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  • Muerte bajo las estrellas

    Parana » Ahora

    Fecha: 17/01/2025 15:21

    El domingo pasado paranaenses convocados por el cine esperábamos en las gradas del anfiteatro a que empezara la función. Sopor, calor y la luna llena impregnaban la atmósfera con intensidad. La cosa estaba demorada. Hijo y yo esperábamos. Teníamos agua y almohadones. Yo había estado mareada toda la tarde, me acostaba y la cabeza igual me daba vueltas, fui gateando al baño. No es la primera vez que me pasa -ahora caigo en la cuenta- que antes de algún evento o situación digamos `inahabitual` me mareo o me recorre una especie de electricidad tipo anticipatoria, como si alguna parte de mí supiera de antemano que algo inusual va a pasar. En la pantalla proyectado, hasta ese momento bastante orondo, el logo de MUNICIPALIDAD de PARANÁ. En los alrededores policías y empleados municipales. Mucha policía, como si en vez de proyectar una película fuera a ocurrir algún enfrentamiento de equipos deportivos, o algo que pudiera hacer peligrar nuestro “orden” ( qué orden?). Mucha policía y ningún primer auxilio, ambulancia menos que menos. Se vé que la salud, del público y de lxs artistas, no fue considerada relevante como para destinar recursos… En fin, una locutora de dicción subrayada y entusiasta da las buenas noches y pide aplausos para recibir a la comparsa Iporá, como anticipo del carnaval que la MUNICIPALIDAD DE PARANÁ llevará a cabo el día tanto en la plaza tanto… tin ti tín pám púm pa rí, ti-ti-tín pám púm pa rí (entra la comparsa), la batucada se ubica por detrás, pasistas adelante. Uno de los pasistas es un hombre bastante mayor que el resto del grupo, viste ropa blanca suelta, las bailarinas, mallas brillantes, cavadas; comentamos con hijo esta diferencia de vestuario, le cuento lo que sé sobre la palabra vedette, que viene de ´ver`, que antes se refería a un centinela y después, casi al contrario, a la figura “más vista”, de cabarets europeos y también “estrellas” del cine, y que más tarde esa figura llegó a los carnavales latinoamericanos y claro, a los paranaenses. Le pregunto si sabe que su papá hizo, hace muchos años, un documental sobre el origen de las batucadas en Paraná (Zemba), me dice que no, le digo tenemos que verlo, y volvemos a mirar al escenario, la batucada había ralentado el ritmo antes del corte final, la locutora empieza a despedirlos pidiendo más aplausos, y en ese momento el pasista (luego sabremos que le decían Charly) se desvanece en el escenario. … (renglón de silencio para el alma de Charly) La mayoría no lo conocíamos. Tampoco hijo ni yo lo conocíamos y sin embargo fuimos testigos de su muerte. ¿y qué pasó? La locutora tomó el micrófono y empezó a pedir a gritos UN MÉDICO UNA AMBULANCIA UN MÉDICO, y otras personas se unieron, también a gritos pero sin micrófono, al pedido. Y pasó algo de un minuto-eternidad hasta que una señora mayor de pelo blanco y flaca, empezó a bajar a la velocidad que podía por las gradas, junto a otra persona del público. La locutora gritaba, casi imploraba, NOS CALMAMOS! NOS CALMAMOS!!! LOS MEDICOS YA ESTAN HACIENDO SU TRABAJO (?¡). Entretanto la señora de pelo y blanco y otros acomodaron el cuerpo de Charly boca arriba. Comenzaron maniobras desesperadas de RCP. Con hijo y el papá de hijo, que justo había llegado, nos miramos de ojos enormes y entendimos que ahí mismo nos íbamos. Ayudar no podíamos, y quedarse en el público resultaba morboso, degradante. Otra gentes y amigos también se levantaron para irse, pero pocos. La gran mayoría se quedó ahí, siendo público, pausados, no sé si por morbo o desconcierto. Escaleras arriba nos quedamos conversando, explicándonos lo que habíamos visto, lo que estaba pasando, en todo ese tiempo no apareció ambulancia, hasta que varios minutos después recién apareció una traffic de bomberos voluntarios (¿¡)… Unos comentaban el despropósito de tanta policía y ninguna asistencia médica en un evento público. Por qué tanta “fuerza del orden”, como si la población estuviera llena de delincuentes, y ninguna asistencia médica, que pueda ayudar (o salvar) una vida humana en caso de accidente o emergencia, en un lugar con largas escaleras en un día de intensísimo calor. Y a toda esta policía y falta de asistencia la pagamos con nuestros impuestos. Esto lo pagamos con nuestros impuestos, dijeron varios. Cuando llega la ambulancia lo trasladan a Charly al hospital pero fallece en el camino, dicen las noticias al día siguiente. La muerte no es un espectáculo La política no es un carnaval La realidad supera la ficción (esto último se lo escuché decir mil veces a madre. Madre tenés razón). Si alguien hubiera filmado la comparsa, el desmayo, la demora en darse cuenta de lo que pasaba, la asistencia improvisada, serían evidentes las conexiones con la escena inicial de Doña Flor y sus dos maridos. En la película Vadinho muere de golpe mientras samba con amigos en una comparsa trasnochada. Vadinho está en el suelo pero la música y el baile siguen. Cayó, sin más, con la muerte adentro cuenta después uno de los amigos que lo vio primero. La diferencia es que esto no era la calle, no era una comparsa improvisada y debería haber habido una asistencia adecuada. La diferencia es que una es ficción -Vadinho no se muere- y la otra es realidad y Charly sí se muere. Quién sabe, su sagrado destino, me dijo una amiga… y es cierto… no sabemos nada del destino de las personas (ni siquiera si hay un tal “destino”) y hasta podemos, en el mejor de los casos, imaginar que morir en el escenario haya podido ser un destino soñado por Charly… quién sabe, diría mi amiga… …y tiene razón… y parece que siempre habrá misterio, rodeando la vida y sus bordes. Pero sí sabemos que la muerte es el destino de todo lo vivo… que todo lo vivo muere sabemos… Lo que parecieran/pareciéramos no saber es cuánto vale la pena cuidar este milagro misterioso de la vida, mientras dura. Deseo fuerte: más conciencia y amor por la vida. Derecho básico: políticas públicas que la cuiden.

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