían que iba a calmar un poco. Hasta entonces, sólo podemos esperar”, comenzó relatando Nilda. La tarde del jueves, tras varias horas de agua persistente, hubo una breve pausa en el temporal. “Aproveché ese momento para salir un poco. Quería ir al shopping donde venden zapatillas, para distraerme. Cuando llegamos, el panorama fue desolador: el agua había invadido todo el centro comercial. Adentro, las tiendas estaban bajo agua. Lo que parecía un paseo se convirtió en una travesía espantosa.” El regreso fue aún peor: “Nos vimos obligados a tomar una avenida inundada. Todo parecía un río desbordado. Tratamos de volver con cuidado, pero al intentar esquivar lo que parecía un simple pozo, el auto se hundió. ¡El asfalto se rompió bajo las ruedas! Sentí cómo el coche se inclinaba y el agua lo rodeaba. Fue un momento aterrador. En ese instante pensé: ‘No puedo quedarme más. Me quiero ir’. La desesperación se apoderó de mí”. El impacto dañó parte del sistema eléctrico del vehículo. “La luz delantera dejó de funcionar. No sé si fue por el golpe o por el agua, pero ahora no puedo moverme hasta arreglarlo. Lo peor es la incertidumbre, no saber si podremos salir de acá. Todo está inundado y las rutas están cerradas por derrumbes y desbordes”, explicó. “Había rostros de desesperación" El testimonio de Nilda se vuelve aún más desgarrador al describir lo que presenció en las calles de la ciudad. “Vi gente sacando sillones, colchones, electrodomésticos empapados. Las heladeras explotaban por el contacto con el agua. Nunca en mis años de vida había visto algo así. Era como una escena de una película de desastres naturales, pero real. Había rostros de desesperación por todos lados, familias perdiéndolo todo. Se te rompe el corazón.” Para proteger su automóvil de futuras inundaciones, Nilda y sus acompañantes improvisaron una solución. “Tuvimos que levantarlo con un gato y ponerlo sobre ladrillos huecos. Cada vez que el agua subía, era una carrera contra el tiempo para evitar que se lo llevara. No es solo el auto; es nuestra única forma de regresar a casa, y sin él, estamos atrapados”. La familia había planeado salir de madrugada rumbo a Posadas, pero las condiciones climáticas hicieron imposible esa opción. “Las rutas están cortadas en varias partes. Los morros se desmoronan, y la autopista está completamente anegada. No queda otra que quedarnos acá, en casa de unos amigos -en una zona más alta de Itapema-. Pero estar encerrados, sin poder hacer nada, es desesperante. Tuvimos que pagar más días de estadía, y cada día bajo esta lluvia interminable es como vivir la misma pesadilla una y otra vez.” “Los días soleados quedaron atrás” Pese a todo, Nilda no deja de recordar los días previos al temporal, cuando el sol brillaba y el mar invitaba al descanso. “Habíamos disfrutado tanto... Fueron días hermosos, pero la naturaleza tiene sus propias reglas. Ahora no queda más que resignarse. Es frustrante, pero no se puede luchar contra ella”. Camboriú, una de las localidades más populares entre los turistas argentinos, fue una de las más golpeadas por el temporal. “Fuimos a llevar a un sobrino, y lo que vimos fue devastador. Agua por todas partes, calles convertidas en ríos. Nunca pensé que viviría algo así en un lugar turístico”. Con la esperanza puesta en el sábado, cuando las lluvias prometen dar un respiro, Nilda y su familia aguardan. “Lo único que queremos es volver a casa sanos y salvos. Aprendes que la naturaleza no tiene piedad, y lo que queda es agradecer por estar bien, aunque sea rodeados de agua. Pero no lo olvidaré jamás. Esta experiencia te marca”, concluye con una mezcla de alivio y tristeza. Hoy, continúa la lluvia, ya no con tanta intensidad, pero con lugares muy afectados pro las inundaciones, y el regreso a Posadas se perfila incierto para Nilda Vega y para cientos de turistas atrapados en un paraíso temporalmente convertido en un infierno de agua.
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