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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 17/01/2025 12:39
El crecimiento proyectado para 2025 y 2026 refleja un avance moderado, pero consistente, en la recuperación de la región (Foto: Shutterstock) El Banco Mundial estima que el crecimiento económico de América Latina y el Caribe alcanzará un 2,5% en 2025 y un 2,6% en 2026, marcando una ligera recuperación respecto al desempeño del 2,2% registrado en 2024. Según la proyección, este repunte estará vinculado a una recuperación económica de Argentina. Sin embargo, la región seguirá enfrentando desafíos derivados de riesgos globales y condiciones económicas internas. Según el informe de Perspectivas Económicas Mundiales, la región se beneficiará de los precios de los productos básicos, que continuarán respaldando las exportaciones, mientras que la mejora del consumo y la inversión en sectores estratégicos contribuirá a dinamizar las economías locales. A pesar de estos factores positivos, se advierte que el tenue crecimiento de China, un socio comercial clave, podría limitar el impacto de las exportaciones, especialmente en países dependientes de este mercado. Desempeño esperado por países El documento señala que Argentina impulsará la recuperación económica de la región, con un crecimiento proyectado del 4,8% anual, tras dos años de recesión. Este avance se debe principalmente a la recuperación de sectores clave como la agricultura y la minería, que impulsarán los ingresos del país. En tanto, en el Caribe, Guyana destacará con un crecimiento del 12,3% en 2025, gracias a la expansión de su sector petrolero. Excluyendo a este país, la región caribeña presentará un promedio de crecimiento anual del 3,8%, apoyado por el turismo y las remesas. Por su parte, Brasil experimentará un crecimiento más lento, con una proyección de 2,2% tanto para 2025 como para 2026, afectado por políticas monetarias restrictivas y una limitada capacidad de estímulo fiscal. México seguirá una tendencia similar, con un crecimiento del 1,5% en promedio, influido por la consolidación fiscal y las condiciones internas de alta inflación. Colombia, en cambio, se proyecta como una de las economías más dinámicas de la región, con un crecimiento esperado del 3% en 2025, impulsado por la recuperación del consumo privado y la inversión. Chile, con un aumento proyectado del 2,2%, se beneficiará de sus exportaciones de energía verde, mientras que Perú, con un crecimiento del 2,5%, dependerá de la inversión en minería, a pesar de la desaceleración esperada en el consumo interno. América Central alcanzará un promedio de crecimiento del 3,5% para 2025 y 2026, sostenido por el aumento en el consumo privado y los flujos constantes de remesas. Estas dinámicas regionales reflejan un panorama mixto en el que algunos países muestran mayor resiliencia frente a los desafíos globales. Factores que impulsan el crecimiento Las proyecciones del Banco Mundial indican que el crecimiento en América Latina y el Caribe estará respaldado por varios factores clave. La disminución de la inflación permitirá un mayor consumo privado, mientras que la normalización de las tasas de interés facilitará el acceso al crédito para empresas y consumidores. Además, los precios de los productos básicos, aunque vulnerables al contexto global, seguirán siendo un pilar fundamental para las economías exportadoras de la región. En países como Argentina y Colombia, la mejora en la confianza de los inversionistas y el fortalecimiento de sectores estratégicos, como la minería y las energías renovables, jugarán un papel crucial en la recuperación económica. Asimismo, en el Caribe, el sector turístico continuará su expansión, impulsado por la recuperación del turismo internacional, mientras que las remesas seguirán siendo una fuente clave de ingresos para los países centroamericanos. El documento señala que Argentina tendrá un rol importante en la recuperación económica de la región al registrar un crecimiento del 4,8% anual (Imagen: Shutterstock) Riesgos y desafíos A pesar de las proyecciones positivas, se indica que la región enfrenta riesgos considerables como la inestabilidad fiscal, la persistencia de la inflación básica y el endurecimiento de las políticas monetarias. Por otra parte, el cambio climático, en particular las sequías inducidas por La Niña, sigue representando una amenaza significativa para la agricultura y la infraestructura en las zonas vulnerables de la región. Otro factor de riesgo es la relación comercial con China, que ha mostrado un crecimiento económico más débil en los últimos años. Esto podría reducir la demanda de productos básicos de países como Chile y Perú, que dependen en gran medida de este mercado. Por último, las restricciones comerciales y migratorias incluidas en la actualización del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) podrían tener un impacto negativo en las exportaciones y los flujos de remesas hacia la región. En ese marco, el crecimiento proyectado para 2025 y 2026 refleja un avance moderado pero consistente en la recuperación de la región. Aunque persisten desafíos estructurales y globales, las economías más resilientes podrán capitalizar las oportunidades que puedan surgir en el contexto internacional.
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