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  • La historia del hidroavión que conectaba Rosario con Buenos Aires pero terminó en tragedia

    » La Capital

    Fecha: 16/01/2025 16:18

    El hidroavión "Brasil" conectó Rosario con Buenos Aires durante diez años. Su vuelo inaugural se realizó el 12 de enero de 1948 y su acuatizaje, al norte de la Estación Fluvial, fue recibido por cientos de rosarinos invadidos por la emoción y la expectativa. Sin embargo, un terrible accidente, que costó nueve vidas, le puso fin a su servicio. La hidroaviación ya tenía un importante recorrido en el país. Desde Buenos Aires había servicios semanales a Paraguay y Montevideo . La demanda por parte de la ciudadanía y la constitución de Rosario como centro comercial e industrial hizo que se habilitara la nueva línea que comenzó a funcionar en enero de 1948 y que conectó a la ciudad con la capital del país pero también con localidades como Corrientes y Asunción. A partir de ese momento, Buenos Aires quedó a tan sólo 75 minutos , en una aeronave que sobrevolaba el Paraná y las islas hasta llegar al Río de la Plata y aterrizar en las aguas del Puerto Nuevo. El servicio se realizaba dos veces al día y la línea estaba a cargo de la reciente Sociedad Mixta de Aviación del Litoral Fluvial Argentino, que había comenzado a funcionar un año antes. Esa mañana de verano, La Capital estuvo presente el día del vuelo inaugural. "Es un moderno "Sandringham" cuatrimotor con capacidad para 45 pasajeros. Sus características son: 35 metros de envergadura, 27 metros de largo, 10 metros de alto, 1.200 caballos de fuerza, con la posibilidad de transportar una carga útil de más de 10 toneladas y con un peso total de 30 toneladas. La velocidad de crucero, económica, supera los 265 kilómetros por hora y posee una autonomía de 3.880 kilómetros, equivalentes a 14 horas de vuelo", describía el cronista. 1948 hidroavion.jpg Archivo Diario La Capital El día de la inauguración A las 10 de la mañana de un caluroso 12 de enero de 1948, el hidroavión "Brasil" amarró en la dársena de cabotaje del puerto rosarino. Una gran cantidad de personas se había agolpado a la vera del río Paraná para verlo llegar. El espectáculo, sin embargo, se demoró unos minutos porque se había retrasado en Buenos Aires. Pero cuando llegó, el acuatizaje deslumbró a todos. Durante un buen rato, la máquina fue admirada por los curiosos pero también por las autoridades locales que tuvieron la oportunidad de conocer el hidroavión por dentro. Después, la aeronave volvió a despegar en dirección a Buenos Aires pero, esta vez, con funcionarios y periodistas rosarinos que volvieron a la ciudad por la noche. Uno de los cronistas escribió: "El paisaje no varía mucho. Extensos campos verdes, collares de islas. Momentos más tarde alguien nos señala que sobrevolamos San Nicolás. Minutos más y la expectativa crece por la cercanía de Rosario" 1948 hidroavion II.jpg Funcionarios locales recibiendo al hidroavión Brasil Archivo Diario La Capital El accidente El 31 de diciembre de 1957, el hidroavión, que en ese momento ya pertenecía a Aerolíneas Argentinas, partió de Buenos Aires para Asunción, con escala en Rosario, con varias horas de atraso. Sin embargo, cuando las aguas el Río de la Plata quedaron detrás y la máquina volaba sobre el Delta del Paraná, el piloto anunció que debían volver al puerto porteño por una falla en el aparato. Parecía que la tragedia ya estaba escrita porque, cuando arribó nuevamente a la capital, un buque carguero, "El Gaucho" de la empresa Louis Dreyfus y compañía, estaba ubicado en el hidropuerto, en el lugar exacto donde debía bajar el "Brasil". Esto hizo que la aeronave sobrevolara durante 30 minutos para darle tiempo a la embarcación a que libere el lugar. No pasó. El piloto, entonces, decidió realizar el acuatizaje fuera de la escollera, pero las condiciones no acompañaron: el río estaba picado y el viento soplaba con fuerza. El hidroavión golpeó salvajemente el agua varias veces, perdiendo el flotador del ala izquierda y uno de sus motores, lo que llevó a que el ala se hundiera y, en un último choque, el aparato cayó de nariz en el río. Lo que siguió después fue su rápido hundimiento y la desesperación de los pasajeros por no sumergirse con él. accidente-aa-archivo-e1672500490493-696x375.jpg El remolque del hidroavión en Puerto Nuevo, Buenos Aires. Se puede observar una de sus alas destrozadas. Los minutos siguientes al desastre estuvieron signados por el caos. Algunos pasajeros lograron romper las ventanillas del hidroavión para poder escapar. Una vez afuera, muchos se aferraron al ala y esperaron a ser rescatados por las embarcaciones de Aerolíneas que, al ver lo ocurrido, operaron con rapidez. Otros pudieron nadar durante largos minutos hasta que llegaron las lanchas de la empresa estatal y fueron salvados. Sin embargo, algunos no lograron salir antes del hundimiento y sus cuerpos fueron rescatados recién cuando se logró remolcar la aeronave. Las demás víctimas sufrieron la fuerza del río que los arrastró sin que pudiesen mantenerse a flote. La mayoría de quienes perdieron la vida allí se dirigían a Rosario. “El primer toque con el agua fue suave. El segundo fue más fuerte y el tercero fue un golpe feroz. Algunas chapas de la quilla del bote saltaron y un chorro de agua entró y me dio de lleno. Fue un golpe terrible”, contó en su momento a este medio la sobreviviente María del Carmen Pérez de Quiroz, quien perdió a su marido en el trágico accidente. LV-AAR-WA0005.jpg Fue su esposo quien rompió los vidrios de una ventanilla, ayudando a salir a dos jóvenes y después a su mujer. Una vez en el agua, María del Carmen perdió de vista a su marido que, si bien logró huir del avión, fue arrastrado por la fuerza del río. Los sobrevivientes coincidieron en que el comportamiento del personal de Aerolíneas Argentinas estuvo a la altura de las terribles circunstancias. Todos los trabajadores de la empresa colaboraron en la tarea de salvar a los pasajeros a costa de sus propias vidas. De hecho, según relataron, un joven comisario de 27 años, Leopoldo Borges, pasó los últimos minutos de su vida arrojando salvavidas a los náufragos, hasta que el río, impiadoso, se lo llevó. El accidente fue una oscura mancha en la historia de la hidroavación argentina, que se había inaugurado en la década de 1920 y prometía conectar a diversas ciudades del interior mediante el río Paraná. Poco tiempo después, en 1962, el servicio dejó de funcionar de manera definitiva.

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