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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 17/01/2025 12:42
David Mancinelli, juez de Garantías del caso Báez Sosa Le pregunto a David Mancinelli si, tal vez, Fernando Báez Sosa fue asesinado en vano el 18 de enero de 2020 frente a la discoteca Le Brique en Villa Gesell, si el corazón argentino de la violencia realmente no aprendió la lección. Cada tanto, un chico muere tal como él, de la misma forma, pisoteado por patoteros, por cobardes que atacan de a cinco contra uno o más, historias de muerte cerebral y días de agonía por mirar a una chica, por mirar a los ojos al tipo equivocado en un baile, por rozar a alguien con un trago, o por nada, por el placer en el sufrimiento ajeno propio de los ignorantes. Mancinelli es mesurado al comienzo. Intenta decir algo conciliador, que le sirva a la condición humana: “El homicidio de Fernando provocó una profunda y generalizada conmoción en la sociedad argentina. Padres en todo el país charlaron a corazón abierto con sus hijos sobre el caso y sobre la necesidad de abrazar la paz y evitar la violencia en sus salidas nocturnas. Muchos profes en los clubes de rugby brindaron charlas para concientizar sobre los valores positivos del deporte en equipo, sobre la confianza, la honestidad, la empatía y la cooperación En ese sentido, el dolor inconmensurable por el homicidio de Fernando se convirtió también en un mensaje de paz". -Pero la historia se repite. -Al advertir hechos similares, la primera sensación que surge es de desánimo. Pero en una reflexión más reposada, siento que el camino sigue siendo el mismo: educar para la paz. Pienso en el caso de Ariel Malvino, asesinado en Ferrugem, Brasil, en 2006, que sigue sin tener un juicio oral. En ese sentido, en el caso de Fernando hubo un juicio oral y público transmitido por el canal oficial del Poder Judicial de la provincia de Buenos Aires El crimen de Fernando no quedó impune. Siento que eso representa un mensaje muy poderoso contra la violencia. Mancinelli, como juez, fue clave para que esa impunidad no exista, para que el crimen de Báez Sosa se convierta en condena ejemplar. Caso Báez Sosa: el veredicto a los rugbiers acusados Cinco años atrás, Mancinelli fue el juez de Garantías que llevó a la cárcel a los hoy ocho acusados, que supervisó el expediente a cargo de la fiscal Verónica Zamboni, una de las mayores investigaciones de la historia penal argentina. “Extrema violencia desplegada y desprecio por la vida humana”, escribió el magistrado cuando dictaminó su prisión preventiva. Mancinelli rara vez habla en público, más allá de sus fallos. Esta es una de pocas entrevistas que dio en los últimos años. Un magistrado joven, de 41 años, oriundo de La Plata, titular del Juzgado de Garantías N°6 de la jurisdicción hace siete años, marcado por una aplicación de la ley tan rigurosa como humana- supo del crimen a las 7 AM del 18 de enero. A lo largo de la causa, el juez se negó a aceptar las nulidades planteadas por la defensa de los acusados, a cargo del abogado Hugo Tomei, que atacó las ruedas de reconocimiento y habló de detenciones ilegales, defectos y fallas en el debido proceso. Sobre este último punto, Mancinelli: “Por lo absurdo del planteo, tampoco ha de prosperar”. La condena llegó en febrero de 2023, cuando Tribunal N°1 de Dolores dictó la prisión perpetua para Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Luciano Pertossi. Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi recibieron penas de 15 años de cárcel como partícipes secundarios. Pisada: la plantilla de la zapatilla de Máximo Thomsen, analizada por la PFA La investigación de Zamboni fue la clave para llegar a este veredicto, hoy confirmado por la Cámara de Casación Bonaerense; estuvo marcada por la evidencia dura, por extensas ruedas de reconocimiento y los videos de testigos que filmaron la agresión, por el material en los celulares de los acusados, con pericias como el análisis scopométrico a la zapatilla de Máximo Thomsen, hechas en medio del año más trágico de la pandemia. El juicio en Dolores se convirtió en un fenómeno, una de las narrativas más consumidas de los últimos años. La propia figura de los rugbiers también, en una forma retorcida, en forma de meme, en grupos de varones de discurso tóxico, incels resentidos de las mujeres. Los exaltan, los felicitan, como si fueran grandes varones, machos alfa. -Hay un culto a los rugbiers en redes sociales, reivindican a Thomsen, tal vez en clave irónica, tal vez no. -Esas muestras generan algo perturbador. Luego, pasado por el filtro de la prudencia y la razón, surgen preguntas interesantes. ¿Qué es lo que defiende esta persona? ¿Está festejando un asesinato? ¿Está realizando una queja por un proceso judicial que considera injusto? ¿Entiende esta persona que hay un inocente preso? ¿Invita al diálogo racional de ideas y de argumentos? Quizás solo buscando llamar la atención. Sin embargo, esos son casos aislados. Las muestras de compasión, respeto y empatía se multiplicaron por millones en redes y en los hogares del país. Siento que son esas muestras de amor las que nos definen como sociedad. Los padres de Báez Sosa en el juicio (Ezequiel Acuña) -¿Qué recuerda al oír el veredicto? ¿Qué sintió? -Pensé en Fernando y en cómo una vida puede ser arrebatada en forma tan injusta. Pensé en sus padres y en cómo se sigue adelante después de perder físicamente a un hijo. Nunca sabemos realmente si estamos abrazando a nuestros seres amados por última vez. Esa fragilidad nos iguala y es lo que hace a la vida tan valiosa. La vida de Fernando tocó muchos corazoneo. Creo que ese el mejor homenaje que alguien le puede hacer a su memoria. Es vivir una vida de amor y de empatía con el prójimo.
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